1. Cuando decimos eutanasia
nos estamos refiriendo a la eutanasia voluntaria: el acto
realizado por un médico que pone fin a la vida de un paciente que lo
ha solicitado expresamente por el sufrimiento que padece o por sus
circunstancias vitales.
2. No voy a hablar aquí ni
de omisión o suspensión de tratamientos médicos inútiles (que no
prolongan la vida sino la muerte), ni de actos realizados sin el
consentimiento del paciente.
3. Y no me parece tampoco
adecuado emplear la expresión "muerte digna" al hablar de
la eutanasia, pues da a entender que las demás muertes son indignas.
La muerte forma parte de la vida, y un dicho afirma que "se
muere como se vive": y si se ha llevado una vida digna lo normal
es que la muerte sea digna, y viceversa... Aunque puede haber
excepciones.
4. En nuestra sociedad ya
se practica habitualmente la eutanasia pasiva, ayudando o
dejando morir a los pacientes con una "sedación paliativa
terminal", lo que ya ha sido regulado y reconocido como un
derecho en las llamadas "Leyes de muerte digna" de varias
Comunidades.
5. Pero de momento es ilegal
la eutanasia activa, la eutanasia propiamente dicha,
que siempre es voluntaria por parte del paciente, y activa por parte
del médico.
6. Tanto la eutanasia pasiva como la voluntaria son dos procedimientos muy similares: en ambos casos lo realiza un médico, que introduce por vía venosa unos fármacos que inducen un sueño placentero; y poco después de esa inyección el paciente muere. En el caso de la eutanasia pasiva la muerte se produce en los siguientes días y como consecuencia de la enfermedad que tenía el paciente (que muchas veces estaba calificado como paciente en estado terminal). En el caso de la eutanasia voluntaria el paciente muere en unos minutos y como consecuencia de la acción de los fármacos inyectados, que provocan una anestesia profunda y una parada cardiaca.
6. Tanto la eutanasia pasiva como la voluntaria son dos procedimientos muy similares: en ambos casos lo realiza un médico, que introduce por vía venosa unos fármacos que inducen un sueño placentero; y poco después de esa inyección el paciente muere. En el caso de la eutanasia pasiva la muerte se produce en los siguientes días y como consecuencia de la enfermedad que tenía el paciente (que muchas veces estaba calificado como paciente en estado terminal). En el caso de la eutanasia voluntaria el paciente muere en unos minutos y como consecuencia de la acción de los fármacos inyectados, que provocan una anestesia profunda y una parada cardiaca.
7. Ambas eutanasias acortan
el sufrimiento del paciente: pero mientras la eutanasia pasiva todo
el mundo la considera un acto médico humanitario, la eutanasia voluntaria, que
acorta todavía más el sufrimiento, es equiparada por algunos con un homicidio.
Y hasta ahora es penado por la ley como tal. Y creo que hay que cambiar el chip y poner
remedio a esta situación...
8. Distintas
ideologías -especialmente las creencias religiosas
cristianas- han llevado a una situación legal que impide la eutanasia voluntaria, y exige que se
mantenga con vida a todo aquel individuo que alega que su sufrimiento es
intolerable, su agonía prolongada, su vida un sinsentido... y
que por todo ello quiere morir y así lo solicita... Si alguien ayuda a morir a ese individuo comete un delito.
9. El artículo 143 de
nuestro Código Penal condena hasta a 10 años de prisión a todo
aquel que colabore de manera activa en la muerte de otra persona, lo
que se suele llamar "ayuda al suicidio", un acto en el que
quien se quita la vida es el propio individuo que muere, y no un médico.
Y la Ley también prohíbe y criminaliza la eutanasia, esto es, el
causar la muerte a quien lo pida por padecer una grave enfermedad
terminal o que ocasiona graves padecimientos, cuando el paciente no quiere o no puede causarse la muerte a si mismo, aunque en ese caso el delito es penado con un máximo de seis años de prisión.
10. Los
legisladores que hicieron esas leyes consideraron
que "lo bueno" (¿bueno para quien?) es no hacer nada para
que alguien muera antes de que "le llegue su
hora". Hay unas ideas tradicionales que sin duda influyeron para que legislaran así: pensar que adelantar la muerte es ir contra la naturaleza,
que es algo malo, que provocar la muerte siempre es un delito, y que
legislar la eutanasia puede provocar abusos... Los creyentes también
consideran un grave pecado adelantar la muerte antes de que Dios
decida que ha llegado su hora, y siguen pensando que la eutanasia es
una grave ofensa contra su Dios...
11. Sin embargo nuestra
sociedad ha progresado, y vamos superando
el paternalismo del Estado o de la Iglesia, que nos dicen lo que
está bien y lo que debemos hacer. Se van imponiendo las ideas
liberales de John Stuart Mill: los individuos son libres de hacer
aquello que deseen, siempre que no perjudiquen a otros, y el Estado
sólo puede actuar contra un individuo si éste hace daño a otros.
