Con respecto a datos erróneos publicados en relación con la acusación que pesa sobre el Traumatólogo Pedro Larrauri, haciéndole responsable de la amputación de la pierna de una gimnasta, caso que va a ser juzgado esta semana, solicitamos publiquen la siguiente información aclaratoria, de carácter médico:
La
paciente ingresó
a última hora de la noche en el Hospital El Castro con el
diagnóstico de fractura de peroné. El médico de guardia avisó al
Dr. Larrauri, traumatólogo de guardia localizado en su domicilio,
del ingreso a su cargo, pero no vio necesario que acudiera
a ver esa noche a la paciente. La paciente tuvo esa noche el dolor
normal que se tiene tras una fractura importante de rodilla, pero a
lo largo de las horas la situación clínica y vascular se mantuvo
estable. Cuando el Dr Larrauri acudió a ver a la paciente, el día
siguiente a las 11 horas, no apreció ningún signo de lesión
vascular ni de isquemia, y solicitó una Resonancia Magnética de la
rodilla para valorar las lesiones de ligamentos y el hematoma que la
paciente tenía en la rodilla. Todo el personal de El Castro estuvo
muy pendiente de la evolución de este caso durante todo el ingreso
por si aparecía algún signo de isquemia: pero no apareció, y la
llegada de sangre arterial con pulso y con oxígeno hasta los dedos
del pie se monitorizó durante toda la estancia de la paciente con un
aparato de pulsioximetría y con la exploración clínica realizada
todos los días.
A
las 24 horas del ingreso
el Dr. Larrauri le realizó a la paciente una operación en la
rodilla, vaciando el hematoma y abriendo los compartimentos. Los
otros médicos presentes en la operación tampoco detectaron ningún
dato de trombosis de la arteria poplítea, por lo que no era
necesario hacer ninguna prueba para descartarla.
El
tercer día al mediodía,
al hacer la cura y cambiar la férula de yeso, se comprobó una
disminución pasajera de la llegada de sangre al pie, que en
cualquier caso no comprometía la oxigenación de la pierna. Se
solicitó un angiotac, que se hizo esa misma tarde, y se encontró
que había una trombosis de la arteria poplítea en la rodilla, pero
que la circulación estaba compensada por abundante circulación
colateral y la sangre llegaba al pie a través de dos de las tres
arterias de la pierna. Además de esa prueba objetiva (angiotac) que
demuestra que no había isquemia, los registros de pulsioximetría
seguían presentes en todos los dedos del pie. Se consultó entonces
con un Cirujano Vascular vinculado a El Castro, quien indicó que se
realizara el traslado de la paciente al día siguiente a su Hospital,
fuera de Vigo, donde realizaría una operación de recanalización,
que no era una urgencia vital para la pierna ya que la situación
clínica era estable y no había signos de isquemia.
Sin
embargo el día siguiente
la paciente fue trasladada a Povisa por orden de la compañía de
seguros. Nada más llegar el cirujano vascular que se hizo cargo de
la paciente realizó otro angiotac donde se comprobó que no solo la
circulación no había empeorado sino que había mejorado. Pasó a la
paciente a Quirófano donde la operó, realizando un bypass que según
él mismo reconoció no funcionó. Según todos los indicios fue a
raíz de esa operación cuando se obstruyó la circulación colateral
y la pierna quedó en isquemia. Dos días después (seis días tras
el accidente inicial) ese mismo cirujano realizó la amputación de
la pierna.
El
cirujano vascular de Povisa dijo a la familia para justificarse
que había sido imposible salvar la pierna porque cuando llegó a sus
manos ya llevaba 4 días sin sangre, en isquemia, lo cual es
totalmente imposible, pues como él mismo dijo después y todo el
mundo sabe, tras seis horas de isquemia una pierna se gangrena, se
muere, se pone azul y negra, y lo único que hay que hacer es
amputarla, y cuanto antes, porque tras ese tiempo de isquemia todos
los músculos de la pierna se necrosan y liberan sustancias tóxicas
que ponen en peligro la función renal y la vida del paciente, y en
este caso no se produjo ninguna alteración analítica.
También
reconoció ese cirujano vascular
que trabajaba en Povisa (se jubiló dos meses más tarde) que no leyó
ninguno de los informes que se le enviaron con la paciente al hacer
el traslado, y que no vio las imágenes del angiotac en las que se
veía abundante circulación colateral. Ese cirujano vascular se
equivocó también al confundir el déficit de sensibilidad que la
paciente tenía en la pierna con un problema de necrosis neural por
isquemia, y los datos objetivos prueban que una cosa no tiene nada
que ver con la otra.
Reiteramos
la inocencia del acusado Dr. Pedro Larrauri, que actuó en todo
momento con prudencia y de acuerdo con la lex
artis de
la medicina, y esperamos que quede absolutamente probada en el
Juicio.
Esta
versión de los hechos ha sido corroborada
por una decena de Peritos, que defienden todos ellos que no era
obligatorio pedir y hacer un angiotac antes de cuando se hizo; que
aunque se hubiera hecho antes esa prueba u otra, o se hubiera hecho
antes el traslado, el pronóstico de salvación de la pierna no
hubiera cambiado; que es evidente que la pierna no estaba en isquemia
cuando se trasladó a la paciente a Povisa; que había abundante y
suficiente circulación colateral; y que no es cierto que fuera
imposible hacer una operación de bypass que funcionara
correctamente.
Despacho de abogados Manuel Carpintero. Vigo.
"Sobre mi responsabilidad en la amputación de la pierna a una gimnasta". Ver.
PD: Enlace al artículo "Errores, contradicciones y mentiras de Manuel Lores, el verdadero responsable de la amputación de la pierna de la gimnasta de Vigo". donde se explica por qué hubo que amputar la pierna.
Artículo: ¿Puede un abogado mentir a los Jueces para que condenen a un inocente? VER.
Está claro que la actuación del traumatólogo de Povisa no fue la acertada.
ResponderEliminarLa mas perjudicada es la paciente y el siguiente perjudicado es el Dr. Pedro Larrauri que en todo momento actuó correctamente.
Hay personas a quienes les cuesta reconocer los errores, más cuando las consecuencias son tan graves como las de este caso, pero hay que ir con la verdad por delante, con los datos a la vista y no queriendo cargar la responsabilidad a quien no la tiene.
Quiero creer que la justicia existe y que no será el Dr Larrauri quien pague los errores de otros.
Gracias Aurora por tu comentario.
EliminarUna rectificación a lo que dices: el médico de Povisa que amputó la pierna a la paciente no era un Traumatólogo, sino un Cirujano Vascular.
Lo que nadie menciona, es que la lesión de esa chica era gravísima y que aunque hubiese actuado antes un especialista vascular, o 30, u otros 30 traumatólogos con 30 años de experiencia, su pierna desgraciadamente no se recuperaría jamás y las consecuencias hubiesen sido similares
ResponderEliminarYo declaré en el Juicio, estimado Anónimo, que estoy convencido de que si esta paciente hubiera sido trasladada a la Clínica Quirón, como yo indiqué, y no hubiera sido operada por el cirujano vascular de Povisa que la operó (pronto pero mal), hoy tendría su pierna.
EliminarPero efectivamente tendría una rigidez y una inestabilidad importante, y secuelas de la parálisis originada por el traumatismo inicial, y nunca podría hacer deporte ni gimnasia con la rodilla tan estropeada que tenía, ni siquiera en el mejor de los casos, con la mejor evolución posible. Y todos los peritos que tocaron este punto, salvo un médico de 90 años que venía pagado por la acusación, dijeron lo mismo.