sábado, 26 de septiembre de 2015

El Manifiesto “Por la igualdad de derechos lingüísticos en Cataluña” (de 1981) y sus premoniciones secesionistas.

El Manifiesto, tal como se editó en 1981.
   Aquel Manifiesto fue un aviso, una advertencia, una llamada de la sociedad civil a los gobernantes españoles para que corrigieran la peligrosa deriva que entonces comenzaba… Pero nadie hizo nada; e incluso algunos empeoraron los problemas.
   Y ahora que un grupo de políticos catalanes recoge los frutos del antiespañolismo que desde hace 35 años han estado sembrando y cultivando sin ninguna resistencia, y pretenden independizar a Cataluña de España, los líderes del PP y del PSOE se asustan y gritan: “No podemos quedarnos callados”; cuando todos en sus partidos llevan muchos años actuado cobardemente, mirando para otro lado, dejando abandonados a los catalanes y a Cataluña en manos de los nacionalistas.
   Jordi Puyol era Presidente de la Generalitat desde abril de 1980. Se puede decir que los catalanistas estaban empezando entonces a fraguar su plan secesionista. A finales de ese año, tres jóvenes profesores barceloneses se reunieron en una pizzería de Las Ramblas para poner en común ideas sobre la situación del español y de la cultura en Cataluña, y redactar sobre ellas un manifiesto de denuncia. Se trataba de Santiago Trancón (socialista y experto en filología), José Luis Reinoso (sindicalista, anarquista y profesor de arte y literatura) y Carlos Sahagún (comunista y poeta, premio nacional de poesía, recientemente fallecido). A ellos se unieron el entonces profesor de instituto de Santa Coloma de Gramanet Federico Jiménez Losantos (que había escrito dos años antes “Lo que queda de España”), y el catedrático de sociología Amando de Miguel, quien aceptó ser el primer firmante.
Texto del Manifiesto por la igualdad de los derechos
lingüísticos en Cataluña. (Acceso al texto en word)
   El documento (fechado el 25 de enero de 1981) se publicó en Madrid (hubiera sido imposible su publicación en Cataluña) en el periódico Diario 16, el día 12 de marzo, avalado por 2.300 firmas (por eso es conocido como “El Manifiesto de los 2.300”). En él se expresaba preocupación por la situación cultural y lingüística en Cataluña, y se pedían apoyo para restaurar un ambiente de libertad, tolerancia y respeto entre todos los ciudadanos; advertían que “de no corregirse la actual tendencia”, podría “originar un proceso en el que la democracia y la paz social se vean amenazadas”. Su lectura es de una actualidad pasmosa, y todos los problemas que denunciaron entonces no sólo no se resolvieron, sino que no hicieron más que crecer y empeorar hasta llegar a la situación actual.
La prensa catalana se lanzó agresiva
contra el Manifiesto y sus firmantes.
   Las reacciones de los nacionalistas ante aque escrito que desenmascaraba públicamente las prácticas abusivas (además de ilegales, antipedagógicas y discriminatorias contra los catalanes castellanohablantes), que con su llegada al poder estaban comenzando a imponer, no se hicieron esperar. El presidente del Parlament, Heribert Barrera, en un alarde de democracia, afirmó: "Hay que despreciar a esos firmantes". La directora de política lingüística, Aina Moll, convocó a todos los firmantes del manifiesto (a los 2.300!) para que se personasen en la Generalitat a dar explicaciones. Sólo fueron Trancón, Reinoso, Sahagún y De Miguel, y desde el gobierno y la prensa catalán trataron de hacer creer que sólo eran 4 gatos, sin apoyo ninguno. Sin embargo los promotores del Manifiesto siguieron recibiendo firmas, casi 2.000 de los trabajadores de la factoría Seat, y en pocas semanas llegaron a las 20.000.
Ver artículo.
   El catalanismo gobernante, “caliente” por la inesperada “traición de los hispanohablantes de Madrid”, reaccionó movilizando a la prensa contra el Manifiesto y sus firmantes, y patrocinó la creación de un movimiento ciudadano al que se llamó “Crida a la Solidaritat en Defensa de la Llengua, la Cultura i la Nació Catalanes”(Llamamiento a la Solidaridad en Defensa de la Lengua, la Cultura y la Nación Catalanas), un invento siniestro cuyo único fin era amedrentar a los que se atreviesen a defender el manifiesto en público, que pasó después a amenazar a los comerciantes que no tenían todos sus textos en catalán, a tratar de boicotear las Olimpiadas... (y a todo esto recibiendo subvenciones oficiales). A comienzos de ese verano la Crida organizó un acto para dejar claro que los firmantes del Manifiesto no eran gratos ni bien vistos, reuniendo a cien mil catalanistas en el Camp Nou al grito de “Soms una nació” (Somos una nación).
