Quiero explicar aquí los motivos por los que no pude presentar ese
recurso y recordar lo que ocurrió en ese caso: para que si alguien que lee esto
está poco y mal informado y piensa que yo fui culpable, disponga de los datos
reales -todos ellos comprobables- que aclaran quién fue realmente el
responsable de esa amputación.
Y lo que ocurrió fue que sufrí una vil calumnia de un médico miserable
que me echó la culpa de su error, sufrí también la malicia de varios abogados y
peritos mentirosos, y fui víctima de numerosos errores cometidos por personas
que trabajan en el Sistema Judicial Español (jueces, fiscales y forenses): un
sistema del que yo nunca habría podido pensar que pudiera resultar tan falible
e injusto.
Compartir todo esto puede ayudar a aprender una gran lección
(escarmentando en cabeza ajena): la vida puede ser muy injusta. Lo que me ha
pasado a mi -o algo parecido- le puede pasar a cualquier otra persona. Por eso
cuando ahora leo u oigo que alguien ha sido condenado por un juez, lo primero
que pienso es que no es seguro que esa condena sea justa, que el condenado y
convicto puede ser inocente, y que el Juez puede haberse equivocado (o tener
intereses ocultos) ... Porque los jueces, igual que los médicos, se pueden
equivocar. Pero en este caso yo -ejerciendo como médico- no me equivoqué, no
cometí ningún error ni ningún delito, no fui el culpable de la amputación de
esa pierna: y sin embargo he sufrido un proceso y una condena que me ha hecho
mucho daño y ha estado a punto de destrozarme la vida.
En febrero de 2015 una joven de 15 años sufrió un grave traumatismo en su
rodilla derecha (con fracturas a varios niveles, lesiones complejas de
ligamentos, elongación local del nervio ciático poplíteo...) haciendo
saltos mortales en un Gimnasio de Vigo, al caer fuera de la colchoneta
mientras entrenaba. Por cierto: quedó demostrado que la paciente menor de
edad estaba saltando sin la obligada presencia de ningún entrenador ni monitor
(lo que hubiera evitado el accidente): pero ni Jueces ni Fiscales quisieron
juzgar esa imprudencia. El gimnasio pertenecía a la red deportiva del
Ayuntamiento de Vigo.
Fue trasladada en ambulancia, e ingresó por Urgencias en el Hospital
donde trabajo. Y durante tres días y medio varios médicos y enfermeras
atendimos a esa paciente. El cuarto día fue trasladada a otro Hospital de la
Ciudad donde dos días más tarde, el sexto desde el accidente, le amputaron la
pierna.
Yo fui el Traumatólogo responsable del primer ingreso. A las 24 horas del
accidente operé a la paciente en el quirófano (bajo anestesia raquídea
realizada por un Anestesista) para descomprimir el gran hematoma que tenía
alrededor de la rodilla. Se le hicieron también dos Resonancia Magnéticas,
estuvo con diversos tratamientos médicos, se le realizó una transfusión de
sangre, y se mantuvieron controles constantes y periódicos de su evolución, que
fue buena.
El tercer día por la mañana, tras hacerle la cura de la operación previa,
apareció un nuevo dato clínico: una bajada moderada del registro de
pulsioximetría. El pulsioxímetro es un conocido aparato que se pone en los
dedos de la mano (en este caso del pie) y detecta la llegada de sangre, el pulso
o latido y el oxígeno que llega al dedo.
El primer AngioTAC. La flecha señala la zona de trombosis. Se ve una abundante circulación colateral, y que la sangre llega hasta el pie. |
Tras las cirugías realizadas la paciente pasó al Postoperatorio y a la
UCI. El bypass realizado no funcionó (porque se hizo mal, como después se
verá), y debido a esas dos operaciones la situación circulatoria empeoró.
La pierna evolucionó mal, y apareció isquemia (falta completa de llegada de
sangre al pie). Y dos días después el mismo cirujano vascular que había hecho
el bypass realizó la amputación de la pierna.
El caso es que ese cirujano vascular habló con los padres de la paciente
y les dijo que yo tenía la culpa de la amputación, afirmando que desde el
momento del accidente la pierna había dejado de recibir sangre, y que cuando la
paciente había llegado trasladada a su hospital su pierna ya llevaba 80 horas
en isquemia (sin sangre): y les dijo a los padres que le extrañaba que ni yo ni
nadie de mi Hospital nos hubiéramos dado cuenta de que no le llegaba sangre al
pie... Todo eso era falso, y las pruebas lo demuestran. Pero les convenció
para que le creyeran, y les dijo que él ya no había podido hacer nada por
salvar la pierna. Lógicamente la familia me denunció. Ese cirujano vascular
falsificó después datos de sus informes, mintió en sus declaraciones... y
asombrósamente los Jueces le creyeron. Cuando lleguen a leer el final de este
texto entenderán por qué los Jueces creyeron sus mentiras.
El Proceso Judicial fue precedido por un juicio paralelo en la
Prensa y Medios de Comunicación, para los que el abogado de la paciente
organizó varias ruedas de prensa en las que me calumnió, dando datos falsos y
denigrándome. Los Medios repitieron hasta la saciedad su falsa versión de los
hechos, junto con la foto de la joven paciente con la pierna amputada (a la que
presentaban como campeona de España de Gimnasia, lo que era mentira): y el
impacto mediático convenció a la opinión pública y a todo el mundo (incluidos
los Jueces que tenían que juzgarme) de que yo era el culpable: y ya nadie
dudaba de mi horrible crimen...
