Hoy es viernes santo.
Más de dos mil millones de cristianos (con más o menos fe, o
simplemente cultura cristiana) conmemoramos estos días la muerte de Jesús
en la cruz. Sin embargo más de mil seiscientos millones de seguidores del Islám
(distribuidos por todos los Estados del mundo, salvo el Vaticano) están
convencidos de que Jesús no murió crucificado en Jerusalén.
El Islam es una religión basada en las revelaciones que el
único Dios, llamado Alá (Al-láh en árabe), hizo a Mahoma (Muhammad)
a comienzos del siglo VII.
Se fundamenta en el Corán, libro sagrado escrito y dictado
a sus seguidores por el Profeta, quien recogió fielmente lo que Alá le
transmitió, que le fue revelado (según el mismo Corán recoge) a través del arcángel
Gabriel. El Corán acepta que antes de Mahoma también fueron profetas Adán, Noé,
Abraham, Moisés, Salomón y Jesús. Y también considera que la Torá de los judíos
y los Evangelios son libros sagrados, inspirados por Dios.
Para todos los musulmanes todo lo escrito en el Corán es
verdad indiscutible.
Y Alá reveló a Mahoma que Jesús no murió crucificado: el Profeta escribió (Sura 4,157-8), refiriéndose a Jesús: “no lo mataron, ni
le crucificaron, sino así se hizo que pareciera ante ellos”; y “ciertamente no
le mataron, no, sino que Alá le levantó a Sí mismo”.
Los musulmanes argumentan
que Alá jamás habría deshonrado a Su profeta Jesús (a quien llaman Isa) permitiéndole
sufrir una muerte así. Los musulmanes creen que Jesucristo fue llevado al cielomilagrosamente y que alguien (quizás Judas Iscariote) tomó Su lugar en la cruz
clandestinamente.
Si el Dios de Moisés, de Jesús y de Mahoma es el mismo, ¿por
qué se contradice?
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