Hace poco tuve la oportunidad de hablar con un experto en asuntos judiciales, y le pregunté si es legal que un abogado que presenta una denuncia contra un ciudadano pueda mentir en sus declaraciones, en sus preguntas en sala, en los escritos que dirige al juez..., para tratar de conseguir que ese ciudadano sea condenado.
Me contestó que en principio sí podía mentir, pero que no veía posible o fácil que lo hiciera, porque las pruebas suelen ser muy claras, y si se va contra ellas se queda en evidencia. Le conté mi caso y todas las mentiras y calumnias que el abogado Alfonso Iglesias había dicho contra mí, y quedó asombrado. Me dijo que todo eso debía saberse.
Voy a empezar centrándome en un ejemplo que lo deja muy claro.
Mi abogado defensor Manuel Carpintero planteó en el recurso de apelación que, según los hechos probados, la aparición de la isquemia (falta de llegada de sangre al pie) y la consiguiente amputación de la pierna se podían y se debían achacar a las actuaciones del Dr. Lores, el cirujano vascular que fue quien realmente realizó la amputación (echándome a mí la culpa de ese lamentable resultado).
Pues bien: el abogado Alfonso Iglesias respondió a esa proposición (en la pagina 17 del escrito de oposición que dirigió a la Audiencia Provincial de Pontevedra en junio) faltando a la verdad, pretendiendo engañar a los jueces, al afirmar que la juez de lo penal, en su sentencia, “procedió a efectuar un análisis.. de la actuación médico-quirúrgica llevada a cabo por el Servicio de Cirugía Vascular de Povisa y concluye que la misma ha sido -simple y llanamente- IMPECABLE”. (Se refiere a las actuaciones del Dr. Lores en el Hospital donde trabajaba, y donde se realizó la amputación dos días después de que la paciente fuera trasladada desde mi Hospital).
Ese calificativo que emplea el Sr. Iglesias y pone en boca de la juez, “IMPECABLE” (y además lo pone en mayúsculas), es algo que se inventa, pues no aparece ni en mayúsculas ni en minúsculas, ni aplicado a la actuación del Dr. Lores ni en ningún sitio de la sentencia. Probablemente el Sr. Iglesias confía en que los jueces de la Audiencia Provincial le crean, y no revisen la sentencia, y asuman como cierto que la juez llegó a esa conclusión y empleó la palabra "impecable" para valorar todo lo que hizo el Dr. Lores. Pero eso no es verdad.
Ese calificativo que emplea el Sr. Iglesias y pone en boca de la juez, “IMPECABLE” (y además lo pone en mayúsculas), es algo que se inventa, pues no aparece ni en mayúsculas ni en minúsculas, ni aplicado a la actuación del Dr. Lores ni en ningún sitio de la sentencia. Probablemente el Sr. Iglesias confía en que los jueces de la Audiencia Provincial le crean, y no revisen la sentencia, y asuman como cierto que la juez llegó a esa conclusión y empleó la palabra "impecable" para valorar todo lo que hizo el Dr. Lores. Pero eso no es verdad.
Juego de palabras en inglés: abogado y mentiroso suenan muy parecido. |
La juez en su sentencia no profundiza en si la actuación del Dr. Lores fue correcta o no: no entra a juzgarle porque no estaba imputado. Y dice, como de pasada, que algunos peritos consideran que ese cirujano vascular actuó correctamente. Pero otros peritos, expertos especialistas en Traumatología y en Cirugía Vascular afirmaron y demostraron lo contrario. Y desgranando los informes y las declaraciones de los médicos peritos que participaron en el juicio, se puede comprobar que todos ellos (incluso los de la acusación y las Forenses, carentes de práctica en medicina asistencial) encuentran contradicciones e incongruencias en las actuaciones y afirmaciones de ese cirujano vascular, y dan a entender que algunas cosas que dice son falsas.
