viernes, 3 de agosto de 2012

Aborto y Ley de Plazos (resumido).

(Nota: esta es la versión extractada del artículo anterior, para facilitar la lectura de las ideas principales: Pincha aquí para acceder al artículo completo sobre el aborto).

Nadie tiene la verdad absoluta en esta materia (ni en casi ninguna), donde además la postura de cada persona puede cambiar, como cambió la mía, que colaboré activamente en movimientos pro-vida (pensando que los abortistas eran unos asesinos). Si un buen día alguna de mis dos hijas me dice que está embarazada y que no quiere tener el hijo, es muy posible que intente hacerle pensar en los aspectos positivos que puede suponer llevar a término su embarazo. Pero lo que es seguro es que al final respetaré su decisión. Y que quiero tener una Ley que permita abortar con seguridad. No quiero que mis hijas vayan a abortar clandestinamente o en condiciones sanitarias deplorables. Y lo que quiero para mis hijas lo quiero para todas las mujeres de España.

Me gustaría que no se realizara ningún aborto, salvo en casos de embarazo por violación. Para conseguir mi deseo basta con algo que podría ser muy simple: que no se quedara embarazada ninguna mujer que no quisiera tener el hijo. Toda mujer embarazada puede decirse que ha llegado a ese estado (nunca mejor dicho) de manera voluntaria. Debe mejorarse mucho la calidad de la información que se les da a los jóvenes españoles, ya desde la prepubertad, sobre sexualidad, sobre los métodos anticonceptivos y sobre seguridad en el sexo.

¿Tiene derecho una mujer a abortar, sin ninguna restricción? ¿Tiene por el contrario obligación de no abortar, de terminar lo que empezó, y de hacerse cargo del niño o al menos entregarlo para adopción? Estoy a favor de fomentar esas adopciones. Un aborto no deja de ser una intervención quirúrgica, que precisa anestesia y que no está exenta de riesgo y de complicaciones (incluso mortales). Yo no soy jurista ni abogado, y aunque hay distintas opiniones pienso que de entrada las mujeres no tienen derecho al aborto: tienen derecho a la salud, y a la asistencia sanitaria que establezcan los gobernantes. Si establecen que se puede abortar en determinadas condiciones, plazos o supuestos, entonces las personas (las mujeres en este caso) tienen ese derecho, cumpliendo lo establecido por la ley.

Hay en este tema un conflicto de intereses entre los derechos de la mujer que está embarazada y los derechos de su hijo no nacido, del llamado por los juristas “nasciturus” (que para los médicos es el embrión, al que empezamos a llamar feto a partir de los 2 meses de embarazo). Nuestra Constitución proclama un sistema de valores y derechos, y corresponde a los expertos (sobre todo a los miembros del Tribunal Constitucional) establecer si la libertad de la madre para decidir interrumpir su propia maternidad puede prevalecer sobre el derecho del nasciturus a seguir vivo, y en qué casos y circunstancias se puede abortar. De momento en España llevamos desde 1985 con legislaciones que permiten el aborto (por tanto no debe ser muy inconstitucional), y para muchos somos el País de Europa donde es más fácil su práctica (incluso durante los 8 años de gobierno del PP con Aznar, durante los que se realizaron más de medio millón de abortos).

Desde el punto de vista biológico no hay ninguna duda de que la vida comienza en el momento de la fecundación, pocas horas tras la realización del acto sexual; y de que el nuevo ser concebido es un ser humano, distinto de la madre que lo alberga en su útero. Pero para mi una idea que aporta bastante luz al problema del aborto es la realidad de que la vida del embrión o feto es totalmente dependiente de la alimentación placentaria intra-útero, y de la vida de su madre, hasta que el feto alcanza un cierto grado de crecimiento y madurez. No hay una fecha fija establecida, pero cada semana que pasa de embarazo aumentan las probabilidades de poder sobrevivir a la madre; se puede decir que a partir de los 6 ó 7 meses, cuando el feto supera el kilo de peso, con los avances médicos disponibles, lo más probable es que el hijo sobreviva fuera del útero y se desarrolle bien.

