martes, 17 de enero de 2017

Sobre el juicio contra un médico de Vigo por la amputación de la pierna de una gimnasta.

NOTA HECHA PÚBLICA:
Con respecto a datos erróneos publicados en relación con la acusación que pesa sobre el Traumatólogo Pedro Larrauri, haciéndole responsable de la amputación de la pierna de una gimnasta, caso que va a ser juzgado esta semana, solicitamos publiquen la siguiente información aclaratoria, de carácter médico:

   La paciente ingresó a última hora de la noche en el Hospital El Castro con el diagnóstico de fractura de peroné. El médico de guardia avisó al Dr. Larrauri, traumatólogo de guardia localizado en su domicilio, del ingreso a su  cargo, pero no vio necesario que acudiera a ver esa noche a la paciente. La paciente tuvo esa noche el dolor normal que se tiene tras una fractura importante de rodilla, pero a lo largo de las horas la situación clínica y vascular se mantuvo estable. Cuando el Dr Larrauri acudió a ver a la paciente, el día siguiente a las 11 horas, no apreció ningún signo de lesión vascular ni de isquemia, y solicitó una Resonancia Magnética de la rodilla para valorar las lesiones de ligamentos y el hematoma que la paciente tenía en la rodilla. Todo el personal de El Castro estuvo muy pendiente de la evolución de este caso durante todo el ingreso por si aparecía algún signo de isquemia: pero no apareció, y la llegada de sangre arterial con pulso y con oxígeno hasta los dedos del pie se monitorizó durante toda la estancia de la paciente con un aparato de pulsioximetría y con la exploración clínica realizada todos los días.
   A las 24 horas del ingreso el Dr. Larrauri le realizó a la paciente una operación en la rodilla, vaciando el hematoma y abriendo los compartimentos. Los otros médicos presentes en la operación tampoco detectaron ningún dato de trombosis de la arteria poplítea, por lo que no era necesario hacer ninguna prueba para descartarla.
   El tercer día al mediodía, al hacer la cura y cambiar la férula de yeso, se comprobó una disminución pasajera de la llegada de sangre al pie, que en cualquier caso no comprometía la oxigenación de la pierna. Se solicitó un angiotac, que se hizo esa misma tarde, y se encontró que había una trombosis de la arteria poplítea en la rodilla, pero que la circulación estaba compensada por abundante circulación colateral y la sangre llegaba al pie a través de dos de las tres arterias de la pierna. Además de esa prueba objetiva (angiotac) que demuestra que no había isquemia, los registros de pulsioximetría seguían presentes en todos los dedos del pie. Se consultó entonces con un Cirujano Vascular vinculado a El Castro, quien indicó que se realizara el traslado de la paciente al día siguiente a su Hospital, fuera de Vigo, donde realizaría una operación de recanalización, que no era una urgencia vital para la pierna ya que la situación clínica era estable y no había signos de isquemia.
   Sin embargo el día siguiente la paciente fue trasladada a Povisa por orden de la compañía de seguros. Nada más llegar el cirujano vascular que se hizo cargo de la paciente realizó otro angiotac donde se comprobó que no solo la circulación no había empeorado sino que había mejorado. Pasó a la paciente a Quirófano donde la operó, realizando un bypass que según él mismo reconoció no funcionó. Según todos los indicios fue a raíz de esa operación cuando se obstruyó la circulación colateral y la pierna quedó en isquemia. Dos días después (seis días tras el accidente inicial) ese mismo cirujano realizó la amputación de la pierna.
   El cirujano vascular de Povisa dijo a la familia para justificarse que había sido imposible salvar la pierna porque cuando llegó a sus manos ya llevaba 4 días sin sangre, en isquemia, lo cual es totalmente imposible, pues como él mismo dijo después y todo el mundo sabe, tras seis horas de isquemia una pierna se gangrena, se muere, se pone azul y negra, y lo único que hay que hacer es amputarla, y cuanto antes, porque tras ese tiempo de isquemia todos los músculos de la pierna se necrosan y liberan sustancias tóxicas que ponen en peligro la función renal y la vida del paciente, y en este caso no se produjo ninguna alteración analítica.
   También reconoció ese cirujano vascular que trabajaba en Povisa (se jubiló dos meses más tarde) que no leyó ninguno de los informes que se le enviaron con la paciente al hacer el traslado, y que no vio las imágenes del angiotac en las que se veía abundante circulación colateral. Ese cirujano vascular se equivocó también al confundir el déficit de sensibilidad que la paciente tenía en la pierna con un problema de necrosis neural por isquemia, y los datos objetivos prueban que una cosa no tiene nada que ver con la otra.
 Reiteramos la inocencia del acusado Dr. Pedro Larrauri, que actuó en todo momento con prudencia y de acuerdo con la lex artis de la medicina, y esperamos que quede absolutamente probada en el Juicio.
   Esta versión de los hechos ha sido corroborada por una decena de Peritos, que defienden todos ellos que no era obligatorio pedir y hacer un angiotac antes de cuando se hizo; que aunque se hubiera hecho antes esa prueba u otra, o se hubiera hecho antes el traslado, el pronóstico de salvación de la pierna no hubiera cambiado; que es evidente que la pierna no estaba en isquemia cuando se trasladó a la paciente a Povisa; que había abundante y suficiente circulación colateral; y que no es cierto que fuera imposible hacer una operación de bypass que funcionara correctamente.

4 comentarios:

  1. Está claro que la actuación del traumatólogo de Povisa no fue la acertada.
    La mas perjudicada es la paciente y el siguiente perjudicado es el Dr. Pedro Larrauri que en todo momento actuó correctamente.
    Hay personas a quienes les cuesta reconocer los errores, más cuando las consecuencias son tan graves como las de este caso, pero hay que ir con la verdad por delante, con los datos a la vista y no queriendo cargar la responsabilidad a quien no la tiene.
    Quiero creer que la justicia existe y que no será el Dr Larrauri quien pague los errores de otros.

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    1. Gracias Aurora por tu comentario.
      Una rectificación a lo que dices: el médico de Povisa que amputó la pierna a la paciente no era un Traumatólogo, sino un Cirujano Vascular.

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  2. Lo que nadie menciona, es que la lesión de esa chica era gravísima y que aunque hubiese actuado antes un especialista vascular, o 30, u otros 30 traumatólogos con 30 años de experiencia, su pierna desgraciadamente no se recuperaría jamás y las consecuencias hubiesen sido similares

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    1. Yo declaré en el Juicio, estimado Anónimo, que estoy convencido de que si esta paciente hubiera sido trasladada a la Clínica Quirón, como yo indiqué, y no hubiera sido operada por el cirujano vascular de Povisa que la operó (pronto pero mal), hoy tendría su pierna.
      Pero efectivamente tendría una rigidez y una inestabilidad importante, y secuelas de la parálisis originada por el traumatismo inicial, y nunca podría hacer deporte ni gimnasia con la rodilla tan estropeada que tenía, ni siquiera en el mejor de los casos, con la mejor evolución posible. Y todos los peritos que tocaron este punto, salvo un médico de 90 años que venía pagado por la acusación, dijeron lo mismo.

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