Hace unos días tuve la suerte de ver un documental impactante. Muchas chicas jóvenes de Camboya que se encuentran en una situación desesperada (sin posibilidades de estudiar ni de encontrar trabajo en su país, malviviendo, cada vez con menos medios, sintiéndose una carga para sus familias, sin esperanza...) acuden a empresas que les prometen trabajo bien remunerado en el extranjero (en concreto en Malaysia) y que se encargan de todos los trámites: les arreglan los papeles y les pagan el viaje. Pero una vez que llegan a la fábrica se encuentran con jornadas laborales de 12 horas diarias 7 días a la semana, y ganado mucho menos de lo prometido, porque la empresa que les llevó allí se queda con parte del salario (comisiones que figuran en la letra pequeña del contrato que han firmado), y además les retiene el pasaporte hasta que devuelvan los gastos de la inversión inicial (gestiones y viaje) que la empresa ha hecho por la trabajadora. Con los 100 dolares al mes que ganan les es imposible ahorrar ese dinero para quedar libres, y para colmo, al no tener el pasaporte original (sólo les dejan tener una copia) no pueden salir del país.
El documental, producido por la cadena CNN dentro de su "Proyecto para la Libertad", se centra en el caso de una chica cuya desesperada madre denunció la situación. Los periodistas que llevan a cabo la investigación visitan a la madre en su domicilio en Camboya, y van también a la empresa de colocación (donde les retienen encerrados un buen rato y después tratan de quitarles la cámara). Viajan después hasta Malaysia y consiguen entrevistar a la chica: ella tiene miedo a represalias y oculta su cara, pero cuenta su caso, similar al de otras muchas (se estima que han ido a Malaysia 30.000 chicas camboyanas sólo éste año), y algunas de ellas menores de edad (la empresa les falsifica los papeles). En la fábrica hacen elementos electrónicos para la multinacional JCY. El reportaje muestra a unos clientes en una tienda de Londres comprando esos productos, asombrados de los precios tan bajos, y que dicen desconocer y traerles sin cuidado las condiciones en las que trabajan las personas que los fabrican.
Dan Rivers, el periodista de CNN que dirige el reportaje, mostró los vídeos a los directivos ingleses de la empresa Western Digital, que compra sus elementos a JCY y los distribuye por Europa. Mostraron asombro y desagrado, y alegaron que pensaban que los empleados de JCY en Malaysia tenían unas condiciones laborales aceptables, prometiendo tomar medidas para exigir a las fabricas que hacen sus productos unas condiciones laborales mínimas. Parece que están empezando a hacer algo.
Millones de seres humanos trabajan en condiciones de explotación y esclavitud en el mundo, sobre todo en países de Asia (China, India, Indonesia, Malaysia, Taiwan...) El primer paso es darlo a conocer y difundirlo: ¡bien por la CNN y por su proyecto Freedom!
¿Y qué podemos hacer nosotros? Quizá comprar productos nacionales o al menos hechos en Europa. Y exigir que figure en los productos comprados el dato del país donde se ha fabricado. Se ha planteado cobrar una tasa europea de importación a los países en los que no se garanticen unas condiciones laborales mínimas, o a determinadas empresas que sigan esclavizando a sus trabajadores o usando a menores de edad (leer: 60 millones de niños indios trabajan). Y con lo recaudado en esas tasas se puede ayudar a los trabajadores de los países o comunidades afectadas (asistencia legal, campañas de publicidad, presión a los gobiernos para que eviten esa explotación, apoyo a ONGs, etc).
He trasmitido estas ideas al europarlamentario de UPyD Francisco Sosa Wagner para que siga luchando en Estrasburgo por unas medidas conjuntas de la Unión Europea que tiendan a acabar con esa lacra que en pleno siglo XXI aún atenaza a una gran parte de la población mundial.
Ver reportaje de la CNN pinchando aquí (en inglés).
En la página CNN-México (en español).
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