martes, 7 de enero de 2014

2013: el año de mi gran decepción en UPyD.


     Cuando en 2009 me afilié al partido de Rosa Díez mi vida cambió. Al presentarme como candidato de UPyD a la Alcaldía de Vigo hice público un escrito en el que explicaba por qué pasaba a adoptar una actitud activa respecto a la política. Partía en mis argumentaciones de los problemas y sufrimientos que nos estaban ocasionando (a mi y a la gran mayoría de los españoles) los políticos españoles, egoístas, incompetentes y corruptos. Y citaba a Aristóteles, quien defiende que para que una sociedad funcione bien y permita a sus ciudadanos ser felices debe estar dirigida por personas con virtudes (con la virtud de la política, según él). También compartía la crítica del Filósofo a los que se encierran en su mundo y no hacen nada para contribuir al buen gobierno de la “polis”, de la sociedad en la que viven. Tenía muy claro que no bastaba con la indignación que tantos empezábamos a manifestar por entonces, y que eran imprescindibles nuevos partidos políticos (o partidos políticos renovados) para conseguir echar a los políticos corruptos y poner en su sitio a otros que lo hicieran bien. Por eso me había afiliado a UPyD: porque compartía las ideas de su Manifiesto y me había contagiado de su afán de regenerar la democracia. Y pensaba entonces que las personas que dirigían UPyD tenían un elevado nivel de honradez y de altruismo. Reconocía en aquel escrito que sabía que el nuevo camino que afrontaba no iba a ser fácil, y confesaba que me daba un poco de miedo entrar en el mundo de la política, que estaba tan desprestigiado. Y añadía: “Pero me considero capaz de mantenerme íntegro. Si algún día no puedo seguir en política sin traicionar mis principios éticos, me iré: lo juro, lo prometo, y lo afirmo solemnemente.”
     No sospechaba yo que el enemigo más letal no iba a estar fuera, sino dentro: que los propios dirigentes de UPyD iban a traicionar los principios de la democracia interna, controlando el partido de manera despótica y dictatorial; a exigir sumisión a cambio de promoción; a incumplir los propios Estatutos y reglamentos de UPyD violando los derechos de los afiliados; a encubrir la corrupción, las cacicadas y fraudes de directivos del partido; a tomar decisiones encaminadas a favorecer sus intereses o los de sus amigos; a impedir, censurar y sancionar injustamente la discrepancia o la crítica interna; a callarse cobardemente sin responder a las preguntas y denuncias de tantos afiliados; y a faltar a la verdad.
     Algunas voces ya denunciaban todos esos problemas internos en UPyD. Una muy significativa era la de Mikel Buesa, cofundador y número dos en la lista de UPyD en Madrid en 2008. Pero al principio no quise aceptar que todo lo que decían tantos ex-afiliados fuera verdad, y consideraba todas esas declaraciones ruines calumnias y ataques interesados contra UPyD. Cuando comprobé personalmente que se estaban dando esas irregularidades, pasé del inicial asombro a denunciarlo ante los órganos de control interno de UPyD. Pensé: “Rosa Díez no debe saber que está pasando todo ésto dentro del partido, porque no lo consentiría”. Ahora sé que eso mismo lo habían pensado también miles de afiliados de UPyD (actualmente exafiliados), que acabaron convencidos como yo de que la líder del partido lo sabía todo y no hacía nada por arreglarlo. Mis críticas a miembros de la cúpula de UPyD no fueron solucionados dentro del partido y trascendieron, y (como he contado en mi Blog) hace unos meses he sido expedientado por el Consejo de Dirección; pero no puedo confiar en que ese grupo cerrado de amigos de Rosa Díez haga justicia, ya que ni siquiera responde a mis denuncias ni a mis recursos, como le obligan los Estatutos, y además ya me destituyeron y me sancionaron de manera fraudulenta, vengativa y despectiva. Ahora tengo muy claro que los llamados órganos de control de UPyD no sirven para nada ni hacen nada ante las irregularidades que cometen los directivos de UPyD, sus amigos y protegidos.
     En sus seis años de vida UPyD ha atraído (con sus cantos de sirena, podría decir ahora) a muchos ciudadanos, muy válidos la mayoría de ellos, que nunca habían estado en política: que nos ilusionamos y nos “enganchamos” al conocer los primeros pasos de ese partido. Iba a ser algo nuevo y diferente, limpio y ético. Ahora que he comprobado que hay mucho de fraude en UPyD, la decepción ha sido profunda.
     Para mí ha sido una experiencia enriquecedora trabajar estos años en UPyD, codo con codo, con tantos afiliados y simpatizantes, sobre todo de Vigo. He conocido en UPyD a muchas personas excelentes: ciudadanos nobles, valientes y responsables, que también confían en las ideas de UPyD y quieren mejorar con ellas la sociedad en la que vivimos. Espero que los lazos de amistad que han surgido estos años no se rompan por causa de nuestras visiones diferentes: porque ellos siguen creyendo en la bondad de los dirigentes del partido, pero yo ya no. Pero sigo compartiendo los principios y los programas de UPyD, y personalmente le considero el mejor partido (ahora el menos malo) de cuantos tienen representación en el parlamento español.
     Espero que mis compañeros de UPyD puedan entender algún día las razones que tengo para denunciar la corrupción interna de UPyD y la forma en que lo hago. Todos debemos luchar como podamos contra cualquier tipo de corrupción; y si UPyD deja crecer los graves problemas que tiene en su seno (aunque sus dirigentes se empeñen en ocultarlos y en negarlos, engañando a los ciudadanos sobre lo que de verdad es UPyD) no podrá ser un instrumento válido para regenerar la democracia, y acabará siendo más de lo mismo. Por eso considero que a UPyD le vienen mejor las críticas que los aplausos (que sin duda los merece). Si ahora me fuera de UPyD y me callara estaría traicionando mis principios éticos, siendo cómplice de un fraude, y encubriendo las mentiras y las injusticias cometidas por políticos que se quieren aprovechar de nuestra necesidad de votar y de participar en política. Sólo si me echan o si encuentro una alternativa política mejor dejaré de hacer lo que estoy haciendo desde dentro de UPyD. Aunque no consiga “curar” a UPyD (ojalá pudiera) al menos estoy tratando de frenar su deterioro, de mejorar su salud y su calidad como partido político: también el médico hace daño algunas veces al extirpar la enfermedad; y debe hacerlo si es necesario.
    Pedro Larrauri. Ex coordinador de UPyD en Vigo.

PD: Video (en inglés): Is there hope for politics?


5 comentarios:

  1. Señor Larrauri, ¿por qué piensa que esto que hace sirve para algo? ¿No parece más bien que nadie le hace caso? ¿Cree que hay alguien en UPyD preocupado por sus blog o por lo que pasa? ¿Lo hace solo por acallar su conciencia o busca algún resultado práctico? ¿No es evidente que no conseguirá nada así? Me asombra su tesón, no lo digo malintencionadamente, pero es tan evidente que es inútil que no entiendo que siga con ello. Sigo su blog desde hace tiempo y me da pena que se empeñe usted en perder el tiempo con UPyD. Otros desengañados siguen con su vida anónima o se han pasado a otros partidos, mayormente a Ciudadanos. Hable con ellos, comprenderán su situación y podrán colaborar juntos en un nuevo proyecto. Sea como sea, le deseo que supere su decepción y que 2014 sea un año mejor para todos.

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    1. Gracias por tu aportación, Anónimo. Más vale encender una cerilla que maldecir la oscuridad. Más vale enfrentarse contra el mal que salir huyendo de él, sobre todo cuando es un mal que puede hacer daño a muchas otras personas.
      Este blog ha superado ayer las 100.000 visitas, y cinco artículos en los que plasmo la realidad de UPyD publicados desde el pasado septiembre han superado las mil visitas cada uno. Estoy contribuyendo por tanto a que se conozca la verdad sobre UPyD: si eso a ti te parece mal demuestras que eres, perdona que te diga, encubridor de la mentira y un poco sectario: y se puede decir que yo también lo he sido, cuando mantenía mis críticas dentro del ámbito de UPyD, con el resultado que bien conoces. Creo que todos los que se han ido de UPyD sin denunciar las cosas que han experimentado contrarias a la realidad virtual que UPyd presenta a los ciudadanos no han hecho lo correcto. Y para terminar, cada uno dedica sus esfuerzos a lo que considera mejor. Como decía mi abuela: cada loco con su tema. Los mismos buenos deseos para 2014 y para siempre.

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    2. Le pido disculpas si no supe explicarme. No me parece mal lo que hace, no pretendía decir eso. Solo siento que todo su trabajo sea en vano y no sirva para nada. Estoy seguro de que lo está pasando usted mal y es una pena que esto quede sin fruto. Como escribí, no es un comentario malintencionado, sino tratando de animarle a que emprenda un nuevo camino y siga contribuyendo a la regeneración de la democracia gallega y española.
      Gracias por sus buenos deseos.

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  2. Pedro, cuando leí tu artículo, pensé en comentar tu testimonio relatando la historia de cómo, desde el primer momento, los dirigentes de UPyD han incumplido sistemáticamente sus propios estatutos y reglamentos.

    Ese relato queda pendiente para mejor ocasión, pero ahora me parece oportuno poner en relación tu testimonio con la cuestión que nos plantea en la Voz de Galicia de hoy Roberto L. Blanco Valdés (buen amigo de UPyD desde su inicio)

    “¿Cómo hemos de actuar para que las cosas mejoren cuando creemos que van mal? ¿Cerrando filas corporativamente sin decir una palabra? ¿Confiando ciegamente en los que mandan, bajo el supuesto de que nunca se equivocan? ¿Dando por bueno todo lo que viene de arriba y por malo lo que llega desde abajo? ¿Quiénes, en fin, contribuyen al deterioro de las instituciones: los que intentan mejorarlas, criticando sus defectos, o los que defienden sus defectos y desautorizan, como desleales, a quienes los critican? Invito a los lectores a que sean ellos los que den respuesta a estas preguntas.”

    http://m.lavoz.es/noticia/opinion/2014/01/12/examenes-enero-lealtad-institucional/0003_201401G12P18993.htm

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  3. La mayoría de los votantes de todos los partidos piensa lo mismo que UPYD en las materias estrella de los magentas. La única diferencia entre UPYD y los demás Partidos es que no está afectado por lo que propone. Cuando lo esté, será otro más. Pero sí, estoy de acuerdo en que en esa fase de virginidad se pueden conseguir algunos logros importantes. Pero, insisto, no es porque sean ni distintos, ni mejores, sino porque ahora y de momento están menos condicionados.

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