La primera es El Oso Yogui. Estupenda para niños y mayores. Amistad, ecología, humor, aventura, lucha por los ideales, y aceptación de cada uno (también de uno mismo) como es, con defectos y peculiaridades. Os adelanto que el malo de la película es el Alcalde, un político sin escrúpulos que después de despilfarrar el dinero de todos los ciudadanos, se ve obligado a malvender propiedades públicas y pretende cortar los árboles del parque Jellystone para que su administración no vaya a la bancarrota. Creo que me recordó a alguien. Nuestro ínclito regidor debería dar orden de que se prohiba su proyección en Vigo, pues a quien la vea probablemente se le quiten las ganas de votarle (si es que las tenían).
Con mi amigos Yogui y Boo-Boo. La foto nos la hizo mi hija. |
Y la otra peli que os aconsejo: Nada que declarar. El último éxito del cine francés. Recrea los conflictos fronterizos, culturales y personales (impregnados de xenofobia) entre franceses y belgas, en la época en que desaperecieron las fronteras en Europa. A pesar de que no nos son muy conocidas las peculiaridades de ambos grupos sociales, la película se entiende muy bien, la risa está garantizada, triunfa el amor, y el mensaje de hermandad global y de superación de las fronteras es emocionante.
Espero que tengáis la oportunidad de verlas y que os gusten. Y que consigamos erradicar la corrupción de la política. Y que desaparezca también la xenofobia: la aversión o desprecio hacia los extranjeros.
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