martes, 14 de enero de 2020

Baltasar no era negro. Origen y evolución del mito de los Reyes Magos. Y la propuesta se aumentar su número a siete.

   Estas pasadas navidades se ha generado una polémica cuando se ha filtrado un borrador de una felicitación que representaba a los tres reyes magos de raza blanca. Al colectivo que estaba eligiendo la tarjeta (que al final no fue esa) le han acusado de ser racistas... A veces no entiendo cómo puede haber gente tan inculta, ignorante, intolerante, fanática y agresiva (y me refiero a los que lanzaron esas acusaciones).
   Repaso algunas ideas sobre los Reyes Magos, y acabo con una propuesta "políticamente correcta" (que podría considerarse una estupidez, como la mayoría de ellas)...

   El libro más vendido y leído del mundo es el Nuevo Testamento. Comienza por los Evangelios, que son cuatro relatos de la vida, enseñanzas y milagros de Jesús, un Rabino o predicador judío que murió en Jerusalén el siglo I, que fue consideró un Mesías, y que dio origen a la religión cristiana (y al cómputo de los años de la Era Común).
   En uno de esos Cuatro Evangelios, el atribuido a Mateo (un discípulo de Jesús), se dice que Jesús nació en la aldea de Belén, y que poco después de haber nacido recibió la visita de unos sabios o magos que venían del Oriente, que fueron a adorarle porque habían visto una estrella que les hizo pensar que había nacido el Rey de los Judíos... Tras saludar a Herodes, gobernador de Judea, encontraron al Niño Jesús en Belén, en una casa, con María su madre, y le ofrecieron dones de sus cofres: oro, incienso y mirra. Y después tuvieron un sueño en el que Dios les decía que no volvieran a saludar a Herodes, y así se volvieron a sus tierras... Eso es lo que nos cuenta Mateo.
   Es raro que ninguno de los otros tres evangelistas mencionen a esos sabios que fueron a Belén, y que no se haga referencia a ese hecho tan extraordinario en las otras obras que completan el Nuevo Testamento, que son cartas de los Apostoles que conocieron a Jesús y a su familia o -como San Pablo- a sus seguidores directos. Eso nos hace concluir que lo más probable es que esa adoración de los sabios en Belén fue un cuento o leyenda, y no un hecho histórico.
   El Evangelio de Mateo no concreta el número de los adoradores: dice: "unos sabios", por lo que pudieron ser dos, tres o más. Pero al decir que ofrecieron tres dones se ha interpretado tradicionalmente que eran tres, y nadie discute ese número. Se les llama magos, que se considera sinónimo de sabios, científicos, astrónomos o astrólogos. Se entiende que no eran judíos, y se les ha considerado sacerdotes persas: hay quien dice que venían de Babilonia, donde siglos atrás habían estado recluidos los Judíos, y que por eso conocían las profecías judías que hablaban sobre el nacimiento de un Mesías o Rey de los Judíos. Podemos imaginarnos que tuvieron un sueño que les impulsó a viajar a Belén, sueño similar al que Mateo nos cuenta que tuvieron tras adorar al Niño. También sabemos que tenían que ser ricos: tenían dinero suficiente para realizar el viaje que hicieron, y para hacer los regalos que llevaban en sus cofres.
   Al principio se escribieron muchas historias sobre la vida de Jesús, con textos diversos, pero hacia el año 200 se unificaron y se hicieron oficiales los Cuatro Evangelios, dentro de la corriente mayoritaria de la Iglesia cristiana, con epicentro en Roma. Un escritor cristiano del siglo III llamado Tertuliano fue el primero en decir que esos sabios eran Reyes, y lo hizo para evitar que se les relacionara con la brujería y con el demonio... Parece que en algún texto antiguo llamado apócrifo (no reconocido oficialmente por esa Iglesia) se daba el nombre de esos tres personajes (Melchor, Gaspar y Baltasar) y se decía que eran tres Reyes. Así lo recoge en su Obra el abad inglés conocido como San Beda el venerable, que vivió entre el siglo séptimo y el octavo. En sus escritos afirma que los Tres Reyes representan a cada una de las tres grandes familias humanas (lo que hoy llamaríamos grupos étnicos o razas) de la tradición bíblica, procedentes cada una de uno de los tres hijos de Noé que sobrevivieron al Diluvio Universal (un pasaje no histórico que es relatado en el Antiguo Testamento, la primera parte de la Biblia, escrito por los Judíos): los hijos de Jafet, pueblos jafíticos o europeos (representados por Melchor), los hijos de Sem, pueblos semíticos, asiáticos y árabes (por Gaspar), y los hijos de Cam y de Cannán, camíticos o africanos (por Baltasar). De ese modo, la adoración de los reyes magos pasaba a representar que Jesús era reconocido por Reyes de todas las familias o razas humanas, y que esos Reyes (autoridad civil) se sometían a Jesús (autoridad divina).
   En la Alta Edad Media se creó la tradición de asociar a los tres reyes magos con las tres edades del hombre: adolescencia, adultez, ancianidad. Así se reflejaba que los hombres de todas las edades tenían que adorar a Dios. Habitualmente el más anciano, Melchor, es el que está arrodillado. Ese invento está en relación con la leyenda del descubrimiento de la tumba de los tres reyes: se abrieron sus sepulcros y observaron que sus cuerpos estaban incorruptos, y que uno parecía tener 15 años, el otro 30 y el otro 60.
El relicario más grande del mundo, en la Catedral
de Colonia, con los restos de los Tres Reyes Magos
   Durante la Segunda cruzada (siglo XII) el obispo de Milán San Eustorgio, visitó Constantinopla, y el Emperador le hizo un regalo: las veneradas reliquias de los Tres Reyes rescatadas en Saba en el año 300 por la emperatriz Elena, madre del emperador romano Constantino I. Pero pocos años después el emperador Germánico Federico Barbarroja saqueó Milán y robó esas reliquias, trasladándolas a Colonia. Allí se construyó un gran relicario que se expuso detrás del altar mayor de la Catedral, y las reliquias de los Reyes Magos comenzaron a atraer a miles de peregrinos a Colonia, haciendo la competencia a Santiago de Compostela...
   En la iconografía cristiana más antigua los magos son representados con gorro frigio, símbolo de los seguidores de Zoroastro, identificados con Persia. Es famoso el mosaico de Rávena (ver imasgen), del siglo VI, donde aparecen los Tres Magos con sus gorros frigios. Pero los tres son de raza blanca. Y Baltasar fue blanco hasta los siglos XIV y XV.
   Con los viajes oceánicos por la costa de África, que comenzaron el siglo XIV se tomó contacto con la raza africana, y la iconografía cristiana empezó a representar a Melchor como anciano, Gaspar como joven, y a Baltasar como africano. Así se reforzaba la idea de que todas las razas adoraban a Dios, y se empezó a decir que Baltasar podría haber sido originario de Etiopía (al sur de Egipto), donde hay mucha mirra y donde todos son negros... pero el relato de Mateo afirma que los sabios venían de oriente, no del sur...

