En el debate actual
entendemos por eutanasia el acto realizado por un médico que pone fin a la vida de un paciente que lo ha solicitado expresamente debido al sufrimiento que padece. No hablaremos aquí ni de omisión o suspensión de tratamientos inútiles, ni de actos realizados sin el consentimiento del paciente, ni tampoco del llamado suicidio asistido. No resulta adecuado decir "muerte digna" al hablar de la eutanasia, pues da a entender que las demás muertes son indignas.
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¿Eutanasia pasiva o voluntaria? |
En nuestra sociedad
ya se practica habitualmente la eutanasia pasiva, ayudando o dejando morir a los pacientes con una sedación paliativa terminal (lo que recientemente ha sido regulado y reconocido como un derecho en las llamadas "Leyes de muerte digna" de Andalucía, Aragón y Navarra); pero es ilegal la eutanasia propiamente dicha, que siempre es voluntaria por parte del paciente, y activa por parte del médico.
Tanto la eutanasia pasiva como la voluntaria son dos procedimientos muy similares: en ambos casos lo realiza un médico, que introduce por vía venosa unos fármacos que inducen un sueño placentero; y como consecuencia, en 2 días (en la eutanasia pasiva) o en unos minutos (en la voluntaria) el paciente muere. La diferencia es de dosis y de velocidad de efecto. Pero mientras el primer tratamiento se considera un acto médico humanitario porque acorta el sufrimiento, el segundo, que lo acorta aún más, se equipara con el homicidio. ¿No denota eso una cierta incongruencia?
El artículo 143 de nuestro Código Penal condena hasta a 10 años de prisión a todo aquel que colabore de manera activa en la muerte de otra persona (la llamada ayuda al suicidio, en la que al final el que se quita la vida es el propio individuo que muere), y
también prohibe y criminaliza la eutanasia, esto es, el causar la muerte a quien lo pida por padecer una grave enfermedad terminal o que ocasiona graves padecimientos, aunque en ese caso mitiga la pena a un máximo de 6 años.
Distintas ideologías han forzado una situación que me atrevo a calificar de hipocresía social, que
exige que se mantenga con vida a aquel individuo que quiere morir porque su sufrimiento es intolerable, su agonía prolongada, su vida un sinsentido... Y los legisladores siguen considerando que "lo bueno" (¿bueno para quien?) es no hacer nada para que muera antes de que "le llegue su hora". Hay una idea tradicional que sigue influyendo en muchos: que la muerte rápida y sin dolor es algo malo, un grave pecado, y que los pecados deben ser delitos. Sin embargo nuestra sociedad progresa y vamos superando el paternalismo del Estado o de la Iglesia, que nos dicen lo que está bien y lo que debemos hacer. Se van imponiendo las ideas liberales de
John Stuart Mill: los individuos son libres de hacer aquello que deseen, siempre que no perjudiquen a otros; y el Estado
sólo puede actuar contra un individuo
si éste hace daño a otros.
La vida de cada persona no es propiedad de la sociedad ni de ningún poder humano o divino. Y en el ejercicio de su libertad
cada individuo puede tomar las decisiones que considere mejores en el ámbito de la soberanía y autonomía que tiene sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y mente, incluso en el caso de que esas decisiones le perjudiquen. La vida es un derecho, pero no puede ser considerada e impuesta como un deber. No parece razonable ni es justo obligar a nadie a tener que agonizar, víctima de alguna enfermedad grave, o a vivir en contra de su voluntad. Ninguna ley puede impedir que las personas que quieran se suiciden (de hecho en España se producen cada año alrededor de 4.000 suicidios, más que las muertes por accidentes de tráfico).
El problema aparece cuando alguien, de manera sensata y razonada, solicita ayuda para dejar de vivir porque no quiere o no puede hacerlo por si mismo.