12. En el ejercicio
de su libertad cada individuo puede tomar las decisiones que
considere mejores en el ámbito de la soberanía y autonomía que
tiene sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y mente, incluso en el
caso de que esas decisiones le perjudiquen. Hasta la moral cristiana
lo reconoce, como parte del libre albedrío. La vida es un
derecho, pero no puede ser considerada -e impuesta- como un deber. No
parece razonable ni es justo obligar a nadie a tener que agonizar,
víctima de alguna enfermedad grave, o a vivir en contra de su
voluntad.
13. Ninguna ley puede
impedir que las personas que quieran se suiciden (de hecho en
España se producen cada año alrededor de 4.000 suicidios, mucha más
muertes que las producidas por accidentes de tráfico). El problema
aparece cuando alguien, de manera sensata y razonada, solicita ayuda
para dejar de vivir, como he dicho porque no quiere o no puede hacerlo por si mismo.
Y ahí aparece la necesidad de la eutanasia voluntaria, que cada vez se va convirtiendo en un derecho reconocido en más países.
14. ¿Acaso no
sacrificamos a nuestras mascotas cuando vemos que sufren y su
situación no tiene remedio? Nos dicen que las personas son
distintas, son sagradas. Serán lo distintas que decidan los
legisladores, que representan a los ciudadanos (al menos en cierta
medida). Cada uno es libre de considerar sagrada la vida o no, pero
la vida de cada persona no es propiedad de la Iglesia ni de ningún
poder humano o divino. Ningún creyente puede exigir a un no creyente
que cumpla un mandatos de un Dios en el que no cree, porque que algo sea sagrado o no depende de las creencias que cada uno tenga...
15. ¿Puede equipararse la
negación de la eutanasia a la tortura? Cuando una persona se
encuentra en una situación en la que considera que lo mejor para
ella es la muerte, si no puede conseguir ese objetivo por sus propios
medios puede pedir ayuda; y si alguien no permite que le ayuden a morir, los responsables de esa negativa estarían prolongando y aumentando su sufrimiento: sería como torturarle, sería un trato inhumano. Por eso se puede
decir que la Constitución Española defiende el derecho a la
eutanasia, cuando establece en su artículo 15 que nadie en ningún
caso podrá ser sometido a tortura ni a penas o tratos humanos o
degradantes.
16. La eutanasia pasiva
ya está más o menos regulada con la figura del testamento
vital y con los protocolos médicos de sedación terminal.
Hace falta sin duda una Ley efectiva de Cuidados Paliativos. Pero
ese es otro tema y no debe mezclarse con la regulación
de la eutanasia. Los políticos que cuando se habla de eustanasia
cambian de tema y sacan a colación los cuidados paliativos,
demuestran que son unos mediocres y que no tiene argumentos para
oponerse a la eutanasia.
17. La sociedad y nuestros
gobernantes tienen una deuda pendiente con los pacientes que libremente deciden y piden morir, por motivos razonables, y con los
médicos que quieren poder ayudar legalmente a esos pacientes.
Por eso es muy necesaria una ley que regule la eutanasia activa. De
hecho muchos nos preguntamos por qué llevamos tantos años sin
tenerla... Y es indudable que la gran mayoría de los españoles (el 87% según un estudio de Metroscopia) estamos a favor de la eutanasia.
18. Se ha publicado que en
los Países en los que la eutanasia no está regulada (como en España) se practica de
manera clandestina y sin control, y en algunos casos se pueden realizan
eutanasias sin solicitud expresa del paciente. Una ley de eutanasia
ofrece las garantías para que eso no ocurra. Nadie quiere que se
someta a eutanasia a quien no cumpla los requisitos legales que se
especifiquen, o a quien no la quiera y elija prolongar su sufrimiento
por los motivos que sean.
19. Esa futura ley de
eutanasia que se ha empezado a tramitar recientemente en el Parlamento español debe contemplar también el derecho a la objeción de
conciencia del personal sanitario que no quiera intervenir en la
eutanasia. Porque aunque en el debate no pueden imponerse creencias
religiosas, se deben respetar.
20. Un santo católico, Santo Tomás Moro, declarado Doctor de la Iglesia, escribió una obra llamada Utopía donde plasmaba su concepción de una sociedad cristiana perfecta (o lo más perfecta posible), y en la que defendía que los propios sacerdotes recomendaran y bendijeran la práctica de la eutanasia a los enfermos incurables y que sufrían. Tomás Moro es, desde el año 2000, el Patrón de los Obispos y Gobernantes, por decisión del Papa Juan Pablo II: y ese Santo inglés defendía que la vida merece ser vivida mientras se viva con calidad. Si la vida se convierte en una carga para los demás y una tortura personal, especialmente a causa de una enfermedad incurable y penosa, de la senectud, etc., entonces la vida pierde su valor, y en ese caso Tomás Moro aconseja optar por la muerte voluntaria...
