El 4 de mayo de 2009 el socialista Patxi López fue investido Lehendakari en Vitoria: recibió los 25 votos de su partido, los 13 del PP, y el apoyo del único parlamentario vasco de UPyD, Gorka Maneiro.
En el discurso inaugural de la sesión solicitó la "confianza" a los Parlamentarios vascos, explicando que se marcaba como prioridad en su legislatura acabar con la banda terrorista ETA. Para ello pidió el apoyo de todas las fuerzas políticas para "diseñar una estrategia compartida y conseguir su deslegitimación social". Prometió estar "día a día frente a ETA", y lograr la paz "sin precio político". Tras recordar que ETA había llegado a la "posición más débil de su historia" pero que todavía tenía capacidad de matar, se dirigió a todas las víctimas del terrorismo para decirles que les rendía "el homenaje de quien sabe que este país no se construirá nunca sobre el olvido, sino sobre la memoria de todos aquellos que fueron injustamente (sic) asesinados"(leer noticia).
Confieso que hoy me he conmovido y se me han saltado las lágrimas al ver en televisión las noticias de la Conferencia internacional sobre el fin del terrorismo organizada por Bildu y otros políticos que apoyan a ETA, celebrada en San Sebastián, planteada cínicamente como una búsqueda de acuerdos y de solución al conflicto entre dos contendientes, ambos puestos al mismo nivel: por un lado un país invasor y opresor, España, y por otro lado un grupo organizado de "gudaris", héroes-soldados nacionalistas que se han arrogado la representación del pueblo vasco y que resulta que han tenido que hacer todo lo que han hecho (terrorismo puro y duro) para luchar desde la clandestinidad por su liberación. Y la conferencia ha contado con la bendición de unos cuantos observadores internacionales (a sueldo o engañados), para dar sensación de normalidad, para que España no se oponga al anhelo de independencia del pueblo vasco por el que ETA está luchando, y respete además los derechos humanos de los presos políticos etarras que mantiene alejados de su verdadera patria...
¿Presos políticos? Terroristas y asesinos que tienen cumplir su pena. Entre otras cosas para que nunca más nadie pretenda luchar por causas políticas con violencia y derramando sangre. La justicia debe juzga los actos de las personas: años después del fin de la Alemania de Hítler se seguía persiguiendo a los criminales nazis por sus crímenes en los campos de concentración. Los de Eta deben pretender que si ellos ya no matan a más personas (ya nos ha llegado con casi mil asesinados) entonces hay que hacer borrón y cuenta nueva, y aquí no ha pasado nada, y además los de Bildu les ponen sus nombres a las calles de Donostia. Pues no: ni hablar.
He sentido tristeza, rabia e indignación. He sentido por unos momentos todo el sufrimiento de las víctimas, de las computadas como muertos y heridos, y de las anónimas, de ellos y de los suyos: de los huérfanos, viudas y viudos; del silencio y del miedo de mis compatriotas y familiares vascos, de los que huyeron de Euskadi para alejarse del clima de terror y de las amenazas...
Gorka Maneiro dio el voto al candidato Socialista. Éste ha demostrado que no merecía su confianza. Ahora se impone que el parlamentario vasco de UPyD le pida que se lo devuelva. Ningún votante de este partido, y pienso que nadie que quiera ser ético, comparte lo que los socialistas están haciendo, por acción u omisión.
He hecho llegar por Twitter este post a Gorka Maneiro, que me ha respondido dándome las gracias. Da gusto comprobar que UPyD no es sólo Rosa Díez, sino que tenemos ya muchos ciudadanos que se han apuntado a la política en UPyD y lo hacen muy bien, mejor que los políticos profesionales. Eskerrik asko, Gorka.
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