53%: es el porcentaje de gallegos con derecho a voto que no estamos representados por ninguno de los 75 Diputados autonómicos. Por eso no se le puede consentir a Feijóo que siga diciendo que habla en nombre de la mayoría de los gallegos, y mucho menos de todo el pueblo gallego. Es mentira. Somos 1.467.976, el 53% del censo, los gallegos que en octubre pasado no votamos a ninguno de los 4 Grupos que hay en nuestro Parlamento. Sólo 1.305.720 les votaron. El PP, que perdió más de 128.000 votos (más de los que perdió el BNG), sólo recibió la confianza del 23,8% de los gallegos (bajó casi 10 puntos porcentuales) (ver resultados definitivos). Y los tres partidos de la oposición parlamentaria sumaron el 23,2% del censo.
Ese 53% de gallegos con derecho a voto que hemos quedado fuera del Parlamento formamos un variopinto conjunto que ha optado por la abstención o por alguna de las 22 formaciones políticas que no alcanzaron representación (por cierto que la más votada de ellas fue UPyD); y algunos por el voto en blanco o nulo. Nosotros sí que somos mayoría, y que podemos decir que los 75 parlamentarios autonómicos “no nos representan”. Somos casi un millón y medio de gallegos que no queremos sufrir las consecuencias de las nefastas actuaciones de unos políticos a los que no hemos elegido. ¿Pero qué podemos hacer? Si Feijóo aplica el rodillo y no permite influir en el gobierno de la sociedad gallega a los Parlamentarios de la oposición…, cuánto más a nosotros, parias de una democracia secuestrada y despreciada por los grandes partidos y caciques, tanto a nivel nacional como local (y el ejemplo de Vigo es paradigmático).
53%. Es el dato que demuestra el fracaso de los políticos y de los partidos tradicionales. Los gallegos ya no confiamos en ellos. No podemos seguir votando a partidos que actúan con ilegalidad, encubren a los corruptos y sólo se preocupan de obtener beneficios y de mantener sus privilegios y sus escaños. La gente honesta no quiere a los políticos que no cumplen su palabra ni sus programas, que legislan injustamente, que imponen sus ideas y no respetan los derechos de los demás. Es urgente curar y regenerar nuestro sistema democrático. Hay que conseguir una transparencia absoluta, y una justicia independiente y eficaz, que castigue a todos los políticos que mientan, roben o causen perjuicio a la sociedad. Hay que reformar la Ley Electoral. Tenemos que elegir a nuestros representantes por listas abiertas. Tiene que funcionar un sistema de iniciativas legislativas ciudadanas que puedan llegar a convertirse en leyes, y tenemos que acostumbrarnos a hacer referendums para cada asunto conflictivo, para que esos políticos corruptos y enemigos de la democracia no sigan aprovechándose del sistema y gobernando en contra de la verdadera voluntad de los ciudadanos.
No es tan importante que la gente vote a otros partidos (porque la abstención sólo beneficia a los grandes partidos) como que todos los políticos de todos los partidos se convenzan de la urgente necesidad de llevar a cabo ese cambio, esa regeneración del sistema. Estoy seguro de que incluso dentro del PP y del PSOE, y de los otros partidos, hay políticos con ganas de acabar con la corrupción interna y con el sistema dictatorial y de partidocracia que han implantado. Y entonces, cuando esa regeneración se produzca, los ciudadanos huérfanos de representantes políticos en las Instituciones, el 53% en Galicia, empezaremos o volveremos a votar opciones (cada uno la que considere mejor) que realmente permitan una verdadera democracia: un gobierno del pueblo y para el pueblo. Personalmente, las ideas de Daniel Ordás y sus iniciativas “Democracia Directa” y “Reforma13”, que proponen el sistema que funciona en Suiza como ejemplo a seguir, me parecen muy interesantes: les invito a informarse sobre ellas.
Este artículo ha sido publicado en el periódico Atlántico Diario de Vigo.
Ese 53% de gallegos con derecho a voto que hemos quedado fuera del Parlamento formamos un variopinto conjunto que ha optado por la abstención o por alguna de las 22 formaciones políticas que no alcanzaron representación (por cierto que la más votada de ellas fue UPyD); y algunos por el voto en blanco o nulo. Nosotros sí que somos mayoría, y que podemos decir que los 75 parlamentarios autonómicos “no nos representan”. Somos casi un millón y medio de gallegos que no queremos sufrir las consecuencias de las nefastas actuaciones de unos políticos a los que no hemos elegido. ¿Pero qué podemos hacer? Si Feijóo aplica el rodillo y no permite influir en el gobierno de la sociedad gallega a los Parlamentarios de la oposición…, cuánto más a nosotros, parias de una democracia secuestrada y despreciada por los grandes partidos y caciques, tanto a nivel nacional como local (y el ejemplo de Vigo es paradigmático).
53%. Es el dato que demuestra el fracaso de los políticos y de los partidos tradicionales. Los gallegos ya no confiamos en ellos. No podemos seguir votando a partidos que actúan con ilegalidad, encubren a los corruptos y sólo se preocupan de obtener beneficios y de mantener sus privilegios y sus escaños. La gente honesta no quiere a los políticos que no cumplen su palabra ni sus programas, que legislan injustamente, que imponen sus ideas y no respetan los derechos de los demás. Es urgente curar y regenerar nuestro sistema democrático. Hay que conseguir una transparencia absoluta, y una justicia independiente y eficaz, que castigue a todos los políticos que mientan, roben o causen perjuicio a la sociedad. Hay que reformar la Ley Electoral. Tenemos que elegir a nuestros representantes por listas abiertas. Tiene que funcionar un sistema de iniciativas legislativas ciudadanas que puedan llegar a convertirse en leyes, y tenemos que acostumbrarnos a hacer referendums para cada asunto conflictivo, para que esos políticos corruptos y enemigos de la democracia no sigan aprovechándose del sistema y gobernando en contra de la verdadera voluntad de los ciudadanos.
No es tan importante que la gente vote a otros partidos (porque la abstención sólo beneficia a los grandes partidos) como que todos los políticos de todos los partidos se convenzan de la urgente necesidad de llevar a cabo ese cambio, esa regeneración del sistema. Estoy seguro de que incluso dentro del PP y del PSOE, y de los otros partidos, hay políticos con ganas de acabar con la corrupción interna y con el sistema dictatorial y de partidocracia que han implantado. Y entonces, cuando esa regeneración se produzca, los ciudadanos huérfanos de representantes políticos en las Instituciones, el 53% en Galicia, empezaremos o volveremos a votar opciones (cada uno la que considere mejor) que realmente permitan una verdadera democracia: un gobierno del pueblo y para el pueblo. Personalmente, las ideas de Daniel Ordás y sus iniciativas “Democracia Directa” y “Reforma13”, que proponen el sistema que funciona en Suiza como ejemplo a seguir, me parecen muy interesantes: les invito a informarse sobre ellas.
Este artículo ha sido publicado en el periódico Atlántico Diario de Vigo.
Enlaces a Democracia directa: