viernes, 14 de diciembre de 2012

Chiringuito Galicia Calidade: el caso del Gerente que quiso ser peón.

La Sociedad Galicia Calidade es un claro ejemplo de pequeño chiringuito. Dependiente de la Consellería de Economía e Industria de la Xunta, mantiene desde hace años presupuestos anuales de más de un millón de euros (quizá más). ¿Para qué? Para dar su sello e imagen a 270 productos y a 46 empresas que cumplan ciertos requisitos, con el teórico fin de fomentar su promoción e internacionalización.
Suelo ir a comprar las tartas de cumpleaños a una pastelería que hay en Salvaterra, a la que califico de excelente tanto por la calidad de sus productos como por la amabilidad en el trato. Llevan 30 años sirviendo a Hoteles, Balnearios, Restaurantes… y al público en general, siempre con éxito. Me contaron que una vez  recibieron la visita de los técnicos de Galicia Calidade. La conversación fue más o menos así:
-¿Tiene sus documentos y su cartera de servicios en gallego?
- Pues no, pero nadie lo echa en falta.
- Mal empezamos: ¿tiene rampa para que accedan clientes en silla de ruedas?
- Pues tampoco, pero les ayudamos a subir los 4 escalones.
- Lo siento, no podemos seguir: ustedes no encajan en Galicia Calidade.
Fin de la tentativa. (No me parece razonable pensar que poniendo "parabens" en las tartas en vez de "felicicades", y haciendo una rampa para discapacitados, se acredite la “calidade” de esa pastelería o mejore su internacionalización: por cierto, muchos portugueses cruzan a comprar allí).
Galicia Calidade es un ente opaco, cerrado a la observación pública (a pesar de nutrirse con fondos públicos), donde los amiguetes allí empleados se reparten la tarta. El Consello de Contas criticó a todos los chiringuitos y en concreto a Galicia Calidade porque el 49,2% de sus gastos los hacía de forma irregular, por contratación directa, en vez de realizando un concurso. El gerente de ese chiringuito, colocado ahí tras la victoria del PP del 2009, cobra por ese "trabajo" cerca de 50.000 euros al año. (Hace unos días su sueldo oficial hecho público -complementos aparte- era de 49.128 € pero ahora lo han modificado a 47.592 €/año) (es curioso lo que la Xunta entiende por transparencia, aunque en este caso hacen pública una desaparición de 1.500 € sin dar ninguna explicación).
La persona en cuestión se llama Carlos Vila, y es hijo de Isaac Vila (senador del PP, alcalde de Xinzo de Limia, exvicepresidente de la Diputación). Como buen hijo de su padre (que además de político es empresario), Carlos Vila también dirige varias empresas (21) radicadas en Ourense, del sector de los cereales y fertilizantes.
Recientemente se ha sabido que Carlos Vila se presentó a 6 oposiciones en la Diputación de Ourense. Es muy libre de hacerlo si pretende conseguir una plaza de funcionario. Pero lo curioso del caso es que el gerente de Galicia Calidade optaba a puestos de trabajo de baja cualificación: desde mecánico, peón y operario sin cualificar, hasta maestro de percusión. ¿Cómo se puede explica eso? Cuando se supo la noticia y saltó el escándalo, Carlos Vila afirmó que se había presentado a esas oposiciones en plan de coña. PSdG y BNG pidieron su dimisión como gerente de Galicia Calidade, pero al final Carlos Vila renunció a las oposiciones, pidió disculpas y consiguió que se echara tierra sobre el asunto (la prensa no comentó nada más).
Pero la explicación más plausible que se ha hecho de este asunto es que Carlos Vila esperaba que nadie se enterara, y una vez conseguido un puesto de funcionario (en unas oposiciones teóricamente "chupadas" para un abogado), en 4 años y a través de las promociones internas podría pasar de ser peón a ser funcionario de primer nivel (Director Xeral), sin que nadie le pudiera decir que había entrado ilegalmente (porque "entrar por la puerta de atrás", como él parece que pretendía hacer, se considera legal).
Es interesante saber que meses antes de apuntarse a esas oposiciones Carlos Vila había optado a unas plazas de funcionario de rango superior: pero las 3 plazas disponibles se las adjudicaron al final a opositores "con más recomendaciones": la diputada del PP Ana Belén Vázquez, una hija del alcalde de Celanova, y el hijo del presidente de la Cámara de Comercio, Ovidio Fernández Ojea (Leer Noticia donde se cita). La imparcialidad de las oposiciones es difícil, pero en la corrupta Diputación de Ourense, copada por caciques que reparten billetes de 50 euros a los asistentes a los mitines (ver), es imposible.
PD: Si esa promoción interna dentro del funcionariado es posible (que según me dicen lo es), habría que cambiar las leyes. Pero no parece que a los políticos instalados en el poder, los que legislan, que velan por sus amigos y por sus familiares (por ejemplo manteniendo chiringuitos como Galicia Calidade) les interese corregir todos esos abusos legales. Aunque cada vez, a medida que los vamos conociendo, nos resulten más inmorales e indignantes.

Si te ha interesado y tienes tiempo, puedes leer la entrada anterior, sobre los chiringuitos gallegos en general, y las falsas promesas de Feijóo de racionalizarlos.

1 comentario:

  1. "El gerente de ese chiringuito, colocado ahí tras la victoria del PP del 2009..."
    á que contribuíron os líderes e os votantes de UPyD
    por non teren apoiado a continuidade do bipartito...

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