Los que están en contra del aborto tendrán que aceptar esa realidad: que hasta llegar al tercer trimestre del embarazo (o poco antes) no podemos considerar al feto un ser humano con una vida independiente de la de la madre. Si una mujer embarazada pidiera abortar en el primer periodo del embarazo y no se lo permitieran, podría decidir suicidarse o dejar de comer hasta que el feto muriera, o fumar y beber alcohol interfiriendo con el embarazo y ocasionando un aborto espontáneo. Por eso mi idea, basada en ese hecho biológico, es que si la embarazada quiere interrumpir su embarazo durante ese periodo inicial de 5 meses puede hacerlo libremente, y tiene tiempo suficiente para decidirlo. A partir de ese momento, cuando el feto es viable (y no a partir del parto, como actualmente está legislado) cualquier acto que ocasionara daños a un niño dentro del útero debería considerarse un delito de malos tratos.

Por ello, basándome en el momento en que el feto podría vivir independiente del cuerpo de la madre, defiendo una Ley de Plazos, que permita el aborto hasta la semana 22 (unos 5 meses de embarazo), como las que actualmente están vigentes en la mayoría de los países europeos, aunque el número de semanas varía en cada uno: en Holanda 24, en Suecia 22, en Alemania y Francia 14... (más info). 

Los grupos pro-vida tienen un gran campo de actuación: exigir la legalidad (incluidos los 3 días de reflexión que marca la ley, y que no se suelen cumplir), hacer campañas de información, ofrecer alternativas, crear redes de apoyo a la maternidad... Pero cuando una mujer decida abortar, libremente y según la ley, aunque les cause dolor, deben respetarlo. Si una madre o los que defendemos el aborto legal pensáramos que al abortar asesinamos a un niño, cometemos un gran pecado, ofendemos a Dios y vamos contra su voluntad, les aseguro que no haríamos nunca un aborto: pero aunque algunos no lo entiendan, estamos convencidos de que nada de eso es cierto. Los que defendemos la regulación legal del aborto no somos tan crueles, incívicos, egoístas o insensibles como algunos piensan, basados casi siempre en sus creencias religiosas.

Respecto al aborto de niños con enfermedades o malformaciones, mi opinión es que si se aprobara algún día una ley que permitiera la eutanasia activa (inyección letal) de determinados enfermos adultos o recién nacidos, en base a diagnósticos concretos, se tendrían que aplicar los mismos criterios para abortar a partir de la semana que marque el plazo legal (la semana 22 o la que los legisladores establezcan). Nadie se plantea matar a un recién nacido prematuro que nace con Síndrome de Down o con Espina Bífida, y lógicamente tampoco me parece aceptable permitir que se mate a un feto de 7 u 8 meses al hacer los mismos diagnósticos prenatales. Queda claro que hasta la semana 22 se podría hacer el aborto sin limitación, pero no por la malformación (aunque tampoco se le preguntará a la madre el motivo), sino porque el feto es inviable, está en un periodo de dependencia biológica absoluta que coloca el derecho de la madre a interrumpir su embarazo por encima del supuesto derecho del feto a llegar a tener reconocimiento jurídico y plenos derechos como persona.

Una mujer debe poder decidir libremente si sigue con su embarazo o si lo interrumpe dentro del plazo que establezca la ley en base a sus motivos íntimos (o en su caso, cumpliendo determinados supuestos). Pero para poder tomar esa decisión, abortar, debe ser libre y autónoma, esto es, con mayoría de edad legal. Considero necesario modificar la ley actual que permite abortar a las menores de edad sin conocimiento ni autorización de sus padres.

1 comentario:

  1. AVISO: los comentarios sobre el tema del Aborto hacerlos en el anterior Post, que es la versión completa. Gracias.

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