La sentencia me condenó como culpable de la amputación, amputación que
realmente causó e hizo ése miserable cirujano vascular, que se jubiló un mes
después de hacer la amputación... Por cierto, ese cirujano vascular ya había
sido enjuiciado varias veces por mala praxis, mientras que yo en más de 30 años
de ejercicio profesional nunca había sido denunciado: y han pasado más de cinco
años desde aquellos sucesos, años en los que he seguido trabajando todos los
días como Traumatólogo, contando con el aprecio y la valoración de mis
pacientes, y no he sido denunciado por nadie más...
La Sentencia del Juzgado de lo Penal partía de aceptar la versión de ese
cirujano vascular, que afirmaba que cuando se realizó el traslado a su Hospital
la pierna estaba en situación de isquemia irreversible (más de seis u ocho
horas sin sangre): y se hiciese lo que se hiciere acabaría siendo amputada.
Y la Juez de Penal 3 de Vigo fundamentó su condena en base a tres
decisiones médicas que yo había tomado, que ella consideraba equivocadas y
causantes de la isquemia: primero, por no pedir antes la prueba diagnóstica del
AngioTAC; segundo por permitir un retraso de siete horas desde que pedí esa
prueba hasta que se hizo; y tercero por no haber realizado el traslado al otro
Hospital nada más conocer el resultado de la prueba.
Creo que va a ser muy fácil que usted, estimado lector, entienda que la
Juez se equivocó completamente.
Si no pedí antes el AngioTAC fue porque hasta el momento en que lo pedí
no tuve ninguna sospecha de que pudiera haber ningún problema circulatorio que
hiciera necesaria esa prueba. La paciente tenía un grave traumatismo de la rodilla,
con la habitual alteración de la circulación causada por las fracturas que
tenía en la rodilla (tibia y peroné), que se asociaban a lesiones ligamentosas
graves y a un gran edema: pero no detecté ningún signo isquemia. Por
supuesto que yo estaba pendiente de su circulación, y queda constancia en la
historia de ello (incluso prescribí un medicamento -pentoxifilina- que la
favorece): y durante los dos primeros días los registros
de pulsioximetrías fueron constantes y normales (96-98%), y cuando el tercer
día bajaron a 86 y 92% fue cuando pedí el AngioTAC.
Si la pierna hubiera tenido isquemia (fata de circulación de sangre)
desde el primer día, como el cirujano vascular del segundo hospital (y la Juez
que le cree) afirma que tuvo, se le habría puesto la pierna morada (cianosis),
estaría fría, y habría tenido un dolor insoportable en la pierna y el pie.
Pero en todo momento durante el ingreso en nuestro Hospital
(y no sólo antes de hacer el AngioTAC, sino también después) la
pierna y el pie de la paciente tuvo buen color (y hay fotos que lo demuestran)
y buena temperatura, y todo el personal facultativo (médicos y
enfermeras), y todos los registros clínicos sin excepción así lo confirman.
Además, el dolor de la pierna de la paciente (pierna que estaba vendada y
colocada en una férula de yeso) fue disminuyendo cada día, y los registros
de administración de calmantes lo corroboran (pues cada día se le pusieron
menos analgésicos).
El cirujano vascular que realizó la amputación dijo que la pierna estaba morada
cuando llegó a su hospital. La madre de la paciente dijo en el juicio que los
primeros días la pierna estaba morada. Otros testigos de su parte no quisieron
mentir y dijeron que no se acordaban. Pero si alguien tiene dudas puede salir
de ellas viendo varias fotos tomadas durante el proceso (incluso una que se
hizo seis horas después de haberse realizado el traslado) que demuestran que el
color de la pierna era normal, no tenía cianosis ni amoratamiento. Es muy
significativo que ningún médico ni enfermera de los que atendimos a la
paciente, tampoco del segundo Hospital, escribió o declaró en el juicio que
hubiera cianosis: solo lo afirmó -mintiendo- el cirujano vascular que realizó
la amputación. Pero la juez quiso creer -contra todos los testimonios y
pruebas- que era verdad lo que decía ese miserable cirujano vascular y
la madre de la paciente (que probablemente mentía arengada por su abogado,
y con la perspectiva de poder ganar una indemnización millonaria).
Probablemente todos los lectores sepan que seis u ocho horas después de
presentarse una isquemia en una pierna (o en cualquier extremidad), si no se
hace un bypass que recupere la circulación, hay que realizar una amputación
urgente, para evitar complicaciones (incluso riesgo de muerte). Nada de eso
pasó, ni antes ni después de realizar el AngioTAC (que se hizo 17 horas antes
del traslado de un Hospital a otro), y todos los testimonios de los médicos y
enfermeras que atendimos a la paciente coinciden en que no había signos de
isquemia.
