1) El nuevo gobierno catalán que salga del parlamento elegido el 21D tendrá muy claro que no podrá convocar referéndums ni incumplir leyes españolas ni resoluciones judiciales sin pagarlo muy caro. Y no se atreverán.
2) Los partidos llamados independentistas que han ganado el 21D tendrá que formar gobierno y gobernar: y tendrán que soportar las críticas y el desgaste causado por el empobrecimiento que ellos mismos han causado. Lo tienen bien merecido. Lo pagarán en las urnas cuando los catalanes vayan siendo más conscientes del la ruina que han causado con sus decisiones y con su antiespañolismo y antieuropeísmo.
3) Es evidente que hubiera supuesto un desgaste muy importante para Ciudadanos gobernar soportando el gran hándicap que supone el problema económico (huida de empresas, descenso del prestigio y de la actividad global en la Comunidad Catalana...) causado por los separatistas. El partido Ciudadanos ha recibido más del 25% de los votos y se consolida como la alternativa de gobierno en Cataluña, con muchas probabilidades de mejorar sus resultados en las próximas elecciones.
4) Los catalanes que se saben y se sienten españoles han perdido el miedo y la vergüenza tras el hito de la masiva manifestación del 8 de octubre y tras estas elecciones del 21 de diciembre. Saben que son al menos la mitad de los catalanes: tienen muy claro que son muchos y que pueden sumar apoyos, y que tienen a su lado a la gran mayoría de los demás españoles, y a todos los gobiernos extranjeros. Y por ello, a los nacionalistas cada vez les va a costar más seguir actuando con prepotencia y abuso, como hasta ahora. Estamos seguros de que los catalanes españoles van a plantar cara, cada vez con más energía, al adoctrinamiento en las escuelas, a la imposición del idioma catalán, a los despilfarros de millones por la causa independentista, a la manipulación y sectarismo de TV3 y de los medios controlados por los independentistas...
5) El independentismo se puede equiparar a una religión de fanáticos, a los que según parece ser pobres no les importa si consiguen dejar de ser españoles. No les importa la realidad, y no paran de mentir ni de manipular la verdad, pues para ellos el fin justifica los medios. Llevan 40 años controlando la educación y los medios de comunicación, subvencionando a emigrantes musulmanes para ganarlos para su causa, monopolizando la cultura y despreciando (cuando no insultando o golpeando) a cualquiera que no se someta a sus consignas... Por todo ello, los resultados del 21-D podían haber sido mucho más favorables para su causa, y no lo han sido. Se puede afirmar que los nacionalistas han tocado techo. Y que si futuros gobiernos de España, si otros partidos (no nos valen ni el PP ni el PSOE, culpables en gran medida del problema catalán) comienzan a trabajar en serio por arreglar el problema, eso sumado a los nuevos planteamientos de los españoles que se saben y se sienten catalanes, podemos pensar que lo más probable es que las cosas empiecen a mejorar.