El abogado Sr. Iglesias parece muy interesado en distorsionar la verdad en este tema, tratando de convencer a los jueces de la Audiencia de que el Dr. Lores no cometió ningún error. Y por eso en ese mismo párrafo citado de su escrito, afirma que en la sentencia se efectuó "un análisis minucioso, exhaustivo, concienzudo y pormenorizado" de las actuaciones del Dr. Lores. Pero leyendo la sentencia es evidente que eso no fue así: que se dejaron muchos cabos sin atar. Por ejemplo, no se analizó que el Dr. Lores cometiera la imprudencia de no leer los informes antes de operar (algo considerado mala praxis por el Tribunal Supremo); ni que realizara la operación de bypass antes de poner el fijador externo (lo contrario a lo que indican los protocolos de su especialidad, algo destacado por peritos de ambas partes); ni las mentiras y manipulaciones interesadas y descaradas que realizó en sus informes (falseando datos médicos objetivos para encubrir su error, como el informe del radiólogo de su propio hospital que transcribió modificado a su informe, lo que cualquiera puede comprobar); ni que se empeñe en asegurar que no había ninguna circulación colateral (cuando todos los peritos -menos algunos de la acusación, que o mienten o están equivocados- y las pruebas objetivas -dos angioTACs con imágenes e informes que no dejan lugar a dudas- demuestran que sí la había, y que era muy abundante); ni cómo es posible que si la extremidad estaba en necrosis pudiera usar la vena safena de esa pierna para hacer su operación de bypass (algo que demuestra y reafirma que no había isquemia irreversible, y que el Dr. Lores miente). El Sr. Iglesias se empeña en mantener que el Dr. Lores realizó la sutura del bypass distal a una zona de la arteria poplítea que estaba sana, algo que todas las pruebas demuestran que es falso: esa arteria estaba trombosada desde la mitad hasta su final. Todo eso se explicó en el proceso, aunque algunas cuestiones no fueron comprendidas por los no-médicos, (incluida la juez del caso que decidió condenarme a pesar de manifestar que seguía teniendo dudas), debido a su complejidad, y ha sido pormenorizado por mi defensa en el recurso.
Y si no se pudo hacer un análisis correcto de las actuaciones del Dr. Lores fue debido -entre otras cosas- a que en el proceso judicial no se permitió que fueran citados a declarar los facultativos del Hospital donde trabajaba (tal como mi defensa solicitó), que de haber ido al juicio habrían dejado todavía más en evidencia los graves errores y las mentiras de ese cirujano vascular. Efectivamente, el abogado de la acusación, el Sr. Iglesias, recurrió la petición de mi abogado y logró que no fueran aceptados esos testigos, que no fueran citados a declarar (lo que vulnera mi derecho a la defensa, que incluye poder presentar pruebas pertinentes), en beneficio de su evidente propósito de ocultar la verdad para lograr que me condenaran a mí en vez de al Dr. Lores.
Estoy seguro de que el Sr. Iglesias sabe que yo soy inocente: que la amputación de la pierna no se produjo por nada que yo hiciera o dejara de hacer; y sabe quién es el verdadero culpable: aunque está claro que no le interesa reconocerlo. Quizá al principio del caso creyó de buena fe lo que decía el Dr. Lores, pero a estas alturas el Sr. Iglesias ya sabe que es una sarta de mentiras: si toda su versión fuera verdad, ese cirujano vascular no incurriría en tantas contradicciones y no tendría que haber mentido en sus informes; y al Sr. Iglesias no le habría importado que vinieran a declarar los médicos de Povisa.
Estoy seguro de que el Sr. Iglesias sabe que yo soy inocente: que la amputación de la pierna no se produjo por nada que yo hiciera o dejara de hacer; y sabe quién es el verdadero culpable: aunque está claro que no le interesa reconocerlo. Quizá al principio del caso creyó de buena fe lo que decía el Dr. Lores, pero a estas alturas el Sr. Iglesias ya sabe que es una sarta de mentiras: si toda su versión fuera verdad, ese cirujano vascular no incurriría en tantas contradicciones y no tendría que haber mentido en sus informes; y al Sr. Iglesias no le habría importado que vinieran a declarar los médicos de Povisa.
Las pruebas (entendidas correctamente) están todas de mi parte, y cualquiera que lo estudie con objetividad lo puede entender así. Como también entenderá mi apreciación de que el Sr. Iglesias lleva tiempo actuando de facto como abogado defensor del Dr. Lores: por eso afirmó, en el escrito citado, que considera la actuación de ese cirujano vascular, además de impecable, “digna de todo encomio y ajena, por supuesto, a la producción del resultado” (cuando dice "resultado" se refiere a la amputación). No solo plantea como perfectas todas sus actuaciones médicas, sino que -como se ha visto con el empleo de la palabra "impecable"- miente. Y lo hace para encubrir al Dr. Lores: pues si consigue que jueces y fiscales sigan pasando por alto los errores y las mentiras del Dr. Lores, y no se investigue su actuación, podrán seguir creyendo que fue en mi Hospital donde se produjo algún error que causó isquemia e hizo inevitable la amputación. Se ha demostrado que es falso que en mi Hospital se produjo isquemia, y ningún perito ha podido defenderlo con datos científicos: entre otras cosas, los datos clínicos, las imágenes de los angioTACs, las fotografías tomadas en Povisa y los análisis de sangre en todo momento normales lo prueban científicamente. El médico que diga que hubo isquemia antes del traslado falta a la verdad o es un ignorante. Pero si el Sr. Iglesias los sigue engañando será posible que ratifiquen la injusta sentencia condenatoria que he sufrido, basada en las mentiras de ese cirujano vascular repetidas y amplificadas por "su abogado defensor". Ambos, cirujano vascular y abogado, han constituido una simbiosis basada en la falsedad, en la que el Dr. Lores, que mintió desde el primer día echándome la culpa de la amputación, también sale altamente beneficiado: porque si con la ayuda del abogado Sr. Iglesias consigue que se dé por buena su gran mentira, su calumnia, nunca tendrá que asumir sus responsabilidades.Y así el abogado coruñés Alfonso Iglesias también conseguirá sus objetivos.