NOTA: Aquí había una Foto tomada en el quirófano del segundo hospital, el lunes a las 19:30h, cuarto día tras el accidente. Acababa de terminar la operación del bypass e iba a comenzar la colocación del Fijador Externo. Habían pasado 6 horas desde el traslado y no había cianosis: el color del tobillo y del dedo del pie es normal. Y si el traumatólogo realizó a continuación su operación fue evidentemente porque la pierna no estaba en isquemia, pues hubiera sido algo contrario a la lógica y a la buena praxis operar una pierna muerta, en estado de necrosis. Se ha retirado la FOTOGRAFÍA a petición de la paciente. El abogado de la paciente y demandante negó en el juicio que esa foto fuera de su representada, y engañó a los Jueces que no tuvieron esa foto en cuenta. La foto muestra que tanto el Dr Lores como los testigos presentados por la familia mintieron en el juicio al decir que desde el primer o el segundo día de ingreso en El Castro la pierna estaba MORADA Y AZUL: si eso fuera verdad, estaría mucho peor el cuarto día, casi negra: y esa la foto es un testimonio que demuestra que cuando se hizo el traslado (tres días y medio tras el accidente) no había isquemia, por lo que la amputación no fue por culpa de retrasar el traslado, y la isquemia empezó en Povisa, bien por causas naturales (evolución fisiopatológica del proceso traumático) o por el presunto error que cometió el Dr Lores, que después quiso ocultar mintiendo y calumniándome.
Respecto al segundo punto, yo pedí el AngioTAC el domingo a las 13 horas,
y aunque lo pedí urgente sabía que por motivos técnicos no se iba a hacer hasta
el domingo a las 20 horas. La Juez afirma que sabiendo que se iba a producir
ese retraso si se hacía la prueba en mi Hospital, tenía que haber ordenado el
traslado de la paciente a otro Centro donde se la hicieran antes. Yo no lo
consideré necesario, porque tenía la seguridad de que no había isquemia. Y se
puede demostrar que el retraso en realizar el AngioTAC no ocasionó ningún
empeoramiento ni ningún problema clínico a la paciente: y en ese periodo no
apareció ningún nuevo síntoma ni signo que hiciera pensar en alguna
complicación.
El tercer motivo por el que me condenan consiste en afirmar que la
isquemia y la amputación se produjo por mi culpa debido a que permití o decidí
que el traslado de la paciente no se hiciera justo tras conocer el resultado
del AngioTAC, sino que se realizó 17 horas después, el lunes a las 13 horas.
En los hechos probados del juicio quedó demostrado que nada más conocer
el resultado del AngioTAC (del que me informó el Radiólogo que lo hizo), y
antes de las 21 h de ese domingo, yo contacté por teléfono con un Cirujano
Vascular de mi confianza, que era el que solía venir a operar a mi Hospital, y
le trasmití la información sobre el caso y el resultado del AngioTAC: y ese
Cirujano Vascular (lo pongo con mayúsculas) me indicó que al no haber isquemia
(lo que quedaba demostrado no solo por los datos clínicos sino también por el AngioTAC,
que evidenciaba la llegada de sangre al pie por dos de las tres arterias
principales que hay en la pierna, que estaban permeables, con flujo y
circulación), y al estar la situación estacionaria después de tres días desde
el accidente, no hacía falta operar de urgencia ni trasladar a esa paciente a
su Hospital esa noche, y me indicó que hiciera el traslado el día siguiente
(lunes) por la mañana, comentándome que probablemente la operaría el martes.
Así se lo informamos a la paciente y a su familia. Ese Cirujano Vascular que el
domingo por la tarde se hizo cargo de la paciente es uno de los mejores de
Galicia, y consideré su criterio completamente acertado: pues, aunque había una
trombosis de la arteria poplítea de la rodilla, eso no significaba que hubiera
isquemia, porque se mantenía abundante circulación colateral y distal (la que
llegaba al pie), como demostraba el mismo AngioTAC. Y la pierna no corría
riesgo de isquemia ni de amputación. Así lo defendió en el Juicio ese Cirujano
Vascular, y todas las pruebas objetivas lo confirman.
Resulta incomprensible que los Jueces me hayan condenado por no hacer el
traslado esa tarde-noche del domingo, por retrasar el traslado hasta el lunes:
porque esa decisión no la tomé yo sino el Cirujano Vascular con el que hablé.
Los Jueces dan a entender al condenarme que lo que yo tenía que haber hecho
para actuar correctamente y librarme de su condena tendría que haber sido no
hacer caso al criterio de ese Cirujano Vascular, y tendría que haber
metido a la paciente en una ambulancia y trasladarla "a traición" a
su hospital para que llegara a las once de la noche... Resulta a todas luces
absurdo.
Sin embargo, al día siguiente, lunes, cuando íbamos a realizar el
traslado al hospital de nuestro Cirujano Vascular (con el que yo había hablado
la tarde anterior), una llamada de la Compañía de Seguros del gimnasio nos
obligó a trasladar a la paciente a un Hospital distinto del que yo había
acordado el domingo por la tarde (Hospital donde además esos días reinaba el caos por diversos conflictos laborales, algo que pudo influir en el desenlace final). Yo no pude oponerme a ese traslado porque el Seguro tenía
autoridad para decidir. Para desgracia de la paciente, en el Hospital donde fue
trasladada le atendió el miserable cirujano vascular que le amputó la pierna y
me echó a mí la culpa.
