¿Por qué soy afiliado de UPyD y critico tanto al partido y a Rosa Díez?

Eso que dice Rosa es mentira, al menos en lo que a mi respecta.

Cuando Rosa Díez ofreció a los ciudadanos la posibilidad de unirse a UPyD se estaba comprometiendo a cumplir unas normas de funcionamiento interno. Yo era virgen (políticamente hablando) cuando me afilié a UPyD en verano de 2009. No me apunté a un club de fans de Rosa Díez y de sus amigos, en el que nadie podría discutir las decisiones de los que mandaban. Había un Manifiesto, unos Estatutos y un programa. Me comprometí. Y durante años contribuí con entusiasmo y dedicación a promover el proyecto de UPyD, hablando con ilusión de ese partido a miles de personas. Le he dedicado, como otros muchos afiliados, mucho tiempo, esfuerzo y dinero; he aportado mis cuotas mensuales (20 € durante más de cuatro años: alrededor de 1.000 €), y no he cobrado del partido ni un solo euro. He ganado las dos elecciones internas a las que me he presentado: a coordinador local de UPyD en Vigo, y a candidato a la alcaldía. He compartido estrado con Rosa Díez en varios mitines. He dado la cara por ella en muchas ocasiones, y he sido la cara más visible de UPyD en Vigo, la ciudad más grande de Galicia...

Cualquiera puede revisar mi Blog y comprobar que, en sus cerca de 300 entradas, conviven críticas al PP, al PSOE y a otros partidos, con muchos artículos que difunden y elogian las actuaciones de los políticos de UPyD, defienden sus ideas y piden el voto para UPyD. Estoy muy orgulloso de haber escrito muchos artículos en la prensa en la misma línea, y todos esos Posts: no he modificado ninguno de ellos, y sigo diciendo que UPyD es para mi el mejor partido con representación parlamentaria... (quizá ahora debería decir el menos malo).

Pero el que revise mi Blog también podrá comprobar que desde hace unos meses aparecen muchos artículos con críticas contra UPyD. Ya he explicado que sólo he hecho públicas mis críticas a UPyD después de más de un año presentando denuncias ante los llamados "órganos de control interno" de UPyD (la Comisión de Garantías y la Oficina de Buenas Prácticas, regulados en los Estatutos), recibiendo como respuesta el silencio, la irresponsabilidad, el desprecio o la burla, cuando en dos ocasiones me respondía (rechazando la admisión de mi denuncia) Juan Luis Fabo, número 3 de UPyD, y que era el mismo afiliado al que yo había denunciado. Lo que hicieron reiteradamente desde la dirección de UPyD me demostró que en UPyD se encubría a dirigentes que cometían abusos e incumplían los Estatutos. La gota que desbordó el vaso fue la sanción que me impusieron (sin motivo razonable, por venganza, y llevada a cabo de manera ilegal, como he explicado) para impedirme asistir al II Congreso de UPyD el pasado otoño, tras anunciar al presentar mi candidatura a delegado que quería ir allí a exponer mis críticas y a tratar de que se empezaran a arreglar los problemas internos detectados. Pienso que esa cacicada fue un error de estrategia de Elvira García y de Juan Luis Fabo (de la que se han debido arrepentir) pues debieron pensar que yo iba a tragar, dejando que me pisotearan de esa forma. A raíz de ese descarado abuso, y de que la Comisión de Garantías no cumplió su obligación de responder a mi recurso en el plazo fijado en los Estatutos, mis críticas empezaron a salir a la luz pública.

Algunos me dicen que me vaya de UPyD y que deje de criticar. Me dicen también que Rosa tiene el apoyo de la mayoría de los afiliados de UPyD. Y me dicen que criticar no sirve para nada. Es como si los del PP le dijeran a Rosa Díez que se fuera de España y que dejara de criticar a Rajoy, que no le va a servir para nada porque consiguió la mayoría.

Por cierto, a Rosa sólo le votó en el último Congreso el 20 % de los afiliados en activo (1.210 de 6.013), y sólo el 5% de todos los que alguna vez han estado afiliados en UPyD (23.000). No hay alternativa a Rosa Díez porque ella no quiere que la haya: hace 4 años se presentó otra candidatura y acabaron todos expedientados y fuera de UPyD.

Tengo muy claro que callarme y no criticar las cosas que veo que UPyD hace mal sería contribuir con mi silencio a un fraude.

