sábado, 20 de junio de 2015

Los jueces son la esperanza. Un encuentro con el Juez Decano de Vigo, Germán Serrano. Y ¿cómo conseguir que no mamen más los que más lloran (cuando lloran sólo para conseguir injustos beneficios)?

   Ayer participé en una interesante Jornada sobre Dolor y patologías del aparato locomotor (Ver), organizada por Vithas Hospital Fátima, y celebrada en la sede del Colegio Médico en Vigo. Fueron 14 presentaciones científicas de traumatólogos, anestesistas, radiólogos, rehabilitadores... y hasta de un ingeniero experto en biomecánica.
   Como colofón, a las siete de la tarde, asistimos a una interesante mesa redonda con cinco expertos (un Psiquiatra, un Abogado, un Juez, una Forense y un Médico Perito) que trataron sobre diversos aspectos jurídicos relacionados con el dolor. Uno de los miembros de la mesa era el Juez Decano de Vigo, Germán Serrano.
   Aunque estaba con una de mis puñeteras jaquecas (y no había podido ni comer), cuando se abrió el debate tuve la oportunidad de hacer unos comentarios manifestando mis ideas y opiniones.
   Afirmé que, efectivamente, jueces y forenses pueden ser considerados imparciales, porque se supone que no buscan el beneficio propio sino la justicia (entendida como dar a cada uno lo que según las leyes y la justicia pura se merece o le corresponde) y el bien común. Aunque en cuanto que tienen los mismos fines que la Administración (el bien común), se puede decir que están de parte de Ella en los pleitos que afectan a la Administración. Eso podría explicar que estos últimos años se han reducido las sentencias que conceden incapacidades: hoy en día un enfermo con una patología concreta tiene mucho más difícil ser declarado incapacitado laboral que el mismo enfermo con la misma patología hace 20 años. Añadí que los jueces tenían el eximente de que, ahora, con la crisis, los medios materiales del Estado para hacer frente a esas contingencias, a esas pensiones por incapacidad, eran menores, y que los Jueces tenían que velar por el patrimonio común con prudencia... por lo que eran mucho más estrictos a la hora de dictar sentencias a favor del paciente y en contra de la Administración.
   La respuesta del Juez Decano fue rechazar que los Jueces sean partidistas o que defiendan a la Administración, afirmando que además son la única esperanza para los ciudadanos para hacer valer sus derechos en sus conflictos con el poder del Estado.
   Me gustó ese enfoque, y aunque pienso que él se refería más a los contenciosos administrativos contra las diversas administraciones y órganos de gobierno del Estado, yo pensaba en la corrupción de los políticos. Y me encantó ser consciente de que un Juez de alto nivel y prestigio, a la vez que cercano a Vigo, tenía tan clara la división de poderes, fundamento del estado de derecho y de la protección del individuo frente a los posibles abusos del Estado.
   Se trataron otros temas, como la imposibilidad de valorar objetivamente el dolor (al igual que la depresión, el cansancio, la indignación...), e hice la propuesta de que ya que era inmensurable (como bien había dicho el Magistrado) no debería valorarse ni indemnizarse. Está claro que la experiencia mayor o menor de cada Juez (al igual que la de cada Médico) le puede hacer aproximarse más o menos a una sentencia justa (o a un diagnóstico correcto). Pero también le recordé al Juez el peligro que tienen (ellos, los profanos en medicina) de creerse a pies juntillas informes de pruebas o de especialistas que pueden enmascarar una mentira o algo subjetivo con apariencia de verdad y de objetividad. La peor mentira es la que viene disfrazada con apariencia de verdad. Y hablamos sobre los "puntos gatillo" en una enfermedad de moda y muy problemática, la fibromialgia: cualquier persona puede simularlos, refiriendo dolor al ser tocado en cualquier sitio de su piel: y algunos Médicos (sobre todo Reumatólogos) lo expresan en sus informes como si el resultado de la exploración de esos "tigger points" fuera un valor analítico objetivo, indiscutible y reproductible, cuando no es nada de eso. También le discutí el valor probatorio y objetivo de las electromiografías y de otras pruebas diagnósticas.
   Por último expuse mi visión de lo perjudicial que puede ser para la justicia (y hasta para el bien común) que algunos abogados que defienden a pacientes cobren un porcentaje o cuantías proporcionales a la indemnización conseguida. El abogado presente en la sala reconoció de alguna manera que manejaba a los pacientes (por ejemplo diciéndoles que no fueran al juicio si tenían buena cara y apariencia saludable, pues eso podría influir negativamente en la decisión del Juez de concederle indemnización), y defendió el derecho de todo ciudadano a ser defendido por un abogado con todas las armas legales disponibles.
   ¿Alguien piensa que un Juez sería siempre justo si cobrara un porcentaje según las cuantías que designa en las sentencias? No. Igual que los policías que cobran incentivos por poner multas no lo son. ¿No podría consignarse una minuta fija a los abogados en esos casos? Mientras no sea así, me temo que tendremos que seguir poniendo a esos abogados (que pueden arengar a sus defendidos a que exageren sus síntomas) en entredicho.
   La corrupción en España no está sólo en los políticos: impregna todos los estamentos de nuestra sociedad, y donde hay dinero de por medio mucho más. Las injusticias se cometen día a día, algunas de ellas firmadas por los Jueces: a quien llora mucho y da más pena (o tiene "contactos") se le indemniza más; al enfermo que monta follón se le adelanta en la lista de espera; al trabajador que no quiere trabajar se le da la baja con absoluta facilidad, el pobre que pide enseñando sus minusvalías recibe más limosnas (aunque esté cobrando una buena pensión y haya muchos más pobres más necesitados que él)... Por supuesto que son generalizaciones y hay excepciones: pero hay muchos datos y experiencias que avalan esas afirmaciones.
   El dicho "El que no llora no mama" es una triste realidad. Pero una madre debe dar leche a todos sus hijos, sin beneficiar a los más quejosos que simplemente se quejan para obtener beneficio. A nivel social ese vicio está integrado en nuestra vida, y parece que lo hemos asumido todos los españoles como inevitable... Tendríamos que ser capaces de arreglar ese problema. Siguen pagando justos por pecadores. Una sociedad moderna y justa no puede ser un País de Jauja donde los pícaros hacen su agosto.
   Agradecí al Juez Decano de Vigo su trabajo, y el de todos los jueces. Le saludé personalmente a la salida del acto: fue un grato encuentro el de ayer. La Justicia es ahora más fundamental que nunca. Es "la pata de la mesa" que más puede hacer para salvar a nuestra sociedad de la ruina: de los abusos de los políticos, y de todos los que abusan.
Ayer, durante la mesa redonda. En el centro, el Juez Decano de Vigo.

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