Cuando el lunes por la mañana la paciente se trasladó de un
Hospital a otro seguía sin tener apenas dolor, y su pierna continuaba con
temperatura y color normales. Todos los enfermeros y enfermeras que la
atendieron lo confirman, al igual que todos los informes y datos clínicos, incluidas imágenes de AngioTACs y fotografías.
Ver explicación abajo. |
Pero el cirujano vascular del Hospital al que llegó la paciente no leyó
con atención los informes que le mandamos, ni tampoco vio los resultados de las
pruebas: y que hizo eso se puede asegurar porque él mismo lo reconoció en el
juicio, presumiendo de que no le hacía falta consultar esos documentos porque
él era cirujano vascular y no necesitaba información de ningún traumatólogo ni
de ningún radiólogo... Pero por no valorar correctamente esas pruebas cometió
un gran error en su diagnóstico, y pensó que en el momento del accidente se
había producido una sección o rotura aguda de la arteria, y la pierna había
quedado en isquemia... Como consecuencia de ese error diagnóstico, cuando
realizó la operación que hizo a la paciente esa tarde, la hizo mal. El creía
que la arteria tenía una sección, un corte localizado, y que por tanto antes y
después de ese corte la arteria estaba sana. Sin embargo la lesión era una
trombosis secundaria al estiramiento de la arteria, y no era una lesión local
sino que afectaba a la parte más distal o baja de la arteria poplítea (la que
pasa por detrás de la rodilla), y en una extensión de más o menos a la
mitad del trayecto de la arteria (y eso no solo se comprobaba en las imágenes
de los AngioTACs, sino que también se comprobó en el estudio que hicieron los
patólogos forenses de la pierna amputada). La operación de bypass tendría que
haber puenteado con un segmento de vena toda la zona lesionada, pero el
cirujano vascular solo puenteó el comienzo de la lesión (pensando que era solo
un corte) y realizó el bypass abocando o suturando el final de la vena a una
zona de la arteria que estaba trombosada. Ese error quedó en evidencia durante
el juicio, y fue definitivo para el pronóstico de la pierna, que fue amputada
dos días más tarde. Probablemente tras acabar la operación y darse cuenta
de su error fue cuando ese cirujano vascular se inventó que la pierna
había llegado a su Hospital en "isquemia irreversible de 80 horas",
como falsa coartada para eludir su responsabilidad.
Es curioso que la propia sentencia del Juzgado de lo Penal afirma
tajantemente que no se puede aceptar que sea verdad que la isquemia hubiera
empezado en el momento del accidente; y sin embargo la Juez no se para a
analizar ni a sacar consecuencias de por qué el cirujano vascular se inventó
esa mentira: una mentira que le salvaba a él de su responsabilidad, pues todo
su propósito era demostrar que cuando se realizó el traslado la pierna estaba
en situación de isquemia irreversible y no había nada que hacer. Es evidente
que eso es absurdo y mentira, pues en ese caso la pierna no estaría morada sino
negra y gangrenada, y no hubiera tenido sentido realizar la operación de
bypass, ni después la operación que hizo el traumatólogo, y lo único que se
podría haber hecho si fuera verdad lo que dijo ese cirujano vascular habría
sido una amputación urgente ese mismo lunes por la tarde...
Por cierto, el Fiscal y la Jueza se negaron a permitir que ni uno solo de
los médicos de ese segundo Hospital fueran citados a testificar, como pidió mi
defensa. Estoy seguro de que no les interesaba que se supiera la verdad, porque
ya habían decidido condenarme a pesar de lo que decían las pruebas, y no
querían que esos médicos dijeran que era falso que hubiera isquemia, aunque es
algo que se deduce de lo que ponen en sus informes, si bien ni los Forenses ni
la Juez quisieron tener en cuenta. Y la realidad es que ninguno de los médicos
de ese segundo Hospital (ni el de Urgencias, ni el Radiólogo, ni el
Traumatólogo, ni los Anestesistas) ponen en sus informes que la pierna de la
paciente tuviera signos de isquemia. Y hubiera sido algo ridículo
(inconcebible) que el traumatólogo que colocó en la pierna de la paciente el
Fijador Externo a las ocho de la tarde de ese lunes hubiera realizado esa
operación si la pierna realmente se encontrara en situación de isquemia
irreversible: operar una pierna así sería tan improcedente como operar a un
cadáver.
Quedó probado (aunque los Jueces no quisieron darse por enterados a la
hora de dictar sentencia) que ese cirujano vascular mintió en sus informes,
inventándose datos falsos: cianosis, frialdad, dolor intenso, insensibilidad
completa, rigidez... y hasta se atrevió a falsificar el texto del resultado del
AngioTAC escrito por el radiólogo de su propio Hospital, omitiendo que se
trataba de una trombosis (repitiendo que había sido una sección) y negando
contra toda evidencia que sí que había abundante circulación colateral, que
había evitado y seguía evitando la isquemia (pues en un alto porcentaje de
casos de trombosis aguda de la arteria poplítea, valorado en algunos estudios
en el 30%, la circulación colateral puede mantener la pierna sin isquemia
incluso de manera permanente, y eso ocurre con mayor frecuencia en pacientes
jóvenes y deportistas, que tienen mucha más circulación colateral, como era el
caso, lo que explicaba que no hubiera signos ni síntomas de isquemia).
