Estos días UPyD está presumiendo de democracia interna aireando que
celebra elecciones primarias para elegir al cabeza de lista en las elecciones europeas. Es una mejora, porque en las anteriores europeas Rosa Díez eligió a dedo a su candidato. Para valorar el nivel de democracia interna en UPyD es interesante saber que no han querido aprobar en su reciente Congreso que
sus candidatos al Senado también fueran elegidos en primarias: algunos han dicho que parece
que los dirigentes de ese partido quieren reservarse una cuota de puestos
elegibles para pagar favores. Tampoco quisieron corregir algunos abusos
cometidos por el Consejo de Dirección de UPyD a la hora de cambiar puestos en
las listas electorales (no al cabeza de lista, pero sí a los siguientes)
colocando en el segundo puesto a personas de su entorno, o ni siquiera conocidas por los afiliados,
como ocurrió en Getafe (ver) y en Álava (ver). Y más grave aún han sido los abusos
cometidos estos años por esos mismos Dirigentes, presionando y destituyendo a cargos y a Consejos Territoriales o Locales elegidos por los afiliados, y colocando en su lugar a Gestoras elegidas a dedo, que después se mantuvieron (interesada, ilegal y antidemocráticamente) mucho más tiempo del que permitían los Estatutos (ver). Cada vez somos más los
afiliados y ex afiliados que hemos denunciado esas prácticas con las que
funciona el cerrado grupo de profesionales de la política que conforma la
cúpula del partido. Estoy convencido de que cualquiera que conozca lo que pasó en Valencia y en Galicia y no sea un defensor de UPyD acrítico y sectario, también pensará que la democracia interna en las "primarias" de
UPyD sólo funciona cuando el candidato es del agrado de la dirección.
En Valencia, en 2010, la Gestora elegida a dedo por la
Dirección de UPyD organizó las elecciones internas para elegir al nuevo
Coordinador Territorial. El candidato Romain Muzatti pertenecía a esa
Gestora y era el preferido por Rosa Díez y por la Dirección. La Gestora eligió a los presidentes
de las nueve mesas electorales que se pusieron en toda la Comunidad Valenciana, y
la Dirección del partido decidió que se hiciera la votación por voto
electrónico. El registro de votos lo hizo Trimedia, empresa de confianza a la que la
Dirección de UPyD encarga, desde antes de fundarse el partido (Plataforma Pro), toda la gestión
informática. Al final de la jornada electoral UPyD notificó desde Madrid que
había ganado el candidato oficialista, Muzzati, por 150 votos contra 149 recibidos
por el otro candidato. Se presentaron impugnaciones, protestando por errores en
el censo que habían perjudicado al candidato no oficial, y sobre todo por el hecho
de que no se pudieran comprobar los resultados de los votos; pero esas impugnaciones fueron rechazadas por la propia Gestora, constituida en Comisión Electoral. Sin embargo, dos años después un afiliado que había sido presidente de una
mesa denunció (se supone que avergonzado de haber colaborado con un fraude) que
había introducido en la urna varios votos de afiliados que no fueron a votar.
Se investigó y se averiguó que eso había pasado también en otra mesa, y aunque al principio se habló de 34 votos fraudulentos, UPyD reconoció en un informe final, tras la investigación interna llevada a cabo, que al menos se habían contabilizado seis votos "irregulares". Pero sorpresivamente UPyD dijo que había pasado mucho tiempo y que el fraude había
prescrito, y que por lo tanto no iban a hacer nada al respecto. (Alucinante: ¿se
imaginan que se sabe a hora que Mariano Rajoy ganó las elecciones por un pucherazo
similar, y el PP dice que como ha prescrito no pasa nada?). Se produjeron algunas dimisiones, pero Muzzati ni se inmutó. Desde entonces los afiliados de UPyD
de Valencia rechazan año tras año, con más votos en contra que a favor, la
gestión de su Coordinador Territorial en la asamblea anual: pero el protegido de Rosa Díez se
aferra al sillón, para evitar que tomen el mando afiliados que no sean del
gusto de la Dirección. (Ver artículo con referencias: El Caso Valencia).
En Galicia, en 2012, también dirigía el partido una Gestora
puesta a dedo por el Consejo de Dirección: y cuando hubo que elegir al
candidato de UPyD para las autonómicas gallegas, la Gestora y varios miembros
del Consejo de Dirección organizaron unas elecciones primarias calificables de fraudulentas,
impidiendo a los afiliados de Vigo y de toda Pontevedra votar en su propia
provincia (en cuya lista se decidió interesadamente que fuera el candidato a la
Xunta), y obligando a quien quisiera votar a tener que ir a Santiago a una
Asamblea Electiva donde se disputó la elección entre el candidato oficialista preferido
por Rosa Díez, José Canedo, afiliado de Santiago, a quien desde la Dirección
del partido le pidieron que se presentara y le prometieron que tendría todo su
apoyo, y el otro candidato, un afiliado de Vigo. Docenas de afiliados
protestamos, demostrando que se estaban incumpliendo los Estatutos y Reglamentos
de UPyD; y pedimos que al menos se permitiera poner una urna en Vigo para
facilitar el voto a los afiliados del Sur de Galicia, pues se estaba dificultando significativamente su voto, con el claro propósito de favorecer la elección
de Canedo, que "jugaba en casa". Ganó Canedo, y las impugnaciones presentadas (al menos cinco) no fueron tenidas en
cuenta (fueron rechazadas por la propia Gestora y por miembros de Organización, responsables del fraude), y el escándalo ocasionó que muchos afiliados de la provincia de
Pontevedra se dieran de baja del partido. Tampoco se resolvieron las denuncias y recursos que presenté
ante la Comisión de Garantías de UPyD, hace ya más de un año. (Ver artículo con referencias: El Caso Galicia). (Como colofón, José Canedo se fue del partido meses después, al perder el apoyo de la dirección del partido a la que terminó criticando: ver).
Buscando en la historia de UPyD se pueden encontrar más casos
relacionados, como la dimisión en bloque del Consejo Local de UPyD en Córdoba por
las irregularidades cometidas en las elecciones primarias, o la difusión de listas de candidatos recomendados que la Dirección del partido hizo el pasado otoño en Madrid y en otros sitios en las primarias para elegir a delegados al Congreso de
UPyD, incumpliendo el principio de igualdad de oportunidades para todos los
candidatos. En fin: UPyD sigue su huida hacia delante tratando de encubrir que
se está convirtiendo en un partido igual de dictatorial que los demás. Todo lo
denunciado, que cada vez le costará más a Rosa Díez ocultar, ha supuesto una
gran decepción para miles de ciudadanos que creíamos que podríamos ayudar a
regenerar la democracia y ser activistas en política en un ambiente de
igualdad, de justicia, de transparencia, de meritocracia y de democracia
interna dentro del partido de Rosa Díez. Me afilié a UPyD hace cuatro años y medio, y ahora ésta es
mi visión. Si no me cree y no le gusta, es que usted es de UPyD y no lo sabe:
no sabe lo que de verdad pasa dentro de UPyD.