Con razón esa asignatura ha sido recomendada por el Consejo de Europa y promocionada por excelentes pedagogos.
Hace 10 días el Ministerio de Educación decidió suprimir la condena a la homofobia (definida por el diccionario de la RAE como la aversión obsesiva hacia las personas homosexuales). Tampoco mantenían en el currículum las referencias a la diversidad de modelos de familia que existen en nuestra sociedad.
A los del PP les parece mal que a los niños se les enseñe a no rechazar ni discriminar a otras personas o colectivos por su orientación sexual o por sus condiciones personales. El Ministro José Ignacio Wert adujo que quería evitar temas polémicos. El Diputado de UPyD Carlos Martínez Gorriarán consideró muy preocupante esa decisión, afirmando que eludir estas cuestiones significa renunciar a que la escuela cumpla con su función, que es educar, insistiendo en que no se puede excluir ningún tema que tenga que ver con la exclusión social y la persecución de minorías: la democracia es incompatible con la segregación y con la discriminación por el motivo que sea.
Pero en el nuevo programa de la asignatura el PP introducían el tema de los nacionalismos excluyentes. Sin embargo hace 2 días, y a petición de la Consejera de Educación Catalana, el PP accedió a retirar del temario el estudio de los "nacionalismos exluyentes". La Secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, declaró que con esa medida querían evitar la controversia y dejar un contenido neutro; y añadió: "Nunca pensamos que la referencia a los nacionalimos excluyentes pudiera herir sensibilidades en nuestras comunidades autónomas, pero, si es así, no tenemos ningún problema en eliminarlo del texto".
Cuando los niños estudien en el colegio el epígrafe "Los conflictos en el mundo actual", abordarán los temas del fanatismo religioso, el terrorismo... Pero en sus libros no se hará mención del problema de los nacionalismos.Cu ando esos niños pregunten que qué es eso de los 200 ó 300.000 vascos que se fueron de su tierra (a los que ahora el PP quiere devolver el derecho de voto en Euskadi para frenar el avance del nacionalismo), el profesor les tendrá que decir: "niños, según la doctrina Wert, ese es un tema polémico, no preguntéis eso". Cuando escuchen los silbidos y abucheos proferidos por hinchas de equipos de fútbol catalanes o vascos al sonar el Himno Español o al hacer su presencia el Príncipe en la final de la Copa del Rey (como ocurrió ayer), quedarán desconcertados: pero hay que evitar hablarles del origen de esos comportamientos, porque hay que evitar contrariar a los nacionalistas. Cuando pregunten que porqué los parlamentarios del Bloque Nacionalista Gallego se van, enfadados, de sus escaños simplemente porque alguien empieza a hablar desde el estrado en español, nadie le dará una explicación sensata, porque la estrategia de los nacionalistas (y el PP les sigue el juego) es negar la existencia del conflicto lingüístico, conflicto que es parte importante del problema nacionalista. Y cuando algunos alumnos pregunten que porqué alumnos y profesores les miran y les tratan mal y les consideran traidores a su tierra (entendiendo por tierra a la Comunidad o Nacionalidad en la que viven), por hablar en español o por llevar una mochila o una camiseta con la bandera española, desde el Ministerio sólo podrán decir que han retirado los contenidos educativos sobre el nacionalismo para no herir los sentimientos de los nacionalistas.
Y resulta razonable que nos planteemos lo siguiente: si los maltratadores, o los neonazis, o los pirómanos, o los defraudadores, o los terroristas piden que no se hable de ellos en EpC para no herirles, ¿aplicará el mismo criterio el Ministerio y omitirá tocar esos temas polémicos que alteran la sensibilidad de esos colectivos...?
La escuela está para educar. E impidiendo todo dogmatismo y adoctrinamiento en las aulas (especialmente el religioso, pero también el nacionalista y el político-partidista), se debe inculcar a todos los alumnos el respeto por todos y la igualdad ante la ley, el reconocimiento de la diversidad, y lo inaceptable que es la discriminación por razón de procedencia, raza, condición social, sexualidad, lengua, nacionalidad, religión, etc., aprovechando además para fomentar valores como la rectitud, la laboriosidad, el autocontrol, la tolerancia, el altruismo, la constancia, el esfuerzo... Para todo eso conviene muy mucho tener una buena asignatura de Educación para la Ciudadanía.
Me atrevo a calificar la mencionada decisión del PP, cediendo a las pretensiones de los nacionalistas, de bajada de pantalones. Rajoy y sus muchachos de Educación han aplicado la política del avestruz: cuando hay un problema, lo mejor es enterrar la cabeza, no hablar del asunto, evitar polémicas y controversias... ¿a alguien le parece buena pedagogía?
Fuente: Nacionalismo. |
A mi me parece muy mala pedagogía y me da mucha vergüenza (ajena). Es lamentable que la permanente presión del nacionalismo más excluyente (ínfimo en representación de ciudadanos) lleve tantos años oprimiendo a una inmensa mayoría que se encuentra en esta situación por su desacertada elección de representantes políticos.
ResponderEliminarEn una sociedad tan extraña como la nuestra no es raro que la educación sea un motivo permanente de conflicto (fue una de los momentos más difíciles a la hora de redactar la constitución), porque ninguno de los grandes partidos cree en ella como herramienta de pedagogía y desarrollo personal sino como arma de adocenamiento de la masa. En caso contrario no se explicaría semejante falta de respeto.
Tienes mucha razón. Alguien dijo que los ejércitos tienen soldados y los nacionalistas profesores.
EliminarEn Galicia por ejemplo es muy significativo que en la enseñanza el sindicato mayotitario sea la CIGa, de ideología nacionalista independentista y monolingüe: los nacionalistas que "aman" a su tierra y que aspiran a verla libre del poder invasor o colonizador español, se dedican con todas sus fuerzas a la política, a la enseñanza o al periodismo.