Al día siguiente de la operación de ese cirujano vascular (el martes) la
paciente estuvo en la UCI, y allí comenzó a tener un dolor insoportable en la
pierna: fue tanto el dolor que no cedía con seis ampollas de morfina, y el martes por la mañana los médicos de UCI tuvieron que poner a la paciente un catéter epidural para mantener analgesia continua... Era el quinto día tras el accidente, y en ese momento ya sí que había
comenzado la isquemia (como consecuencia de las manipulaciones quirúrgicas
erróneas llevadas a cabo en las operaciones de la tarde anterior, como algunos
Peritos apuntaron, y esa fue a la larga la causa de la amputación). Pero ese
martes la isquemia todavía no era completa, y se podía haber hecho algo por
salvar la pierna: y así se lo pidió al cirujano vascular el médico de la UCI,
pues todavía no había isquemia completa ni necrosis (y los datos objetivos lo
demuestran): pero ese cirujano vascular no supo o no quiso reaccionar, y no
hizo nada (ni siquiera algo tan elemental como pedir un nuevo AngioTAC, y no lo
pidió para que sus errores no quedaran en evidencia). Y al día siguiente (sexto
desde el accidente, miércoles) realizó la amputación.
La familia me denunció, y la Juez de Penal N.º 3 de Vigo me condenó con
una de las sentencias más duras emitidas hasta el momento para un médico en
España: prisión, inhabilitación, y más de dos millones de indemnización. Como
los seguros no cubrían esa cantidad, me embargaron mis ahorros, mi casa y la
mitad de mi salario. Recurrí ante la Audiencia Provincial de Pontevedra
proclamando mi inocencia y denunciando las mentiras proferidas por el verdadero
culpable...
Yo confiaba en la justicia, y acepté que la primera Juez pudiera
equivocarse tan escandalosamente. Confiaba en que alguno de los tres jueces de
la Audiencia Provincial entendiera lo que realmente había pasado. Pero no fue
así. No lo vieron, o no quisieron reconocerlo: y hubo expertos que me dijeron
que habían confirmado la sentencia para no dejar a la paciente sin
indemnización, y para no contradecir la indefendible sentencia previa dictada
por su colega la Juez de Penal, para que nadie pudiera pensar que era una
incompetente y un peligro...
Mis conversaciones de WhatsApp esos días con el cirujano vascular. ¿Qué médico con la conciencia tranquila no responde a estos mensajes? |
El lector que haya llegado hasta aquí se puede imaginar el problema
añadido del desprestigio profesional y el daño personal y familiar que causó la
difusión de la noticia, agrandada y filtrada a una prensa que se portó mezquina
y miserablemente, presentándome como un monstruo. El linchamiento mediático fue
demoledor, y el abogado de la paciente se ocupó de ello, montando dos ruedas de
prensa en las que trató de denigrarme -y lo consiguió- incluyendo calumnias
(como que yo no había atendido las llamadas que me hicieron desde el hospital,
o que había hecho una operación que no era necesaria, y ambas afirmaciones son
mentiras). El juicio mediático fue inapelable: yo era el culpable.
La primera Sentencia tuvo el agravante de que la Juez de lo Penal nº 3 de
Vigo me atribuyó, además de errores médicos, desidia y falta de preocupación,
llegando a escribir que mis actuaciones demostraban que a mí no me había
importado nada lo que le pasara a mi paciente, algo increíble, que ni la
acusación había dicho nunca de mí, pues los tres días que estuvo a mi cargo
estuve siempre pendiente de la paciente y de su evolución con toda mi atención,
tomando las decisiones que consideraba mejores para ella... Y la prensa amplificó
esa miserable y falsa valoración subjetiva de esa Juez plasmada en la
Sentencia, y recibí anónimos insultándome y amenazándome... Pero al menos la
Audiencia Provincial en su sentencia corrigió ese párrafo, le dio un tirón de
orejas a la Juez de Penal 3, afirmando que lo que ella había dicho sobre mi no
era verdad, que no se podía decir que yo no hubiera estado atento al caso, ni
que no me importara nada lo que le pasaba a la paciente... Pero el daño que aquel calumnioso juicio de
intenciones que la Jueza había hecho sobre mi ya estaba hecho.
Y también sufrió mucho daño mi Hospital. Mis jefes sabían que yo era
inocente, pero no pudieron evitar el deterioro de su imagen que supuso la
difusión de la noticia, y que se hablara en los medios del caso, mencionando al
Hospital.
Tras la sentencia de la Audiencia Provincial, desde mi Hospital me
hicieron saber que a ellos les interesaba mucho que mi caso no volviera a salir
en prensa ni en medios de comunicación, para que se fuera olvidando cuanto
antes, para minimizar los efectos perniciosos que la acusación y al caso
provocaron. Y me insinuaron que "si recurría la sentencia quizá se podrían
plantear tomar medidas contra mi..." Entendí que me decían que si recurría me despedirían: y por eso me replanteé qué debía hacer... La verdad es que la Audiencia
Provincial había reducido mucho la pena impuesta, levantando la inhabilitación
y cambiando la pena de prisión por una cuantiosa multa, y reduciendo también la
cuantía de la indemnización a pagar a la paciente, que debía basarse en las
tablas del baremo, y no podía ser la burrada que la Juez y el Fiscal
dictaminaron en primera instancia, dos millones y medio de euros (está claro
que me cogieron mucha manía y querían destruir mi vida, quizá algún día
sabremos por qué, yo tengo algunas sospechas...).
