Este sábado el partido de Rosa Díez se ha autoadministrado una inyección letal. ¿Cómo hemos llegado a este extremo?
Tras una brillante irrupción en el panorama político que les llevó a ser, en las Generales de 2011, el 4º partido nacional en número de votantes, UPyD comenzó su declive en las últimas elecciones europeas, se acercó al ocaso en las andaluzas, y llegó a la agonía en las pasadas municipales.
Se pueden buscar muchas explicaciones a ese sorprendente proceso de caída y decadencia. Yo propongo la consideración de un dato muy significativo: la cifra record de 20.000 ex afiliados que ha conseguido tener UPyD en ocho años de vida. Otra cifra asombrosa: más de cien de los 127 miembros fundadores de UPyD se habían ido del partido a los 5 años, como reacción al absolutismo y a la prepotencia de Rosa y de su grupo de poder. El que investigue los motivos por los qué tantas personas que entraron convencidas e ilusionadas en ese nuevo partido se acabaron yendo (y algunos que tratamos de arreglarlo desde dentro fuimos expulsados), entenderá lo que quiero decir. El autoritarismo y la falta de democracia interna que se atrevió a denunciar hace un año el eurodiputado Sosa Wagner (quien fue duramente represaliado) sólo lo sufríamos los que estábamos dentro y no nos sometíamos al despotismo con que dirigía UPyD la cúpula de amigos de Rosa Díez. La traición a los principios del Manifiesto Fundacional fue en aumento. Se puede asegurar que el genuino UPyD ya no existía: había sido secuestrado y adulterado por un grupo de amigotes, y ya sólo quedaba "el partido de Rosa Díez".
A pesar de su absoluta resistencia a hacer autocrítica y de su cinismo al negarse a aceptar que ella era la máxima responsable de la debacle, Rosa Díez tuvo que acabar (tras las municipales de mayo de esta año) dimitiendo como líder del partido. Mejor dicho, de lo que queda del partido: sólo 4.028 afiliados. En un tardío intento por salvar los muebles, y ante las crecientes presiones de muchos que ya no aguantaron más (algunos se fueron), Rosa accedió a convocar un Congreso Extraordinario, que se ha celebrado este sábado.
Pero Rosa se empeñó en seguir mandando en su partido y presentó y apoyó, para seguir dirigiéndolo, una candidatura formada por sus amigos incondicionales, comandada por su delfín. Esa candidatura oficialista de Andrés Herzog obtuvo 802 votos. La alternativa presentada por Irene Lozano y Toni Cantó (que era la única opción real que le quedaba a UPyD para cambiar su rumbo y no hundirse) obtuvo 745 votos. Dicen que Herzog ganó por 57 votos. Pero ese resultado se puede interpretar de otra manera: además de la de Irene Lozano había otras dos candidaturas, que obtuvieron 225 votos una y 61 la otra. En total las tres listas críticas contra Rosa Díez y contra su delfín tuvieron el apoyo de 1.031 afiliados, 229 más que la lista de Herzog. En UPyD siempre se ha defendido la elección de alcaldes y presidentes a doble vuelta: Rosa ha comprobado que la mayoría de los afiliados que han votado están en su contra. Si se hiciera una segunda vuelta Irene Lozano ganaría. Andrés Herzog debería reconocerlo y dimitir.
Siempre he dicho que los mejores afiliados que tuvo UPyD ya se habían ido del partido, hartos de Rosa Díez y de su politburó. Hay excepciones, pero muchos de los que quedan siguen a Rosa Díez con los ojos cerrados en una actitud absolutamente sectaria y acrítica. Incluso cuando modificó los Estatutos para prolongar su mandato de dos a tres legislaturas, en contra del espíritu del Manifiesto, aplaudieron a su líder: y eso sólo es un ejemplo.
Rosa Díez ha traspasado a Andrés Herzog el título de capitán de un barco que hace agua y se dirige a los arrecifes, con la consigna de seguir el mismo rumbo. Muchos afiliados que esperaron hasta este Congreso para intentar rectificar el desastroso rumbo del partido ya han tirado la toalla. Lo razonable es que se vayan todos. Las bajas ya han empezado (el primero Toni Cantó). Es posible que dentro de unos días nos enteremos de que en UPyD sólo quedan 802 afiliados.
Lo que ha pasado en el partido de Rosa Díez (antes UPyD) será cantado por los juglares y estudiado en las facultades de ciencias políticas. Me hace pensar en los faraones egipcios que eran enterrados en una pirámide rodeados por todo su séquito y guarnición... y me viene a la cabeza la imagen de una pirámide magenta.
Los que más pena tenemos somos los que creemos en las ideas de UPyD. Ya se ve que tendremos que buscar otros sitios para defenderlas.
El resultado es que 3 de las 4 candidaturas estaban en contra de una coalición electoral de UPyD con Ciudadanos y entre las tres suman más del 50% de los votos. La candidatura de Irene Lozano, la única favorable a una coalición electoral con Ciudadanos, perdería si se hiciese una segunda vuelta.
ResponderEliminarPosiblemente Irene Lozano hubiese ganado si no hubiese duramente represaliado a Francisco Sosa Wagner diciéndole que nadie lo iba a igualar en mezquindad o atacado a Ciudadanos con más fiereza que Rosa Díez.