viernes, 29 de mayo de 2020

Los expertos que asesoraron al Gobierno tendrían que ir a la cárcel... si realmente existieran.

   Cualquier científico que hiciera un estudio médico sobre el coronavirus (o sobre cualquier otro tema) no tendría ningún reparo en publicar su trabajo y sus conclusiones, ni a firmarlo.
   Por eso estoy convencido de que el Gobierno ha mentido cuando dijo que para combatir los efectos de la pandemia por coronavirus había actuado según recomendaciones científicas realizadas por expertos.
   Las decisiones han sido políticas y han tenido efectos perniciosos. Quizá cuando se juzguen con calma todas esas decisiones algunos responsables acaben en la cárcel. De momento los que hemos perdido en esta crisis familiares, medios para vivir y muchas otras cosas, sabemos que si se hubieran tomado otras decisiones (realmente basadas en criterios científicos) el daño no habría sido tan intenso. Y no podemos olvidar quienes son los culpables.


  Los máximos dirigentes del Gobierno se han querido esconder -cobardemente- detrás de unos presuntos expertos. Han defendido que "había hecho caso a los especialistas y a los epidemiólogos" (como afirmó Pablo Iglesias), y que sus actuaciones se habían fundamentado en "la evidencia científica" y no en "criterios políticos partidistas" (como dijo María Jesús Montero). Sin embargo, inicialmente se negaron a dar el nombre del famoso comité de expertos. Y después se filtró una lista de presuntos expertos responsables, políticos y funcionarios vinculados al gobierno, reclutados a toda prisa para ser usados como coartada y tratar de ocultar los errores del Gobierno...


   Pero no se presentó ningún informe científico firmado por ellos, ni ninguno de ellos confirmó la hipótesis de que había un comité de expertos. Y presiento que si llega el caso y son sentados en el banquillo lo negarán todo: a poco inteligentes que sean, esos presuntos expertos no reconocerán nunca que fueron ellos los responsables de las decisiones que tomó el Gobierno. Una cosa es que dejes utilizar tu nombre para propaganda política a cambio de favores o cargos, y otra que seas acusado de asesinato por imprudencia y de causar la ruina del país, y vayas a la cárcel en vez de los políticos, verdaderos responsables (en este caso irresponsables) que probablemente tengan que ir.

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