Yo necesitaba recurrir hasta conseguir que se demostrara mi total
inocencia. Pero a la vista de lo que me dijeron mis jefes, lo consulté con mi
familia y con varios asesores, y me planteé que en las actuales circunstancias no me podía jugar perder mi puesto de trabajo. A esas dudas se unía mi falta de
confianza en la Justicia, surgida lógicamente a raíz de este caso y de estas
sentencias, con el agravante de que un Recurso judicial ante el Supremo o ante
el Constitucional me costaría mucho dinero (un dinero que no tengo, pues he
tenido que pedir ayudas económicas a amigos y familiares para poder sobrevivir
y atender a mi familia). Y todavía estamos pendientes de que la Juez de lo
Penal determine el total de la indemnización a pagar a la paciente (sobre todo
para que pueda comprar prótesis para su pierna), que si ella decide que supere
lo que cubren los seguros (por ejemplo aceptando como buenos los presupuestos hinchados presentados por una Ortopedia con oscuros antecedentes, interesada en el negocio; o considerando que la paciente va a seguir haciendo deporte de competición hasta los ochenta años, como hasta ahora han planteado... ) y en contra del criterio de la Audiencia Provincial, me pueden embargar mi casa. Y en ese caso sí que tendría que recurrir a la
fuerza, por instinto de supervivencia.
Alguien me aconsejó que recusara a esa Juez, para que no fuera esa señora
(que ha demostrado me tiene "tanto cariño") quien dictaminara la cuantía de la indemnización:
pero me advirtieron que si hacía eso el caso podría pasar a alguna de sus
amigas o compañeras, que por corporativismo se podrían "cebar"
conmigo, y el resultado sería todavía peor... Esta es la triste y penosa
visión que tengo ahora de la Justicia Española.
Y por todo lo dicho -y con gran sufrimiento personal- tuve que renunciar
a luchar judicialmente para dejar de ser considerado culpable según la ley, y
no pude recurrir la sentencia de la Audiencia Provincial.
PD. Por su estrecha vinculación con el caso y las sentencias relatadas,
es necesario conocer otro proceso judicial paralelo: el de las presuntas
falsificaciones del historial médico de la paciente.
Cuando se produjo la denuncia enviamos al juzgado todo el Historial y la
documentación médica. Pero un mes después pidieron al Hospital las anotaciones
de las Enfermeras, que no estaban impresas ni formaban parte de la historia
clínica propiamente dicha. Todas esas anotaciones hechas durante los tres días
y medio que estuvo ingresada la paciente en mi Hospital confirmaban que no se
había producido isquemia: en ningún momento se constató alteración del color de
la pierna, ni palidez, ni cianosis, ni frialdad, ni pérdida completa de la
sensibilidad en el pie, ni aumento del dolor, ni se detectó pérdida de señal de
pulsioximetría... Lo único destacable era que una enfermera había escrito que
ella no había conseguido palpar el pulso en el pie (que estaba metido en un
yeso, pero otras enfermeras si que lo palparon) y que un enfermero detectó la
segunda noche una bajada moderada de pulsioximetría (que enseguida se recuperó
volviendo a la normalidad, 96-98% durante todo el día). Sin embargo, antes de enviar al juzgado esas
anotaciones el Director Médico del Hospital realizó unas correcciones de unos
errores tipográficos y elimino unos datos administrativos que eran incorrectos.
No se alteró ningún dato clínico. El juzgado averiguó que se habían realizado
esas modificaciones, y maliciosamente interpretó que se había modificado toda
la Historia Clínica con intención de encubrir alguna situación clínica distinta
de la real... Y la Juez de Instrucción (que también estaba convencida de mi
culpabilidad antes de juzgarme, y así me lo manifestó) consideró que el director del
Hospital había cometido un grave delito de falsedad documental y de obstrucción
a la justicia. La Juez abrió una nueva Causa y el Fiscal pidió para el director
del Hospital cuatro años de cárcel.
Ese Procedimiento paralelo a mi Juicio fue muy lento, por diversos
motivos: y cuando yo fui condenado (tanto en Penal como en la resolución del
recurso que hizo la Audiencia Provincial), el Procedimiento seguía abierto: y
seguían saliendo en la prensa de vez en cuando titulares que daban a entender
que realmente se había falsificado toda la historia clínica de la paciente que
sufrió la amputación de la pierna, para encubrir algún fatal error...
Ese ambiente de sospecha judicial y de condena mediática por esa presunta
falsificación influyó sin duda en las Sentencias dictadas en mi contra: porque
los jueces que me condenaron pensaban que yo, y todos los médicos y
enfermeras de mi hospital que testificamos en el juicio, estábamos mintiendo,
encubriendo errores...