Hasta aquí el ejemplo de su mentira "impecable", y comentarios que aclaran la cuestión. Pero son muchas las mentiras que ese abogado ha proferido durante este proceso. Ha mentido el Sr. Iglesias al afirmar reiteradamente, de palabra y por escrito, que en este caso se produjo una luxación de rodilla (falso); que la paciente durante el ingreso en mi Hospital tenía la pierna fría y pálida (falso); que tenía severos dolores que no respondían a analgésicos pautados (falso); que yo sólo le daba más y mas calmantes (falso); que la pierna tenía trastornos neurológicos ocasionados por isquemia y cada vez más llamativos (ambas afirmaciones son falsas); que la situación clínica y los pulsos se iban deteriorando paulatina y progresivamente (falso); que varias enfermeras no palparon el pulso (falso, solo fue una, y empleó una técnica no fiable); que la lesión de la arteria poplítea produjo una isquemia severa irreversible (falso); que el retraso de 15 horas entre el diagnóstico de la lesión y el traslado fue una decisión mía que perjudicó a la paciente (dos falsedades: el retraso se debió a la indicación de otro cirujano vascular, y no perjudicó a la paciente). Y el abogado Sr. Alfonso Iglesias también me difamó y calumnió públicamente, en sendas ruedas de prensa que organizó (en su campaña de linchamiento mediático contra mí), afirmando que la operación quirúrgica que yo realicé a la paciente 24 horas tras el ingreso fue "innecesaria y superflua" (falso), y acusándome de no atender las llamadas telefónicas que me hicieron desde mi Hospital (falso). Mentiras y más mentiras, y las pruebas lo demuestran.
He compartido datos y opiniones con vosotros, amigos y lectores. Termino con una idea: cuando una persona causa daño a otra, debe responder por ello. ¿Pensáis que debo hacer algo contra ese abogado? Gracias por vuestra atención y apoyo.
Hasta aquí el ejemplo de su mentira "impecable", y comentarios que aclaran la cuestión. Pero son muchas las mentiras que ese abogado ha proferido durante este proceso. Ha mentido el Sr. Iglesias al afirmar reiteradamente, de palabra y por escrito, que en este caso se produjo una luxación de rodilla (falso); que la paciente durante el ingreso en mi Hospital tenía la pierna fría y pálida (falso); que tenía severos dolores que no respondían a analgésicos pautados (falso); que yo sólo le daba más y mas calmantes (falso); que la pierna tenía trastornos neurológicos ocasionados por isquemia y cada vez más llamativos (ambas afirmaciones son falsas); que la situación clínica y los pulsos se iban deteriorando paulatina y progresivamente (falso); que varias enfermeras no palparon el pulso (falso, solo fue una, y empleó una técnica no fiable); que la lesión de la arteria poplítea produjo una isquemia severa irreversible (falso); que el retraso de 15 horas entre el diagnóstico de la lesión y el traslado fue una decisión mía que perjudicó a la paciente (dos falsedades: el retraso se debió a la indicación de otro cirujano vascular, y no perjudicó a la paciente). Y el abogado Sr. Alfonso Iglesias también me difamó y calumnió públicamente, en sendas ruedas de prensa que organizó (en su campaña de linchamiento mediático contra mí), afirmando que la operación quirúrgica que yo realicé a la paciente 24 horas tras el ingreso fue "innecesaria y superflua" (falso), y acusándome de no atender las llamadas telefónicas que me hicieron desde mi Hospital (falso). Mentiras y más mentiras, y las pruebas lo demuestran.
He compartido datos y opiniones con vosotros, amigos y lectores. Termino con una idea: cuando una persona causa daño a otra, debe responder por ello. ¿Pensáis que debo hacer algo contra ese abogado? Gracias por vuestra atención y apoyo.