¿Acaso no sacrificamos a nuestras mascotas cuando vemos que sufren y su situación no tiene remedio? Cuando una persona se encuentra en una situación en la que considera que lo mejor para ella es la muerte, si no puede conseguir ese objetivo por sus propios medios, pediría ayuda; y si no le dejaran hacerlo,
los responsables de esa negativa estarían prolongando y aumentando su sufrimiento: sería como torturarle, sería un trato inhumano. Por eso se puede decir que la Constitución Española defiende el derecho a la eutanasia, cuando establece en su
artículo15 que nadie en ningún caso podrá ser sometido a tortura ni a penas o tratos humanos o degradantes.
La eutanasia pasiva ya está más o menos regulada con la figura del testamento vital y con los protocolos médicos de sedación terminal. Hace falta sin duda una Ley de Cuidados Paliativos, pero eso es otro tema y no debe mezclarse con la regulación de la eutanasia.
La sociedad y nuestros gobernantes tienen una deuda pendiente con los pacientes que libremente deciden y piden morir, por motivos razonables, y con los médicos que quieren poder ayudar legalmente a esos pacientes.
Se ha publicado que en los Países en los que la eutanasia no está regulada se practica de manera
clandestina y sin control, y en algunos casos se realizan eutanasias
sin solicitud expresa del paciente.
Una ley de eutanasia ofrece la garantía para que eso no ocurra. Nadie quiere que se someta a eutanasia a quien no cumpla los requisitos legales que se especifiquen, o a quien no la quiera y elija prolongar su sufrimiento por los motivos que sean.
Esa futura ley de eutanasia debe contemplar también el
derecho a la objeción de conciencia del personal sanitario que no quiera intervenir en la eutanasia. Porque aunque en el debate no pueden imponerse
creencias religiosas, se deben respetar. En este sentido me gusta recordar que Tomás Moro, Santo y Doctor de la Iglesia Católica, defendía en su obra
Utopía, donde plasmaba su concepción de una sociedad cristiana perfecta, que los propios sacerdotes recomendaran y bendijeran la práctica de la eutanasia en casos de enfermos terminales y sufrientes.
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Sócrates tomando la cicuta. |
Diez años de eutanasia en Holanda y Bélgica.
Aunque el suicidio asistido se permite en Suiza desde 1941, y en el Estado de Oregón desde 1997,
Holanda fue el primer País en contar con una Ley de Eutanasia, vigente desde hace más de 10 años (1 de abril de 2002); desde entonces se llevan a cabo allí entre 2.500 y 3.000 procedimientos anuales de eutanasia, que suponen cerca del 2% de las muertes, sin que de año en año se haya producido un gran aumento de casos, como algunos temían. Bélgica también legalizó la eutanasia en 2002, unos meses después que Holanda, y
algunos expertos consideran la legislación belga el modelo más adecuado para seguir en España. (Para los interesados, recomiendo leer el reciente trabajo publicado por Simón y Barrio). Lo que está claro es que nuestros legisladores deben aprovechar toda esa experiencia.
Las leyes en esos Países establecen que la eutanasia sólo se puede aplicar cuando la propia persona, en pleno uso de sus facultades, ha indicado reiteradamente su deseo de no continuar vivo. Este deseo debe ser
comunicado de forma oral y escrita a un médico. La petición es estudiada por un equipo que hace un dictamen.
Se debe demostrar que existe una enfermedad grave e incurable, o que hay un sufrimiento físico o psíquico constante e insoportable sin perspectiva de recuperación. Todos los casos son registrados y controlados en una
Comisión de evaluación de la eutanasia. Una persona que sufre demencia no puede solicitar la eutanasia. Los hijos no tienen ningún poder de decisión sobre la terminación de la vida de sus padres. Los hospitales no están autorizados a terminar con la vida de un paciente de forma autónoma. Los extranjeros no pueden acogerse en esos países a la ley de eutanasia. La muerte por eutanasia se considera a todos los efectos muerte natural.
Una corriente de opinión
incluye la eutanasia entre los "cuidados paliativos integrales": cuando un paciente, a pesar de recibir el mejor tratamiento posible continua experimentando la vida como insoportable,
entonces la eutanasia es lo mejor que el equipo sanitario puede proporcionar al paciente y a sus seres queridos. Pese a algunas reticencias iniciales, cada vez en más Hospitales y Residencias asistidas regidas por la Iglesia Católica en Bélgica se aplican protocolos de eutanasia.