Y así lo dio a entender la Juez de lo Penal, que compara lo que llama
"las dos versiones": la mía y la del cirujano vascular que realizó la
amputación. Y dice en su Sentencia "que tiene razonables dudas de si lo
que el acusado estaba contando era verdad, porque sabía que se habían realizado
modificaciones en la historia clínica"... Sin embargo la Juez sabía -o
debía saber- que no había ninguna duda de que todo el resto de la historia y de
los informes médicos no se habían modificado en absoluto, solo habían sido
modificadas unas "notas de observaciones" de enfermería sin ninguna
repercusión: pero ella -la Juez- pensó que toda nuestra versión era falsa, y
que cuando se realizó el traslado de nuestro Hospital al segundo Hospital la
pierna ya estaba en isquemia irreversible, como dijo el cirujano vascular que
realizó la amputación. Ante la sospecha de que nuestra documentación y nuestro
testimonio era falso, la juez aceptó como alternativa la versión del cirujano
vascular, y la consideró como única verdad, a pesar de que esa versión es
absolutamente incongruente, y de que todas las pruebas objetivas demuestran que su versión es falsa.
Como he dicho, la Juez reconoce en su sentencia que tenía dudas razonables sobre si lo que yo decía era verdad o no: pero decidió condenarme sin resolver esas dudas. Y podía haberlas resuelto por ejemplo llamando a declarar a los médicos del segundo Hospital, algo que mi defensa había solicitado, pero ella no quiso que fueran citados (y voluntariamente no se presentaron, lógicamente, porque dar a conocer la verdad habría perjudicado al segundo Hospital). El principio jurídico "in dubio pro reo" establece que toda persona es inocente hasta que no se demuestre que es culpable, y si hay dudas no está demostrado que sea culpable y no se le puede condenar. Los Jueces que me han condenado "pasan" de ese principio, y les ha dado igual condenar a un inocente manteniendo sus dudas...
Como he dicho, la Juez reconoce en su sentencia que tenía dudas razonables sobre si lo que yo decía era verdad o no: pero decidió condenarme sin resolver esas dudas. Y podía haberlas resuelto por ejemplo llamando a declarar a los médicos del segundo Hospital, algo que mi defensa había solicitado, pero ella no quiso que fueran citados (y voluntariamente no se presentaron, lógicamente, porque dar a conocer la verdad habría perjudicado al segundo Hospital). El principio jurídico "in dubio pro reo" establece que toda persona es inocente hasta que no se demuestre que es culpable, y si hay dudas no está demostrado que sea culpable y no se le puede condenar. Los Jueces que me han condenado "pasan" de ese principio, y les ha dado igual condenar a un inocente manteniendo sus dudas...
Cuando me juzgó la Audiencia Provincial el otro juicio por presunta
falsedad documental estaba todavía abierto, y los Jueces lo sabían, y seguían
pensando que la Historia clínica se había modificado y manipulado
intencionalmente para encubrir algún error. Por eso no creyeron lo que yo
defendía como verdad, y ratificaron mi culpabilidad.
Pero unos meses después, en verano de 2019, la Juez de Instrucción de Vigo que llevaba la causa de la presunta manipulación de la historia clínica se dio por fin cuenta de que las pequeñas modificaciones que se habían hecho en las anotaciones de enfermería no tenían la mínima importancia, ni malicia ni trascendencia: y decidió cerrar el expediente declarando sobreseído el caso. Se confirmó que no se había producido manipulación de la historia clínica ni ningún delito. Pero la prensa que había puesto en titulares que habíamos falsificado la historia clínica no se hizo eco de esa novedad, que no salió en las noticias.
Pero unos meses después, en verano de 2019, la Juez de Instrucción de Vigo que llevaba la causa de la presunta manipulación de la historia clínica se dio por fin cuenta de que las pequeñas modificaciones que se habían hecho en las anotaciones de enfermería no tenían la mínima importancia, ni malicia ni trascendencia: y decidió cerrar el expediente declarando sobreseído el caso. Se confirmó que no se había producido manipulación de la historia clínica ni ningún delito. Pero la prensa que había puesto en titulares que habíamos falsificado la historia clínica no se hizo eco de esa novedad, que no salió en las noticias.
Al final, se confirmaba lo que era evidente: que no se había manipulado la historia clínica y que todo lo que dijimos era verdad. Pero
la sentencia que me condenaba, que se había basado en afirmar que yo había mentido (en base a ese proceso judicial) ya era firme, y el sobreseimiento del caso de la presunta falsificación del Historial se produjo después de que hubiera prescrito el plazo para recurrir...
Todos los datos médicos expuestos se corresponden con la realidad y con
los hechos probados en el juicio. Algún día esas sentencias que me han
declarado convicto se estudiará como ejemplo de error judicial y de lo
incompetentes que son algunos Jueces para entender de asuntos médicos. Y se
tomen medidas para evitar errores judiciales como este. Eso espero.
PD. Ver otros artículos relacionados:
- ¿De quién fue la culpa de la amputación de la pierna? Imágenes que valen más que muchas palabras. VER.
- No estoy para celebraciones (Sobre la sentencia que me sigue considerando culpable).
- Sobre mi responsabilidad en la amputación de la pierna a una gimnasta. VER.
- ¿Puede un abogado mentir a los jueces para que condenen a un inocente? (En referencia a mi caso). VER.
- Errores, contradicciones y mentiras de Manuel Lores, el verdadero responsable de la amputación de la pierna de la gimnasta de Vigo. VER.
- La manipulación interesada en el informe pericial de un cirujano vascular de Ourense en el caso de la gimnasta de Vigo que sufrió la amputación de una pierna. VER.
