martes, 27 de marzo de 2018

¿Hay segregación o discriminación en los colegios unisex?

   Los centros educativos que admiten sólo a chicas o solo a chicos son acusados con frecuencia de segregar, de discriminar y de ser sexistas. Cualquier persona tiene derecho a estar en desacuerdo con que se permita el funcionamiento de ese tipo de colegios. Pero se equivoca si emplea los términos mencionados: pues el significado de esas palabras no se puede aplicar para calificar la realidad de esas instituciones.
   Acudiendo al diccionario, vemos que segregar supone separar a alguien de otra u otras personas: pero nadie sufre segregación si escoge voluntariamente estar separado. Discriminar es seleccionar excluyendo, dar trato desigual a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, de sexo... pero cuando alguien elige ese trato no puede decirse que sea discriminado. Si por ejemplo los colegios masculinos del Opus dieran mejor formación que los femeninos sí que estarían discriminando: pero se puede demostrar (por ejemplo con datos de resultados de selectividad) que eso no ocurre. Y si no hay discriminación no hay sexismo, que es discriminar a una persona por razón de sexo.
 
   Atender en distintos sitios a mujeres y a hombres no es discriminar. Una peluquería para mujeres no discrimina a los hombres; un restaurante vegetariano no discrimina a los que comen carne; una habitación de hospital destinada solo a hombres o solo a mujeres no discrimina; un club deportivo subvencionado que mantiene equipos en ligas masculinas o femeninas tampoco discrimina; ni tampoco lo hacen las instituciones públicas o privadas que tienen vestuarios o cuartos de baños separados para mujeres y para varones... 
 
   No soy parte interesada, pues mis hijas van a un colegio concertado mixto donde no hay clases de religión. Pero estoy en contra del pensamiento único, de la intromisión del Estado en nuestras vidas, del fascismo y del comunismo... Y defiendo la libertad de los padres para elegir la que consideren mejor educación para sus hijos, siempre que incluya los valores cívicos y constitucionales de nuestra sociedad. Por eso me alegro de que el Tribunal Constitucional se pronuncie a favor de miles de padres que quieren elegir ese tipo de enseñanza. Creo que es justo que lo que esas familias ahorran de gasto en enseñanza pública lo reciban -si no todo, en parte, como se hace- en ayudas a sus colegios. Y pienso que sí que supondría una discriminación impedir que esas familias (que también pagan impuestos, y aunque algunos tengan mayor poder adquisitivo ya se les aplica un IRPF proporcional y progresivo) tengan ayudas de dinero público para poder educar a sus hijos en centros privados concertados.
 
   Cualquier persona que se considere defensora de la libertad debe defender no solo su libertad, sino también la libertad de los demás. Los enemigos de la libertad de elección de escuela deberían intentar demostrar que ese tipo de enseñanza discrimina o causa algún perjuicio a alguien (¿a los estudiantes?, ¿a la sociedad?): pero nadie ha sido capaz de demostrar eso.
 
   Cada verano cientos de alumnos de mi ciudad (y de muchos otros sitios) pasan una temporada en colegios de Inglaterra, con becas pagadas con fondos públicos: y muchos de esos colegios ingleses son solo para chicos o solo para chicas. Allí bastantes pedagogos consideran la enseñanza diferenciada una ventaja, y argumentan y prueban que los alumnos suelen obtener mejores resultados académicos sin sufrir ninguna tara, ningún menoscabo en su educación humana o social. A ningún británico se le ocurre acusarles de sexistas, y ni siquiera las feministas están en contra.
 
   Los que en España quieren arruinar a los colegios españoles que hacen lo mismo, si fueran coherentes, deberían pedir que no se destinen fondos públicos a esas becas en Inglaterra, y en la misma línea negar dinero de las arcas públicas a cualquier destino que beneficie a equipos deportivos solo para chicos o solo para chicas, y así con todo lo  demás... No lo hacen porque quedaría en evidencia su falta de razón y de fundamento, y todos entenderían que su rechazo es liberticida: fruto de una ideología que considera que nadie puede pensar de manera diferente.

   PD. Artículo 2 de la Convención de la UNESCO de 1960 contra la discriminación: “No será considerada como constitutiva de discriminación la creación o el mantenimiento de sistemas o establecimientos de enseñanza separados para los alumnos de sexo masculino y femenino”.

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