El Concello de Vigo se había propuesto evitar el caos que se había producido en años anteriores (Ver), y para ello el pasado 15 de mayo abrió el plazo para preinscribir a los niños en los campamentos de verano.
En total, 2.200 familias viguesas habían realizado la primera parte del registro por internet.
El jueves día 28, a las 10:00 h, se puso en marcha el proceso definitivo de inscripción. Pero, minutos después, el sistema informático se vino abajo.
"Un absoluto desastre", lo calificaba un medio de comunicación local (Ver).Miles de padres recibían un mensaje en el que se explicaba que "por motivos totalmente ajenos al Concello de Vigo no se recibieron las solicitudes correctamente". Añadía el comunicado que por este motivo se "suspendía el proceso" y que se avisaría a las familias de la nueva fecha del procedimiento. "Disculpen las molestias", finalizaba la nota.
Este es el mensaje que hace dos días mostraba la pantalla del Concello de Vigo:
El alcalde Abel Caballero lleva años echando la culpa de todo a los demás. El Gobierno, la Xunta, la Diputación..., son culpables de todos los males de Vigo. Cuando el pasado mes la OCU desveló que la grúa de Vigo era la más cara de Galicia, Caballero dijo que era por culpa de Corina Porro, la anterior Alcaldesa (Ver).
Ahora comprobamos que ha creado escuela y parece que todos en el Concello van a hacer lo mismo: no tienen la culpa de nada. Y si su sistema informático falla, afirman categóricamente (empleando mayúsculas, para que a nadie le queden dudas) que ellos son TOTALMENTE ALLEOS a ese problema técnico.
¿Totalmente ajenos? Menudo cinismo. Aunque tiene su lógica: "de tal cacique, tales caraduras".
Viene al pelo traer aquí lo que me contó hace tres o cuatro años un profesional, responsable de una pequeña empresa que llevaba los sistemas informáticos de un Concello de los alrededores de Vigo: se reunió con el alcalde para decirle, muy preocupado, que los sistemas informáticos municipales estaban saturados y a punto de bloquearse, y que había que hacer urgentemente un parón de unos días y una inversión de unos 20.000 euros, porque si no se hacía, en pocos meses todo iba a "petar" (en el sentido de escarallarse y estallar), y entonces la reparación sería mucho más dificultosa y costaría cinco veces más.
Pero el alcalde le contestó que se acercaban las elecciones, y que por eso no era conveniente hacer en esa época ese parón; y sobre todo, que necesitaba todo el dinero posible para la campaña electoral.
No se hizo lo que el profesional pedía, y pasó lo que podemos imaginar.
A ese alcalde lo único que le interesaba era hacer todo lo posible para ser reelegido (lo que llamamos "electoralismo", patología endémica de nuestros políticos), y confiaba en que nadie se enteraría de que podría haberse ahorrado mucho dinero (para emplearlo en tantas necesidades como hay), y también en que el problema informático generado ya se le habría olvidado a los votantes en las siguientes elecciones... (Lo he contado tal como lo recuerdo, y aseguro que no es una invención).