20. Un santo católico, Santo Tomás Moro, declarado Doctor de la Iglesia, escribió una obra llamada Utopía donde plasmaba su concepción de una sociedad cristiana perfecta (o lo más perfecta posible), y en la que defendía que los propios sacerdotes recomendaran y bendijeran la práctica de la eutanasia a los enfermos incurables y que sufrían. Tomás Moro es, desde el año 2000, el Patrón de los Obispos y Gobernantes, por decisión del Papa Juan Pablo II: y ese Santo inglés defendía que la vida merece ser vivida mientras se viva con calidad. Si la vida se convierte en una carga para los demás y una tortura personal, especialmente a causa de una enfermedad incurable y penosa, de la senectud, etc., entonces la vida pierde su valor, y en ese caso Tomás Moro aconseja optar por la muerte voluntaria...
21. La eutanasia
está aprobada en Holanda y Bélgica desde hace dieciocho años. Es cierto que el suicidio
asistido se permitía antes en Suiza, desde 1941, y en el Estado de Oregón de EUA desde 199; pero Holanda fue el primer País en contar con una Ley de
Eutanasia, vigente desde el 1 de abril de 2002; desde entonces se
llevan a cabo allí entre 2.500 y 3.000 procedimientos anuales de
eutanasia, que suponen cerca del 2% de las muertes, sin que de año
en año se haya producido un gran aumento de casos, como algunos
temían. Bélgica también legalizó la eutanasia en 2002, unos meses
después que Holanda, y algunos expertos consideran la legislación
belga el modelo más adecuado para seguir en España.
22. Lo que está claro es que nuestros legisladores deben aprovechar toda esa experiencia. Las leyes en esos Países establecen que la eutanasia sólo se puede aplicar cuando la propia persona, en pleno uso de sus facultades, ha indicado reiteradamente su deseo de no continuar vivo. Este deseo debe ser comunicado de forma oral y escrita a un médico. La petición es estudiada por un equipo que hace un dictamen. Se debe demostrar que existe una enfermedad grave e incurable, o que hay un sufrimiento físico o psíquico constante e insoportable sin perspectiva de recuperación. Todos los casos son registrados y controlados en una Comisión de evaluación de la eutanasia. Una persona que sufre demencia no puede solicitar la eutanasia. Los hijos no tienen ningún poder de decisión sobre la terminación de la vida de sus padres. Los hospitales no están autorizados a terminar con la vida de un paciente de forma autónoma. Los extranjeros no pueden acogerse en esos países a la ley de eutanasia. La muerte por eutanasia se considera a todos los efectos muerte natural.
22. Lo que está claro es que nuestros legisladores deben aprovechar toda esa experiencia. Las leyes en esos Países establecen que la eutanasia sólo se puede aplicar cuando la propia persona, en pleno uso de sus facultades, ha indicado reiteradamente su deseo de no continuar vivo. Este deseo debe ser comunicado de forma oral y escrita a un médico. La petición es estudiada por un equipo que hace un dictamen. Se debe demostrar que existe una enfermedad grave e incurable, o que hay un sufrimiento físico o psíquico constante e insoportable sin perspectiva de recuperación. Todos los casos son registrados y controlados en una Comisión de evaluación de la eutanasia. Una persona que sufre demencia no puede solicitar la eutanasia. Los hijos no tienen ningún poder de decisión sobre la terminación de la vida de sus padres. Los hospitales no están autorizados a terminar con la vida de un paciente de forma autónoma. Los extranjeros no pueden acogerse en esos países a la ley de eutanasia. La muerte por eutanasia se considera a todos los efectos muerte natural.
23. Una corriente actual de
opinión sanitaria incluye la eutanasia entre los "cuidados paliativos
integrales": cuando un paciente, a pesar de recibir el mejor
tratamiento posible continua experimentando la vida como
insoportable, entonces la eutanasia es lo mejor que el
equipo sanitario puede proporcionar al paciente y a sus seres
queridos. Pese a algunas reticencias iniciales, cada vez en más
Hospitales y Residencias asistidas regidas por la Iglesia Católica
en Bélgica se aplican protocolos de eutanasia.
24. Se siguen debatiendo los requisitos legales
para acceder a la eutanasia en algunos casos, como en pacientes no terminales" (la muerte no es inminente), o cuando el motivo es el de sufrimiento psíquico (en esos casos las legislaciones vigente exigen mayor control y debe
transcurrir al menos un mes desde la petición), al igual que cuando se pretende aplicar la eutanasia a menores de edad (legalizada
sólo en Holanda). Nadie tiene la verdad y la
última palabra en este tema, y se puede argumentar a favor y en contra con razones y
respeto, pero esas dudas o diversidad de opiniones no puede impedir que se redacte una ley y se apruebe por votación de nuestros legisladores parlamentarios, que son elegidos democráticamente.
26. Optar por la eutanasia voluntaria en algunos casos puede ser también un acto de caridad y de generosidad para con la familia propia y para la sociedad, para evitarles a ellos también sufrimientos y gastos.
PD: También te puede interesar: "Reflexiones sobre el ABORTO, en defensa de una ley de plazos." VER.
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