   Como curiosidad, el padre Bartolomé de las Casas, considerado "Defensor de los indígenas", decía que los indios americanos españoles no podían ser esclavos, pero que sin embargo sí se podía esclavizar a los negros africanos, al ser descendientes del maldito Cannán, hijo de Cam.

Adoración de los Reyes. c 1650
Diego de la Puente, Jesuita.
Iglesia de Juli, Perú.
El Rey Gaspar es un rey Inca.
   ¿Por qué los reyes no pueden ser cuatro, o cinco, o siete...?
   Sabemos que el número de Reyes Magos no se precisó hasta muy tarde; la tradición latina consignaba indiferentemente dos, tres o cuatro, como se ven representados en las catacumbas; la tradición siríaca acepta doce y la armenia quince.
   La iglesia siempre ha tenido un afán ecuménico, de llegar a todas partes del mundo: por eso en la Edad Media a cada Rey Mago se le atribuyó una parte de la tierra, y se les representó con distinto color de pie, y también cabalgando sobre distintos animales: Gaspar a camello, Baltasar sobre un elefante y Melchor sobre un caballo. América y Oceanía no se conocían, y tampoco el lejano oriente...
   En la América Española del siglo XVI y XVII se hicieron cuadros de la adoración en Belén con un rey mago representado como un Rey Inca (Ver). también en la catedral de Viseu (Portugal) hay una imagen de un rey Mago que es un indio de Brasil.
   Y esta es mi propuesta a las iglesias cristianas y a todos los que celebran la navidad: ¿Por qué no ampliamos el número de Reyes Magos a siete, y añadimos uno de América del sur, otro de la del Norte, otro del extremo oriente (chino-japones), y otro australiano-polinesio? Sería mucho más ecuménico y representaría mejor la idea que nuestros ancestros quisieron plasmar modificando la tradición sobre esos Sabios...

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