Intervención de Federico J. Losantos
sobre el Manifiesto de los 2.300 (Ver)
   Apareció entonces en escena un grupo terrorista de corte nacionalista catalán, Terra Lliure: la noche del 19 de mayo de 1981 dos individuos de Terra Lliure secuestraron a Federico Jiménez Losantos a la salida de clase del Instituto donde trabajaba, junto con una compañera de trabajo: los ataron a unos árboles de un bosque y dispararon en la pierna al ahora periodista, abandonándoles después con la intención de que se desangrara y su acompañante le viera morir... Se salvó por los pelos (gracias a que la otra profesora consiguió desatarse y pedir ayuda), teniendo que permanecer ingresado en un hospital varias semanas para curar las heridas.
   Al día siguiente, los 20 primeros firmantes del Documento de los 2.300 recibieron una amenazadora carta, firmada por Terra Lliure, exigiéndoles que abandonaran los “Paisos Catalans”, advirtiéndoles de que pasarían de las palabras a los hechos, o mejor dicho: "a las armas", como ya habían dejado muy claro la noche anterior. (Reproduzco la misiva del grupo terrorista al final de este artículo).
   La policía aconsejó a los firmantes amenazados que se fueran, y poco después F. J. Losantos y buena parte de los 2.300 habían abandonado Cataluña para siempre. Como dice uno de los afectados: “Esta quizá sea la consecuencia más triste y duradera de aquellos meses de cólera que sucedieron al manifiesto: el manifiesto de los 2.300 se convirtió en el éxodo de los 2.300”.
   El redactor del borrador del Manifiesto Santiago Trancón explicaba años después que, además de por miedo, se habían ido por frustración e impotencia, al ver que no podían hacer nada contra la imposición nacional-lingüística. Leer su relato (“Por qué me fui de Cataluña”) me ha resultado emotivo e impresionante.
   En otra intervención, Trancón apelaba a la "heroicidad" que significa resistir hoy la "imposición monolongüística". Cómo le entiendo, porque en Galicia sufrimos el mismo problema que en Cataluña. Aunque los nacionalistas impositores del monolingüismo se empeñen en negarlo una y mil veces, y se cabreen mucho cuando alguien lo dice. Lo que está claro es que ellos no sufren la imposición del gallego, y que no quieren darse cuenta del daño que hacen a miles de castellano hablantes, y de la falta de libertad (y hasta de miedo a expresar lo que de verdad muchos gallegos -especialmente padres- sienten en relación con la imposición del idioma gallego) con la que nos obligan a vivir.
    Amando de Miguel, el primer firmante, escribía 30 años después: “Lo malo de los presagios adelantados en el Manifiesto es que acertamos. Puede, incluso, que nos quedáramos cortos.
    Aquel Manifiesto no estaba hecho por anticatalanes ni era anticatalanista. Sólo buscaba defender el bilingüismo en serio. Defendían el derecho de todos, y especialmente de los hijos de los emigrantes llegados a Cataluña desde cualquier otro lugar de España, a recibir la educación en su lengua propia, oficial en toda España, y a acceder al patrimonio cultural español. Se oponía a que los nacionalistas convitieran el idioma catalán en la única lengua oficial de Cataluña. Pujol y los suyos practicaban un doble lenguaje: aparentaban respeto a la Constitución en Madrid, mientras en Cataluña iban apartando al idioma de Cervantes de todo lo oficial...

   Nota final: Estos días he tenido el privilegio de tratar a uno de los intelectuales promotores de ese manifiesto, José Luis Reinoso, quien vive retirado en un pueblo cercano a Vigo. Me ha facilitado el texto original del documento (del Manifiesto) y también la carta que recibió de Terra Lliure, que publico a continuación:


No hay comentarios:

Publicar un comentario