He sido testigo directo de las mentiras y cacicadas de Juan Luis Fabo y de Elvira García (miembros del Consejo de Dirección, de Organización y de la Comisión Electoral, porque en UPyD el poder está concentrado en un grupo cerrado), de sus abusos, de la prepotencia de Carlos Martínez Gorriarán (número dos de UPyD, que me dijo que si no me gustaba cómo hacían ellos las cosas, que me fuera de UPyD), del desprecio de Rosa Díez (en su último acto público en Vigo ni se dignó saludarme ni hablar conmigo, siendo yo el Coordinador Local de UPyD en Vigo, porque yo ya había denunciado a sus amigos del Consejo de Dirección; y me ha llamado mentiroso desde su muro de FB). Y en general de su traición a los afiliados. Al caer el velo de mis ojos (en UPyD se percibe un cierto ambiente de euforia y fanatismo sectario) he descubierto que en UPyD la corrupción interna está a la orden del día, y que UPyD se aprovecha de que la gente que se siente engañada se va del partido sin decir nada (la mayoría de ellos), para no perjudicar a sus amigos afiliados que siguen dentro (por lealtad con ellos, no con la dirección), y porque no ven otra alternativa en el espectro político español... aunque eso último está cambiando (para desgracia de Rosa Díez y de UPyD, que mantenían la exclusividad de la oferta de regeneración democrática en toda España menos en Cataluña).

Y en cualquier caso yo no estoy dispuesto a callarme: he aprendido de Rosa Díez que hay que luchar contra toda injusticia hasta el final, y que los ciudadanos tenemos que conseguir que los políticos que cometen abusos deben responder y pagar por ellos. 

Soy un testigo cualificado y bien informado de la prepotencia con la que se dirige UPyD, de los fraudes cometidos en procesos electorales internos, de los incumplimientos de Estatutos, de las mentiras del dirigente y factotum Juan Luis Fabo, de cómo en UPyD el poder de la Dirección anula o acaba con aquél que discrepa o no obedece...  

Por eso me siento responsable de dar a conocer todo el lado oscuro de UPyD. Por cierto: UPyD no es capaz de rebatir mis denuncias públicas, que no sólo hago yo sino cada vez más afiliados y ex afiliados.

Y claro que mi críticas sirven de algo. Si todos los afiliados de UPyD que comprobamos cómo funciona el partido nos calláramos o nos fuéramos, Rosa Díez y los suyos seguirían haciéndolo cada vez peor, abusarían más, mentirían más, encubrirían más y más corrupción... Si Rosa Díez tiene conciencia y hombría de bien no me puede mirar a la cara, ni ella ni Fabo, ni Elvira, ni Gorriarán..., sin sentir la vergüenza por lo que han hecho, por el fraude que están cometiendo. ¿Serán capaces de rectificar? Ojalá.

Cualquier afiliado que sepa la verdad y crea en el proyecto de UPyD, debería estar agradecido a los que criticamos la corrupción interna. Porque lo hacemos por el bien del partido y de la sociedad (la suma de los ciudadanos), tratando que UPyD se regenere o al menos que no se corrompa más, defendiendo el verdadero UPyD, sus ideas de democracia, de las violaciones e incumplimientos de algunos que se esconden dentro del Consejo de Dirección, y que han secuestrado al partido: que ya no son de UPyD y no lo saben (o lo saben y quieren seguir engañando a todos).
UPyD en cuanto organismo social vivo debe deshacerse de los corruptos, auto-regenerarse; o tendrá que pagar un gran precio si no lo hace.

Entiendo a los que quieren que me calle y creen que todo lo que digo es mentira, porque hace años yo tampoco aceptaba que en UPyD pudiera ocurrir todo lo que he comprobado que ocurre, que parafraseando a Rosa Díez huele muy mal (es posible que tenga que ir a votar UPyD con una pinza en las narices); comprobarán que todo es verdad con el tiempo, o ahora mismo si son capaces de informarse con objetividad.

Los actos de corrupción, las mentiras y las injusticias, lo son independientemente de quién los cometa y de quién los denuncie. Nadie honesto (y menos afiliado de UPyD, que defienden los mismos valores que yo) me puede pedir que no denuncie la corrupción en los partidos políticos. (Y entiendo que alguno me ataque, porque está en nuestra genética lo de matar al mensajero...). Pues resulta que UPyD es también un partido político, y no es inmaculado ni está aforado. Y sus dirigentes están tratando de evitar que su corrupción salga a la luz. Pues cuando UPyD se declare contrario a la transparencia y se transforme en una plataforma electoral a la mayor gloria de Rosa Díez y de su núcleo duro, sin democracia interna, entonces yo me iré de UPyD.