La actual Constitución acaba de cumplir 34 años. Los responsables del Bloque Nacionalista Gallego no fueron a su cumpleaños. Los nacionalistas catalanes y vascos también la desprecian porque se opone a sus intereses secesionistas. Muchos defendemos sus principios básicos y la seguimos considerando la Ley suprema que garantiza nuestra convivencia democrática. Pero llevamos años esperando que los políticos se decidan a actualizarla. Cuanto más tarden en reformar la Constitución, para menos servirá: se irá quedando en papel mojado, y la situación empeorará.
La solución del problema económico pasa por la solución del problema político, y muchas modificaciones que hay que hacer en este país para salir de la crisis son estructurales: la redistribución de competencias entre el Gobierno central y las autonomías, la desfasada e injusta ley electoral (que permite que los partidos nacionalistas estén representados de forma abusiva en al Congreso de los Diputados), la modificación o supresión del Senado, la desaparición de las provincias y Diputaciones provinciales como entidades locales, el reforzamiento de la independencia del poder judicial (garantizar que los políticos no puedan elegir a los miembros del Consejo General del Poder Judicial, como ahora ocurre), la no discriminación de la mujer en la sucesión monárquica, la garantía de los derechos lingüísticos de todos, la la¡cidad del Estado, el fin de los privilegios forales de vascos y navarros...
El descontrol del Estado de las Autonomías han creado una España asimétrica, con crecientes diferencias entre españoles según el sitio donde vivan; con 17 legislaciones diferentes que rompen la unidad del mercado y lo complican todo; con cientos de organismos superfluos y cargos políticos inútiles, lo que favorece la corrupción... Hay que poner fin a todo eso: a la burocratización, a la injusticia, a los privilegios e impunidad de políticos y partidos políticos.
UPyD nació hace 5 años con vocación de llevar a cabo la renovación de las instituciones democráticas, de mejorar la ley electoral y de reformar la Constitución. Del mismo modo que otros partidos han hecho suyas muchas propuestas originales de UPyD, sería estupendo que los partidos tradicionales asumieran que esas reformas son necesarias. En caso contrario, tendremos que esperar a que UPyD llegue a ser determinante en las instituciones democráticas.
Me gustaría pensar que cambiando la constitución se arreglarían los problemas que padecemos. Pero lo cierto es que con nuestra actual Carta Magna podríamos solucionar muchos de los dilemas que nos atenazan. Lo que falta es la voluntad de hacer cumplir lo que todos los españoles votamos hace 34 años. Lo que falta es aunar esfuerzos para salir del marasmo presente. Falta gallardía en nuestra clase política y por desgracia para nuestra constitución, le sobran enemigos. Si me permiten acabo con dos refranes, uno pesimista: “A perro flaco, todo son pulgas” y otro “optimista”: “No hay mal que cien años dure”.
ResponderEliminarEsquece vostede que esta constitución nin menciona a lista de linguas que se falan en España, senón que só menciona o castelán.
ResponderEliminarNon, non o esquece senón que o considera un valor.... upyd só emprega o galego para falar coas vacas ou para pedir o voto aos pailáns... e non cre que teña que ser un ben cultural protexido.
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