miércoles, 14 de octubre de 2015

¿Es aceptable criticar al propio partido político? (Mi experiencia en UPyD, y sobre lo que pasa en C´s en Galicia).


La crítica es constructiva
cuando pretende que el otro mejore.
   En un partido político no importan sólo las ideas que defienden, sino también -y mucho- las personas que luchan por ellas: sus líderes y afiliados.
   Si los dirigentes de un partido no se preocupan de captar para su causa a buenos ciudadanos (si es posible a los mejores), o si  -lo que es peor- relegan o expulsan a los que se acercan al partido y se afilian pretendiendo aportar y contribuir al proyecto con mente crítica, entonces ese partido acabará lleno de incompetentes y de pequeños dictadores, que fomentarán el amiguismo y el favoritismo a cambio de sumisión... y al final serán más de lo mismo: casta despreciable.
   Hay quien dice que los dirigentes de Ciudadanos no me dejan afiliarme a su partido porque fui muy crítico con UPyD, y temen que sea crítico con ellos. Demuestran estar muy poco informados.
   Pueden comprobar que desde que me afilié a UPyD, el año 2009, y hasta el año 2013, fui el afiliado gallego que más defendió y que más difundió las ideas y propuestas de ese partido en los medios de comunicación, en foros y debates. Hasta Rosa Díez, con la que compartí estrado en varias ocasiones, me felicitó por alguno de mis artículos. También fui el candidato gallego de UPyD que más votos recibió en las municipales del año 2011.
   Pero desde el año 2012 empecé a detectar que dentro de UPyD ocurrían cosas inaceptables: prácticas autoritarias y nada democráticas llevadas a cabo por algunos dirigentes nacionales, y también gallegos, protegidos por el aparato del partido. Empecé a presentar denuncias ante los órganos internos de UPyD, sin dejar que trascendiera al exterior del partido la mínima queja ni crítica. Mi sorpresa fue en aumento al ver que desde la dirección de UPyD se encubrían esas prácticas, y llegó al máximo cuando en septiembre de 2013 la dirección nacional de UPyD me sancionó con una expulsión que me impedía asistir al congreso del Partido, en el que iba a expresar mi profunda preocupación por todo lo que estaba pasando en Galicia y en la dirección del partido. Los motivos de esa expulsión eran ridículos, pero además UPyD no cumplió los estatutos al sancionarme, y los volvió a incumplir al no responder a mi recurso. Cuando tras mucho luchar caí en la cuenta de que ya no era posible arreglar aquella situación, y ya sin tener la condición de afiliado, me convertí en una de las voces más críticas a nivel nacional contra los entonces dirigentes de UPyD, que habían secuestrado el partido y traicionado sus principios de regeneración política.
   Me resulta triste comprobar cómo ha terminado el llamado partido magenta, por el que tanto luché. El despotismo de sus dirigentes y su desprecio a los afiliados (más de 20.000 se fueron o fuimos expulsados) han hundido al partido. Creo que el intento de salvarlo será en vano.
   Puedo estar en desacuerdo en algunas cosas concretas, pero nunca he criticado el programa o las ideas (en general) de UPyD. Sólo denuncié y critiqué las cosas que en UPyD se hacían mal, y a aquellos dirigentes de UPyD calificables de políticamente corruptos. Y siempre lo hice de manera razonada y respetuosa. Si en alguna cosa me equivoqué, rectifiqué tras conocer los datos correctos. Y nadie puede encontrar ninguna mentira en ninguno de mis escritos críticos contra UPyD, que son muchos.
   Cuando se entabló un conflicto dialéctico entre UPyD y Ciudadanos defendí al partido de Albert Rivera. Bastantes miembros de C´s me felicitaron y me pidieron que me afiliara. Cuando al final lo he intentado, han rechazado mi solicitud (por orden, se supone, de los dirigentes locales de C´s).
   Si algún día entro en C´s será para apoyar sus ideas (que en líneas generales comparto), para trabajar en equipo con todos los afiliados (me da igual de donde vengan si son decentes y trabajan por la tarea común), y para ayudar a los mejores candidatos que puedan representarnos y hacer que esas propuestas se hagan realidad. Y criticaré las cosas que vea que se hagan mal, si ocurre, con respeto y discreción: con la intención de que mi crítica sirva para rectificar y mejorar.
   Si alguien en Ciudadanos piensa que voy a criticarles y eso le lleva a rechazar que yo me afilie, debe ser porque está pensando en hacer cosas mal. O ya las está haciendo. Y es preocupante escuchar que afiliados de Ciudadanos de Vigo y del resto de Galicia no se atreven a decir lo que piensan por miedo a ser expulsados. Un partido que pone el listón de la regeneración democrática muy alto no puede permitir que pase eso. Y es preocupante comprobar la cantidad de afiliados gallegos (y también de otros sitios) que han sidoexpulsados de C´s. Incluso el candidato elegido en primarias para el 20D por la provincia de Pontevedra, José Rivadulla, se han ido de Ciudadanos al comprobar lo que está pasando.
  ¿Pretende Ciudadanos seguir el camino de UPyD? Si un partido anula la crítica interna está condenado a la colonización por dirigentes incompetentes: solo habrá sitio para ellos y para sus amigos (como pasa por ejemplo en el PSdG en Vigo con el cacique Abel Caballero). Y me temo que eso es lo que puede estar pasando en Ciudadanos en Galicia, donde todo parece indicar que se han hecho con el poder personas que no son las más adecuadas (algunas de ellas salidas de UPyD). Una verdadera pena.
  Por eso hago un llamamiento a los afiliados gallegos de Ciudadanos, a los que por el mero hecho de haberse afiliado considero nobles y demócratas: para que no se callen y luchen por lo que realmente defiende su partido, para que reclamen a sus dirigentes democracia interna, meritocracia, respeto a los ciudadanos que quieren sumarse a ese proyecto político... que acaben las purgas. Me temo que los dirigentes del partido de Barcelona se deben creer que todos los que han sido expulsados de C´s en Galicia (o rechazados) eran gallegos malvados que se querían infiltrar para hundir el partido, o para aprovecharse de él… Eso ha podido pasar en algún caso concreto, pero parece imposible que haya sido en todos los casos, ni siquiera en la mayoría.
   Cuando alguien dentro un partido dice que algo se ha hecho mal, los dirigentes deben investigar si realmente algo se ha hecho mal (y no invitar al afiliado a irse del partido, como me pasó en UPyD); y si un afiliado propone alguna innovación, deben analizar y debatir si la propuesta de ese afiliado es acorde con la línea del partido, si supone una mejora y si se puede aplicar... Pero, curiosamente, en algunos partidos, los afiliados que hacen críticas o sugerencias son temidos o despreciados, y acaban siendo represaliados o expulsados. Ese no es el camino de la democracia. Y Albert Rivera lo sabe. ¿Pondrá remedio?

2 comentarios:

  1. Veo que te pasó algo parecido que al eurodiputado de UPYD Sosa-Wagner, que fue represaliado por atreverse a decir que en su partido había autoritarismo. Sin embargo Sosa-Wagner está ahora en Ciudadanos, y es uno de los principales asesores del proyecto de Albert Rivera de reforma Constitucional.

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  2. En resumidas cuentas: eres un tocapelotas narcisista, que quiere figurar, allá donde esté, y que su santa voluntad se aplique, sí o sí. ¿Cómo te va a querer nadie? Bien expulsado estás de UPyD y bien hace Ciudadanos en no admitirte

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