Tras analizar en el anterior post la problemática energética generada por el monopolio de las Empresas Eléctricas que tienen controlados a los políticos, paso a denunciar el grave problema creado en nuestra Comunidad.
Galicia es la región de España con mayor índice de aprovechamiento de la energía eólica. El plan eólico gallego que impulsó la Xunta iba a generar 14.000 puestos de trabajo con unas inversiones de 6.000 millones de euros entre los 91 parques aprobados y la industria asociada que se pondría en marcha. Al final del mandato del anterior gobierno, y a toda prisa, se adjudicaron los parques eólicos. Pero se hizo de manera irregular. Fue tan descarado el amiguismo que aplicaron los políticos del Bloque, que controlaban la Consellería de Industria, que hasta los propios Socialistas, sus socios en la Xunta, abandonaron la comisión en señal de protesta. Después llegó al gobierno el PP y Feijóo anuló en concurso de adjudicación, y convocó uno nuevo. Las denuncias y recursos que se produjeron lo complicaron todo. Desde hace 2 años no se ha puesto un nuevo molino, y siguen en marcha los trámites del concurso.
Y ahora el Gobierno de Rajoy ha decretado suspender las primas de las instalaciones de energías renovables que no estaban preasignadas (las solicitadas antes de junio de 2009), paralizando los 2.700 megavatios gallegos (de un total de 4.500 mw en toda España).
Sin esas primas la rentabilidad de los aerogeneradores resulta insegura, pues además de que los promotores deben asumir la inversión con sus propios ingresos, no se les garantiza un precio mínimo al kilovatio producido durante los 20 años de vida útil del parque. La Asociación Empresarial Eólica de Galicia ha declarado que si no se cambia el Decreto, posiblemente no se ejecute en Galicia ni un solo nuevo megavatio.
Si el Gobierno quiere en verdad apostar por un modelo energético sostenible, eficiente y con un control de costes reales, haría bien en diferenciar sectores y modelos. Porque el gran lastre de las tarifas eléctricas no está precisamente en la eólica gallega, sino en los sobreprecios que se pagan por mantener fuentes energéticas deficitarias y agonizantes, como las minas de carbón asturianas, por poner un ejemplo.
Como muy bien dice en una editorial el diario Faro de Vigo, tiene razón el Gobierno cuando reclama que se actúe en el mercado sin muletas, que los empresarios dejen de ver los molinos eólicos o las fotovoltaicas como un chollo exento de riesgos, pero más razón les asiste a esos mismos empresarios al reclamar unas reglas de juego claras y perdurables en el tiempo, para no quedar como hasta ahora a merced de los caprichos de éste o aquél político de turno.
Galicia es la región de España con mayor índice de aprovechamiento de la energía eólica. El plan eólico gallego que impulsó la Xunta iba a generar 14.000 puestos de trabajo con unas inversiones de 6.000 millones de euros entre los 91 parques aprobados y la industria asociada que se pondría en marcha. Al final del mandato del anterior gobierno, y a toda prisa, se adjudicaron los parques eólicos. Pero se hizo de manera irregular. Fue tan descarado el amiguismo que aplicaron los políticos del Bloque, que controlaban la Consellería de Industria, que hasta los propios Socialistas, sus socios en la Xunta, abandonaron la comisión en señal de protesta. Después llegó al gobierno el PP y Feijóo anuló en concurso de adjudicación, y convocó uno nuevo. Las denuncias y recursos que se produjeron lo complicaron todo. Desde hace 2 años no se ha puesto un nuevo molino, y siguen en marcha los trámites del concurso.
Y ahora el Gobierno de Rajoy ha decretado suspender las primas de las instalaciones de energías renovables que no estaban preasignadas (las solicitadas antes de junio de 2009), paralizando los 2.700 megavatios gallegos (de un total de 4.500 mw en toda España).
Sin esas primas la rentabilidad de los aerogeneradores resulta insegura, pues además de que los promotores deben asumir la inversión con sus propios ingresos, no se les garantiza un precio mínimo al kilovatio producido durante los 20 años de vida útil del parque. La Asociación Empresarial Eólica de Galicia ha declarado que si no se cambia el Decreto, posiblemente no se ejecute en Galicia ni un solo nuevo megavatio.
Si el Gobierno quiere en verdad apostar por un modelo energético sostenible, eficiente y con un control de costes reales, haría bien en diferenciar sectores y modelos. Porque el gran lastre de las tarifas eléctricas no está precisamente en la eólica gallega, sino en los sobreprecios que se pagan por mantener fuentes energéticas deficitarias y agonizantes, como las minas de carbón asturianas, por poner un ejemplo.
Como muy bien dice en una editorial el diario Faro de Vigo, tiene razón el Gobierno cuando reclama que se actúe en el mercado sin muletas, que los empresarios dejen de ver los molinos eólicos o las fotovoltaicas como un chollo exento de riesgos, pero más razón les asiste a esos mismos empresarios al reclamar unas reglas de juego claras y perdurables en el tiempo, para no quedar como hasta ahora a merced de los caprichos de éste o aquél político de turno.
La política industrial del PP está resultando nefasta para Galicia. Nuestra Comunidad registró el año 2011 la segunda mayor caída del Índice de Producción Industrial (IPI): -7,1 % (sólo superados por Canarias, que registró -7,3%) frente a una media estatal de -1,8%. Los analistas consideran que ese IPI refleja la capacidad de recuperación económica y de creación de empleo y de riqueza. La industria eólica en Galicia era nuestra mayor esperanza. Si los Gobiernos gallego y central del PP sólo persiguen reducir el déficit público y no les importa que se paralice la actividad económica, nos están conduciendo a una muerte por depauperación.
La denuncia de este Decreto ante los tribunales europeos promovida por la Fundación Renovables y apoyada por muchos grupos ecologistas y políticos, me parece necesaria aunque no suficiente: los ciudadanos gallegos no podemos permanecer impasibles ante esta "desfeita"
La denuncia de este Decreto ante los tribunales europeos promovida por la Fundación Renovables y apoyada por muchos grupos ecologistas y políticos, me parece necesaria aunque no suficiente: los ciudadanos gallegos no podemos permanecer impasibles ante esta "desfeita"
Si os da "NASA" tiveron problemas e os resolveron, non imos ser menos os galegos! |
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