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El
juez de la Sala de lo Contencioso Administrativo de Lérida anuló una
multa impuesta por el Ayuntamiento de Barcelona porque estaba tramitada
exclusivamente en catalán. La sentencia no entraba a valorar si la
conductora de Lérida que había sido denunciada incurrió en delito al
estar efectivamente hablando por el móvil mientras conducía, o bien si
estaba usando el manos libres y se tocaba el pelo cuando le hicieron la
foto, como ella alegó en su defensa. Lo que llevó al juez a tomar esa
decisión fue el hecho de que la Administración había respondido
exclusivamente en catalán al recurso hecho en castellano, lo que según
el Tribunal convertía el procedimiento en "disconforme a derecho",
especificando que "no se puede imponer la legalidad desde la
ilegalidad".
La
sentencia fue dictada el 30 de marzo, pero el Consistorio barcelonés la
rechazó y presentó una reclamación. Hace poco la sala leridana les ha
respondido ratificándose en su resolución, imponiendo además una multa
de 600 € al Ayuntamiento de la Ciudad Condal por haber actuado "con
temeridad" al recurrir pidiendo la nulidad de la sentencia (ver NOTICIA). El juez le
deja muy claro a esa Corporación que aunque piensen que pueden responder
en catalán a los ciudadanos que se dirijan a ellos en castellano, deben
hacerlo en castellano; y si no lo hacen así no están actuando conforme a
derecho.
Ninguna
ley obliga a ningún español a saber otro idioma distinto del español o
castellano, ni a tener sus relaciones con la Administración en un idioma
distinto al castellano cuando esa es la única lengua que el ciudadano
habla. Debería ser automático que cuando alguien
se dirige a cualquier entidad de la Administración Pública en
castellano, reciba la respuesta también en esa lengua, que es oficial en
todo el territorio y que además es el idioma común en el que podemos
entendernos todos los españoles, lo que nos facilita enormemente la vida
y la movilidad; o al menos deberían tener la obligación de preguntarle
al ciudadano si entiende y quiere ser respondido en la lengua autóctona
cooficial, sea catalán, gallego u otra.
Las
leyes, la jurisprudencia y los Tribunales Constitucional y Supremos (VER) han
dejado claro que la opción de elegir lengua oficial corresponde a los
ciudadanos, y que la Administración debe ser neutra en su relación con
los particulares, no pudiendo forzar a nadie a usar una lengua que no
conozca. Los que se empeñan en lo contrario, sobre todo algunos
políticos, están actuando con irresponsabilidad, ilegalidad y desprecio
hacia la mayoría de los españoles. Acabarán rectificando, por las buenas
o a base de multas. Y algún día en toda España se recuperará la
libertad y el respeto a la diversidad dentro de la legalidad
lingüística.
En
esta legislatura el PP ha ejercido una política lingüística acomplejada
cediendo al chantaje de los monolingüistas (ver), y Feijóo ha traicionado a sus votantes al no cumplir su palabra, sus promesas electorales de
libertad. Los socialistas pueden hacerlo todavía peor, pues por tener
el apoyo de los nacionalistas para gobernar son capaces de todo, de renunciar a cualquier principio. Por eso
y por otras muchas cosas, será muy bueno para Galicia que UPyD entre en
el Parlamento el 21-O y empiece a poner un poco de orden, defendiendo los derechos de los
ciudadanos, en este campo y en todos.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarHe suprimido el anterior comentario porque no tenía nada que ver con la entrada.
ResponderEliminarSe solicita un poco de rigor y esfuerzo intelectual, tampoco mucho. Gracias.