El Manifiesto, tal como se editó en 1981. |
Aquel Manifiesto fue un aviso, una advertencia, una llamada de
la sociedad civil a los gobernantes españoles para que corrigieran la peligrosa
deriva que entonces comenzaba… Pero nadie hizo nada; e incluso algunos empeoraron los
problemas.
Y ahora que un grupo de políticos catalanes recoge los frutos del
antiespañolismo que desde hace 35 años han estado sembrando y cultivando sin
ninguna resistencia, y pretenden independizar a Cataluña de España, los líderes del PP y del PSOE se asustan y gritan: “No
podemos quedarnos callados”; cuando todos en sus partidos llevan muchos años actuado
cobardemente, mirando para otro lado, dejando abandonados a los catalanes y a
Cataluña en manos de los nacionalistas.
Jordi Puyol era Presidente de la Generalitat desde abril de
1980. Se puede decir que los catalanistas estaban empezando entonces a fraguar su
plan secesionista. A finales de ese año, tres jóvenes profesores barceloneses se
reunieron en una pizzería de Las Ramblas para poner en común ideas sobre la
situación del español y de la cultura en Cataluña, y redactar sobre ellas un
manifiesto de denuncia. Se trataba de Santiago Trancón (socialista y experto en
filología), José Luis Reinoso (sindicalista, anarquista y profesor de arte y
literatura) y Carlos Sahagún (comunista y poeta, premio nacional de poesía,
recientemente fallecido). A ellos se unieron el entonces profesor de instituto de
Santa Coloma de Gramanet Federico Jiménez Losantos (que había escrito dos años
antes “Lo que queda de España”), y el catedrático de sociología Amando de
Miguel, quien aceptó ser el primer firmante.
Texto del Manifiesto por la igualdad de los derechos lingüísticos en Cataluña. (Acceso al texto en word) |
El documento (fechado el 25 de enero de 1981) se publicó en Madrid (hubiera sido imposible su
publicación en Cataluña) en el periódico Diario 16, el día 12 de marzo, avalado por
2.300 firmas (por eso es conocido como “El Manifiesto de los 2.300”). En él se
expresaba preocupación por la situación cultural y lingüística en Cataluña, y se
pedían apoyo para restaurar un ambiente de libertad, tolerancia y respeto entre
todos los ciudadanos; advertían que “de no corregirse la actual tendencia”,
podría “originar un proceso en el que la democracia y la paz social se vean
amenazadas”. Su lectura es de una
actualidad pasmosa, y todos los problemas que denunciaron entonces no sólo no
se resolvieron, sino que no hicieron más que crecer y empeorar hasta llegar a
la situación actual.
La prensa catalana se lanzó agresiva contra el Manifiesto y sus firmantes. |
Ver artículo. |
Intervención de Federico J. Losantos sobre el Manifiesto de los 2.300 (Ver) |
Apareció entonces en escena un grupo terrorista de corte nacionalista
catalán, Terra Lliure: la noche del 19 de mayo de 1981 dos individuos de Terra Lliure secuestraron a Federico Jiménez Losantos a la salida de clase del Instituto donde trabajaba, junto con una compañera de trabajo: los ataron a unos árboles de un bosque y dispararon en la pierna
al ahora periodista, abandonándoles después con la intención de que se desangrara y su acompañante le viera morir... Se salvó por los pelos (gracias a que la otra profesora consiguió desatarse y pedir ayuda), teniendo que permanecer ingresado en un
hospital varias semanas para curar las heridas.
Al día siguiente, los 20 primeros firmantes del Documento de los 2.300 recibieron una amenazadora carta, firmada por Terra Lliure, exigiéndoles que abandonaran los “Paisos Catalans”, advirtiéndoles de que pasarían de las palabras a los hechos, o mejor dicho: "a las armas", como ya habían dejado muy claro la noche anterior. (Reproduzco la misiva del grupo terrorista al final de este artículo).
Al día siguiente, los 20 primeros firmantes del Documento de los 2.300 recibieron una amenazadora carta, firmada por Terra Lliure, exigiéndoles que abandonaran los “Paisos Catalans”, advirtiéndoles de que pasarían de las palabras a los hechos, o mejor dicho: "a las armas", como ya habían dejado muy claro la noche anterior. (Reproduzco la misiva del grupo terrorista al final de este artículo).
La policía aconsejó a los firmantes amenazados que se fueran, y poco
después F. J. Losantos y buena parte de los 2.300 habían abandonado
Cataluña para siempre. Como dice uno de los afectados: “Esta quizá sea la consecuencia más triste y duradera de aquellos meses de cólera que sucedieron al manifiesto: el manifiesto de los 2.300 se convirtió en el éxodo de los 2.300”.
El redactor del borrador del Manifiesto Santiago Trancón explicaba años después que, además de por
miedo, se habían ido por frustración e impotencia, al ver que no podían hacer
nada contra la imposición nacional-lingüística. Leer su relato (“Por qué me fui de Cataluña”) me ha resultado emotivo e impresionante.
En otra intervención, Trancón apelaba a la "heroicidad" que significa resistir hoy la "imposición monolongüística". Cómo le entiendo, porque en Galicia sufrimos el mismo problema que en Cataluña.
Aunque los nacionalistas impositores del monolingüismo se empeñen en negarlo
una y mil veces, y se cabreen mucho cuando alguien lo dice. Lo que está claro
es que ellos no sufren la imposición del gallego, y que no quieren darse cuenta
del daño que hacen a miles de castellano hablantes, y de la falta de libertad (y
hasta de miedo a expresar lo que de verdad muchos gallegos -especialmente
padres- sienten en relación con la imposición del idioma gallego) con la que
nos obligan a vivir.
Aquel Manifiesto no estaba hecho por anticatalanes ni era anticatalanista. Sólo buscaba defender el bilingüismo en serio. Defendían el derecho de todos, y especialmente de los hijos de los emigrantes llegados a Cataluña desde cualquier otro lugar de España, a recibir la educación en su lengua propia, oficial en toda España, y a acceder al patrimonio cultural español. Se oponía a que los nacionalistas convitieran el idioma catalán en la única lengua oficial de Cataluña. Pujol y los suyos practicaban un doble lenguaje: aparentaban respeto a la Constitución en Madrid, mientras en Cataluña iban apartando al idioma de Cervantes de todo lo oficial...
Nota final: Estos días he tenido el privilegio de tratar a uno de los intelectuales
promotores de ese manifiesto, José Luis Reinoso, quien vive retirado en un pueblo
cercano a Vigo. Me ha facilitado el texto original del documento (del Manifiesto) y también la carta que recibió de Terra Lliure, que publico a continuación:
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