Los requisitos legales para acceder a la eutanasia en los casos de "no terminalidad" y de sufrimiento psíquico (en esos casos el control es mayor y debe transcurrir al menos un mes desde la petición) siguen siendo debatidos, al igual que los requisitos para aplicar la eutanasia a menores de edad (legalizada sólo en Holanda).
PD. Cuando publiqué este Post era miembro activo del partido político UPyD: por si a alguien le interesa, dejo integro el final del artículo, tal como lo escribí entonces.
UPyD y la eutanasia.
UPyD es un partido "a-ideologico" y transversal, en el que se respetan las opciones personales discrepantes en muchas materias. Lógicamente en este tema, como en otros, UPyD no tiene una visión unívoca ni defiende un pensamiento único. Aunque todavía no se ha producido un planteamiento oficial, muchos de los que formamos parte de UPyD estamos a favor de la eutanasia (
como lo está la mayoría de la sociedad española).
Carlos Martínez Gorriarán, profesor de la Universidad del País Vasco, y al que se considera el "número 2" de UPyD, se manifestaba ya hace años, en las páginas oficiales del Partido, a favor de una ley de eutanasia
(ver enlace). Y recientemente, siendo ya Diputado, decía: "Personalmente creo que la eutanasia es un derecho que debe regularse legalmente"
(Leer entrevista).
El pasado 27 de marzo
Irene Lozano defendía en el Congreso
el voto de UPyD a favor de la Proposición de Ley de La Izquierda Plural sobre disponibilidad de la propia vida, en la que se pedía la derogación del artículo de la ley que penaliza la eutanasia, y se pedía su inclusión entre los derechos sanitarios. Aunque no compartía ciertos aspectos de esa Proposición (personalmente pienso que el texto de esa proposición está poco trabajado, resulta confuso y enrevesado), la Diputada de UPyD se manifestaba a favor de abrir un debate parlamentario y nacional sobre la cuestión de la eutanasia, y de llevar a acabo una reforma legal que garantice que los ciudadanos puedan ejercer la decisión que han tomado libremente y con plenas facultades, sin presiones de su entorno, y que la puedan ejercer con la tranquilidad y seguridad que dan las leyes.
(Enlace al video de su intervención en el Congreso).
El filósofo
Fernando Savater, impulsor de UPyD, en su libro Etica y Ciudadanía,
expone interesantes ideas sobre la eutanasia: "Pienso que las personas tenemos derecho a suicidarnos cuando la vida no nos merece la pena, o lo creemos así. Como decía Séneca,
patem portas: la puerta está abierta. En la vida, si uno no quiere seguir en el mundo, tiene la puerta abierta...". "Sin embargo las decisiones en bioética no son fáciles, no se puede recurrir a una autoridad única, y es inconveniente tomar actitudes tajantes". "Una persona para la cual, por dolores, sufrimientos, etc., la vida ha dejado de merecerle la pena, o que tiene que estar reducido a una situación meramente vegetal, o que es nada más que una fuente de dolor y preocupación para los que le rodean y para sí mismo, y no tiene ningún panorama de mejora, creo que tiene derecho a pedir ayuda para dejar de vivir". "Pero aunque se despenalice la eutanasia, cada caso de eutanasia seguirá siendo un problema para una persona moralmente sensible". Y
también ha dicho Savater : "Las leyes no resuelven el problema moral, que es un asunto de cada ciudadano en particular". Suscribo todas esas ideas de Savater.
Termino con una referencia que también puede considerarse argumento de autoridad, del escritor peruano-español
Mario Vargas Llosa, Patrono de la Fundación Progreso y Democracia. En su artículo titulado "Una muerte tan dulce", escrito en 1.999, defendía y elogiaba al Dr. Kevorkian, calificado por sus detractores como "el ángel de la muerte" por su defensa y práctica de la eutanasia. El ahora Premio Nobel calificaba las prohibiciones legales para poder llevar a cabo la eutanasia como una "monstruosa injusticia" y una "crueldad estúpida". Como sin duda Vargas Llosa escribe mejor que yo, les invito a leer su artículo
pinchando aquí.