- In dubio pro reo? Los informes periciales en la resolución de las demandas a médicos. VER.
PD: El abogado de la acusación, el coruñés Alfonso Iglesias, la persona más mentirosa que he conocido en mi vida (VER), afirmaba en una entrevista que es suficiente con que haya una duda razonable para que un Juez no condene y absuelva al medico demandado (ver texto marcado en la foto). En este caso los Jueces que me condenaron lo hicieron manteniendo dudas razonables, y reconociéndolo.
PD2: En una entrevista que le hicieron en 2017 la gimnasta afirmaba: "Yo no se de quien ha sido la culpa, pero yo no tengo pierna". Estoy seguro de que ella ya sabe que la culpa fue del cirujano vascular que le amputó la pierna, pero probablemente no quiere decirlo para no ver peligrar el cobro de la indemnización.
En esa misma entrevista se afirmaba que la gimnasta había sido campeona de España en categoría juvenil. Eso no es verdad, y sin embargo en todas las entrevista dice que fue campeona de España. El equipo en el que competía (un trío) quedó tercero en el campeonato de España juvenil de 2014 celebrado en Vigo, que además fue un campeonato en el que solo se presentaron seis equipos. Si alguien tiene dudas, que busque en las hemerotecas una foto en el podio con su equipo recibiendo la medalla de oro como campeonas: nadie puede mostrar esa foto, porque no existe: porque su equipo no ganó el campeonato de España.
PD. Ver otros artículos relacionados:
- ¿De quién fue la culpa de la amputación de la pierna? Imágenes que valen más que muchas palabras. VER.
- No estoy para celebraciones (Sobre la sentencia que me sigue considerando culpable).
- Sobre mi responsabilidad en la amputación de la pierna a una gimnasta. VER.
- ¿Puede un abogado mentir a los jueces para que condenen a un inocente? (En referencia a mi caso). VER.
- Errores, contradicciones y mentiras de Manuel Lores, el verdadero responsable de la amputación de la pierna de la gimnasta de Vigo. VER.
- La manipulación interesada en el informe pericial de un cirujano vascular de Ourense en el caso de la gimnasta de Vigo que sufrió la amputación de una pierna. VER.
- In dubio pro reo? Los informes periciales en la resolución de las demandas a médicos. VER.
PD: El abogado de la acusación, el coruñés Alfonso Iglesias, la persona más mentirosa que he conocido en mi vida (VER), afirmaba en una entrevista que es suficiente con que haya una duda razonable para que un Juez no condene y absuelva al medico demandado (ver texto marcado en la foto). En este caso los Jueces que me condenaron lo hicieron manteniendo dudas razonables, y reconociéndolo.
PD2: En una entrevista que le hicieron en 2017 la gimnasta afirmaba: "Yo no se de quien ha sido la culpa, pero yo no tengo pierna". Estoy seguro de que ella ya sabe que la culpa fue del cirujano vascular que le amputó la pierna, pero probablemente no quiere decirlo para no ver peligrar el cobro de la indemnización.
En esa misma entrevista se afirmaba que la gimnasta había sido campeona de España en categoría juvenil. Eso no es verdad, y sin embargo en todas las entrevista dice que fue campeona de España. El equipo en el que competía (un trío) quedó tercero en el campeonato de España juvenil de 2014 celebrado en Vigo, que además fue un campeonato en el que solo se presentaron seis equipos. Si alguien tiene dudas, que busque en las hemerotecas una foto en el podio con su equipo recibiendo la medalla de oro como campeonas: nadie puede mostrar esa foto, porque no existe: porque su equipo no ganó el campeonato de España.
Un lector convergüenza (porque firma como anónimo) me ha enviado un texto para ser publicado como comentario. Nunca lo había hecho hasta ahora, pero no lo voy a publicar porque no quiero basura en este Blog. Me dice entre otras cosas que tenía que haber reconocido mi error. Sería mentir, porque yo no cometí ningún error en la asistencia médica a esa paciente. Si su pierna acabó amputada fue por culpa del accidente que ella misma imprudentemente sufrió, que le provocó graves lesiones en su rodilla, y en todo caso por culpa del cirujano vascular de Povisa (Dr Lores) que le hizo una operación de bypass mal hecha el cuarto día tras el accidente, y que le amputó la pierna el sexto día, y que después mintió y me calumnió para evitar que nadie le acusara a él de su error, y consiguió engañar a los jueces con la ayuda de un colega también mentiroso y de un miserable abogado. Es muy fácil de entender, pero la opinión publica y el linchamiento mediático que sufrí contaminó a los Jueces Forenses y Fiscales para que me prejuzgaran como culpable y que no quisieran aceptar que fueran a declarar al juicio los médicos de Povisa (solo declaró el Dr Lores) que vieron a la paciente el día del traslado y que hubieran declarado que no estaba en situación de isquemia. Lo han declarado por escrito el año pasado, al cesar las presiones a las que les sometieron en Povisa (que estaba muy interesado en perjudicar a mi hospital y a mi persona), y aunque la Justicia se resiste a reconocer el grave error que se cometió al condenarme, seguimos luchando contra su prepotencia y su irracionalidad, y espero que algún día el Tribunal Supremo o el Constitucional o Estrasburgo reconozca la verdad.
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