Cuando uno se afilia en UPyD le aseguran que el partido
funciona de forma democrática y que todos los afiliados pueden acceder, por
elecciones internas y en igualdad de condiciones, a ocupar los cargos
de gobierno del partido. Es natural que la mayoría de los que se afilian se sientan después decepcionados y engañados al comprobar lo que ocurre en realidad.
En los Estatutos de UPyD (artículos 36 al 39) se establece
que la organización territorial del partido se fundamenta en los principios de
descentralización, autonomía y subsidiariedad, entre otros. Dentro de cada
Comunidad Autónoma (CA) se define la Agrupación Territorial, a la que
pertenecen la totalidad de afiliados que residen en esa CA, y que está
dirigida por el Consejo Territorial (CT), elegido por los afiliados y formado
por un mínimo de 7 y un máximo de 15 miembros. El afiliado que encabeza la
lista más votada es nombrado Coordinador Territorial: ostenta la máxima
representación del partido en la CA, y los Estatutos le otorgan muchas
atribuciones, entre ellas nombrar nuevos miembros del CT hasta completar el
máximo de 15. El mandato del CT dura entre tres y cuatro años, y se renueva
tras la celebración de cada Congreso Ordinario del Partido.
Por lo tanto en
estos meses se van a renovar los Consejos Territoriales de UPyD en toda España:
es una oportunidad excelente para avanzar en la regeneración interna del partido,
para ir liberándonos del lastre del personalismo y del excesivo control centralista que impone el Consejo de Dirección de UPyD.
Sigamos con los Estatutos: puede ocurrir que el Coordinador Territorial dimita, sea suspendido o cause baja por cualquier motivo; o que eso
ocurra con más de la mitad de los miembros de un determinado Consejo Territorial: en cualquiera de esos casos el Consejo de Dirección nombra una Gestora que sustituye
al CT en sus funciones y que debe convocar una Asamblea Territorial Extraordinaria
en el plazo de dos meses, para elegir un nuevo CT y para continuar dentro de la
normalidad democrática. Como se ve, las normas internas de UPyD (que también deberían cumplir los miembros del Consejo de Dirección, aunque no siempre lo
hacen: y les da igual que algún afiliado lo denuncie, porque ni te responden, y doy fe de ello) conceden a los afiliados de cada Agrupación el derecho a ser dirigidos
por un Coordinador Territorial elegido democráticamente por ellos mismos, y dejan muy claro que
las Gestoras son provisionales.
Podemos hacer de abogado del diablo y suponer que un
Coordinador Territorial y su equipo (el Consejo Territorial) plantea cosas que no le gustan a Rosa Díez
ni a su Consejo de Dirección, a todos ellos o al responsable de Organización de
UPyD, Juan Luis Fabo (número tres del partido, quien además de trabajar como Parlamentario en la Comunidad de Madrid se dedica a controlar todo lo que pasa en UPyD) o a Carlos Martínez Gorriarán y a su grupito. (Lo mismo podría
pasar -y pasa- a nivel local: que a Fabo o a alguien de la Dirección del partido no le
guste lo que hace un Coordinador de una determinada ciudad, quien también ha sido elegido por los afiliados locales.)
¿Qué podrían hacer el Consejo de Dirección y especialmente
Organización de UPyD para que esas personas, esos Coordinadores díscolos y desobedientes “se sometan a los planes de Madrid”? Podrían hablar con el Coordinador
y pedirle o presionarle para que rectifique. Pero si no les hace caso, si se
resiste, tienen medios para conseguir sus objetivos: boicotear y censurar los
correos que el Coordinador manda a sus afiliados (pues todos pasan por el
filtro de Organización, ya que en UPyD no se permite a los CTs ni a los CLs dirigirse
directamente a los afiliados de su Agrupación); bloquearles las transferencias
económicas; fomentar que un grupo de afiliados reunan firmas pidiendo la
dimisión del Coordinador; expedientar, sancionar e inhabilitar al Coordinador; pedir
a varios miembros del CT que dimitan, para al superar la mitad de componentes
proceder a disolverlo automáticamente y nombrar una Gestora, integrada por
afiliados de confianza de Fabo o de Gorriarán que sean sumisos (y agradecidos por el
nombramiento) y lleven a cabo los planes de Madrid… Y una vez nombrada una
Gestora, el Consejo de Dirección puede prolongar su mandato delegado más tiempo
del permitido por los Estatutos. Y como esas Gestoras son las encargadas de
organizar las elecciones para elegir un nuevo Consejo Territorial, pueden hacer
mucho por favorecer que salga elegido el candidato “oficialista”, el preferido
por la cúpula de UPyD… (que en algunas ocasiones ya formaba parte de la Gestora),
e incluso llegar a amañar las elecciones, alegando el bien supremo de UPyD y que hay que evitar que afiliados “non gratos”
vuelvan a detentar el control del partido en esa demarcación territorial o
local; también podrían manipular los recuentos de votos. Y en vísperas de esas
elecciones internas Organización (que controla el departamento de Afiliación) puede
bloquear las solicitudes de nuevas afiliaciones de presuntos críticos (que
podrían apoyar con su voto a las llamadas candidaturas alternativas), y
favorecer en cambio las afiliaciones de amigos para decantar la votación a su
favor, algo difícilmente controlable pues todos los datos de afiliación y del
censo sólo son conocidos y manejados por la Gestora, por Organización y por los
que pertenecen a su entorno. Y el Consejo de Dirección también puede
expedientar y sancionar (suspensión de militancia e inhabilitación) a afiliados
críticos para que no se puedan presentar como candidatos, o para que no puedan
votar. Y aunque alguien no se lo crea, todo eso es lo que hace UPyD, lo que ha
hecho estos años.
Los afiliados tenemos que afrontar el trabajo de exigir que se cumplan los Estatutos, se respeten
los derechos de los afiliados, y UPyD funcione con democracia interna. Yo creo
que todos los afiliados tendríamos que juramentarnos para que si en algún caso realmente
hace falta elegir una Gestora (si muere un Coordinador Territorial, por
ejemplo), si se nos pide que formemos parte de una Gestora provisional (a mí me lo propusieron
una vez, formar parte de la Gestora de Galicia, pero dije que no), si vemos que
es bueno para el partido y aceptamos, que sea con la condición de que si a los
2 meses Organización no ha permitido (como es habitual que haga) que se
convoque la Asamblea Territorial extraordinaria para iniciar el proceso de
elección democrática de un nuevo Consejo Territorial, tal como establecen los
Estatutos, entonces todos los afiliados de la Gestora dimitan. Mantener ilegalmente
el mandato de una Gestora controlada por Madrid sería hacerle el juego a quienes parece que no creen en la democracia interna –y no la permiten- y no cumplen
los Estatutos cuando no les interesa.
En la segunda parte de este artículo voy a aportar abundante casuística con referencias que demuestran lo que he dicho arriba: IR a la segunda parte.
En la segunda parte de este artículo voy a aportar abundante casuística con referencias que demuestran lo que he dicho arriba: IR a la segunda parte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario