Al entrar en la Iglesia del Monasterio de Montserrat el
visitante se encuentra con un monumento funerario (Ver enlace, y foto al lado) dedicado al noble aragonés
Juan de Ribagorza, llamado Juan de Aragón.
Algún nacionalista proindependentista (con la anuencia de las autoridades religiosas y políticas catalanas) ha querido (y lo está haciendo) aprovechar ese sepulcro situado en uno de los sitios más visitados de esa Comunidad para, falseando la verdad, hacer creer a la gente que hace cinco siglos Cataluña era una monarquía y contaba por tanto con una casa real.
Algún nacionalista proindependentista (con la anuencia de las autoridades religiosas y políticas catalanas) ha querido (y lo está haciendo) aprovechar ese sepulcro situado en uno de los sitios más visitados de esa Comunidad para, falseando la verdad, hacer creer a la gente que hace cinco siglos Cataluña era una monarquía y contaba por tanto con una casa real.
En la lápida colocada (supongo que hace pocos años) a la
derecha del monumento puede leerse: SEPULCRE DE JOAN D´ARAGO. PRICEP DE LA CASA
REIAL DE CATALUNYA, NEBOT DE FERRAN EL CATOLIC. COMTE DE RIBAGORÇA. PRIMER DUC
DE LUNA. SENYOR D´AMPOSTA. VIRREI DE CATALUNYA I DE NAPOLS. + EL 5 DE JULIOL DE
1528. Y a la izquierda puede leerse en Castellano: SEPULCRO DE DON JUAN DE
ARAGON. PRINCIPE DE LA CASA REAL DE CATALUÑA, SOBRINO DE FERNANDO EL CATOLICO.
CONDE DE RIBAGORZA. PRIMER DUQUE DE LUNA. SEÑOR DE AMPOSTA. VIRREY DE CATALUÑA
Y NAPOLES. + EL 5 DE JULIO DE 1528. (El subrayado es mío).
No en existía entonces (ni nunca existió) la casa real de
Cataluña, ni tampoco la llamada casa real Catalano-Aragonesa: los Condados catalanes formaron parte del reino de los Francos (al
principio de hecho, y posteriormente de derecho, hasta 1258 con la firma del Tratado de Corbeil). En el siglo XII esos Condados Catalanes se habían unido e integrado en el Reino de Aragón.
Juan de Ribagorza o de Aragón había nacido en 1457 en Benabarre, capital de Ribagorza,
el territorio pirenaico aragonés más oriental; era hijo ilegítimo de Alonso de
Aragón y Escolar, quien a su vez había sido hijo bastardo del Rey Juan II de
Aragón, perteneciente a la castellana Casa Real de Trastámara. Es completamente falso
decir que Juan era príncipe de la casa real de Cataluña, como dice la lápida colocada en Montserrat.
El Rey Juan II de Aragón, padre de Fernando el Católico, ocupó gran
parte de la historia del siglo XV como Rey de Aragón, Navarra, Mallorca,
Valencia, Cerdeña y Sicilia. Estuvo casado dos veces y tuvo siete
hijos legítimos. Pero antes de casarse el rey Juan II había tenido un hijo
natural: Alonso (o Alfonso) de Aragón y Escobar, a quien nombró Conde de
Ribagorza. Alonso de Aragón y Escobar demostró gran valor y lealtad al Rey su padre Juan II, en las confrontaciones contra Castilla y en las guerras civiles
libradas en su reino, por lo que fue nombrado Maestre de la Orden de Calatrava y posteriormente “espada del Rey”; y por sus
triunfos militares sobre los rebeldes catalanes (que desde 1462 hasta el 72
intentaron desligarse del Rey de Aragón, no para independizarse sino para someterse a los reyes de Castilla,
Portugal o Francia) el Rey le nombró Barón de Arenoso y Duque de Villahermosa
(localidad situada en Castellón). Posteriormente Alonso de Aragón y Escobar, conde de Ribagorza, ayudó
a su hermanastro Fernando a consolidar la corona de Castilla sobre su esposa
Isabel, y fue el principal adalid en la reconquista de Burgos, derrotando a los
seguidores de Juana la Beltraneja y del Rey de Portugal. Por ser Maestre de
Calatrava no podía casarse, pero eso no le impidió tener un hijo, mientras
descansaba en sus posesiones de Ribagorza, entre batalla y batalla. Ese hijo, que nació en 1457, fue bautizado con el nombre de Juan, y es el propietario del sepulcro sobre el
que estamos disertando.
El abuelo de este Juan de Ribagorza era el Rey Juan II de Aragón; y aunque Juan de Ribagorza era doblemente bastardo (hijo ilegítimo de su hijo ilegítimo) el Rey de Aragón le reconoció como
nieto, y decidió que fuera educado en Zaragoza junto
a su propio hijo Fernando (el futuro Rey Católico). Con 14 años ya encontramos a Juan combatiendo junto a su padre Alonso en la guerra civil de Cataluña, defendiendo los
derechos del Rey de Aragón. Y con 22 años el Rey decidió que se casara con la
mujer más rica y culta de Aragón, María López de Gurrea, apodada “la rica
hembra”.
Don Juan, Segundo Conde de Ribagorza con ese nombre, se convirtió en el brazo derecho de su tío el rey Fernando el Católico, a quien ayudó tanto en asuntos militares como diplomáticos (Ver Ref, pág: 277-279) . Colaboró en la toma de Granada, y después fue nombrado lugarteniente o Virrey de Cataluña (de 1496 al 1506), donde fortificó la frontera francesa y mantuvo a raya a ciertos catalanes que se mostraban rebeldes contra la corona Aragonesa-castellana (que tras la boda de Fernando e Isabel, celebrada en 1469, ya se puede considerar la Monarquía Española y el germen de la España actual). En 1507 Fernando el Católico le eligió, como miembro de la familia real aragonesa que era y persona de confianza, para sustituir al Gran Capitán Fernando de Córdoba en Nápoles, por lo que Juan de Ribagorza o de Aragón se trasladó a Italia, donde gobernó como Virrey de Nápoles, dirigiendo la campaña militar contra la república de Venecia. A su regreso a la península Juan de Ribagorza fue nombrado Duque de Luna y nuevamente Virrey y lugarteniente general de Cataluña.
Debe aclararse que el título de Virrey se aplicaba a quien gobernaba un territorio en nombre y representación del rey, bien por ausencia del monarca o por encontrase ese territorio lejos de la corte o metrópoli, como Nápoles, los territorios españoles de América: Perú o Nueva España... El Rey de España era quien otorgaba y retiraba el título y cargo de Virrey, inicialmente denominado Lugarteniente General (Lloctinent en catalán).
Don Juan, Segundo Conde de Ribagorza con ese nombre, se convirtió en el brazo derecho de su tío el rey Fernando el Católico, a quien ayudó tanto en asuntos militares como diplomáticos (Ver Ref, pág: 277-279) . Colaboró en la toma de Granada, y después fue nombrado lugarteniente o Virrey de Cataluña (de 1496 al 1506), donde fortificó la frontera francesa y mantuvo a raya a ciertos catalanes que se mostraban rebeldes contra la corona Aragonesa-castellana (que tras la boda de Fernando e Isabel, celebrada en 1469, ya se puede considerar la Monarquía Española y el germen de la España actual). En 1507 Fernando el Católico le eligió, como miembro de la familia real aragonesa que era y persona de confianza, para sustituir al Gran Capitán Fernando de Córdoba en Nápoles, por lo que Juan de Ribagorza o de Aragón se trasladó a Italia, donde gobernó como Virrey de Nápoles, dirigiendo la campaña militar contra la república de Venecia. A su regreso a la península Juan de Ribagorza fue nombrado Duque de Luna y nuevamente Virrey y lugarteniente general de Cataluña.
Debe aclararse que el título de Virrey se aplicaba a quien gobernaba un territorio en nombre y representación del rey, bien por ausencia del monarca o por encontrase ese territorio lejos de la corte o metrópoli, como Nápoles, los territorios españoles de América: Perú o Nueva España... El Rey de España era quien otorgaba y retiraba el título y cargo de Virrey, inicialmente denominado Lugarteniente General (Lloctinent en catalán).
Cercano ya a los 60 años de edad, por motivos de salud, Juan de Ribagorza
se retiró a sus posesiones aragonesas. Algunos historiadores afirman que tuvo
estrecha relación con la familia de los Torquemada asentada en la cercana localidad
de Graus, y llegan a decir que Tomás de Torquemada, inquisidor de Castilla y de
Aragón, fue su secretario. En 1528 Juan de Ribagorza murió
en la aragonesa localidad de Monzón, y sus restos mortales fueron trasladados a
Montserrat, al mausoleo renacentista que él mismo había mandado construir y
trasladar desde Nápoles, con la estatua orante del caballero mirando hacia la
Virgen. Y allí pusieron tiempo después, pero mucho tiempo después, esa lápida que le declara falazmente "PRINCEP DE LA CASA REIAL DE CATALUNYA".
Pese a que Juan de Ribagorza fue un noble siempre fiel a la corona española (castellano aragonesa), que además de colaborar en la toma de Granada luchó contra los rebeldes catalanes, está siendo mitificado y utilizado por
los actuales nacionalistas independentistas catalanes en Montserrat, que están engañando a los visitantes
(aprovechándose de su ignorancia) al presentarle como miembro de una supuesta casa real catalana.
Los nacionalistas
tienen, en cierto sentido, una visión cerrada y egoísta: apelan a los sentimientos
tribales y quieren obtener ventajas y derechos de la historia; pero de una
historia que ellos han reinventado, plagada de mentiras.
No es normal que en España se permita que se mienta a los ciudadanos que visitan un monumento histórico, o que a los niños se les obligue a estudiar una historia nacionalista falsa y antiespañola. Eso es propio de las dictaduras, de los regímenes totalitarios. ¿No deberíamos tener una Ley de Memoria Histórica que impida y castigue esos abusos de los nacionalistas de cualquier inclinación? Porque eeste caso que acabo de relatar no es un caso aislado: en este Blog he denunciado lo que ocurre en Euskadi, en San Juan de Gaztelugatxe (ver), que tiene mucha similitud con lo que pasa en Montserrat: y el ámbito religioso cristiano en que se sitúan ambos fraudes históricos me trae a la cabeza la frase evangélica “la verdad os hará libres”. Y la mentira esclavos. E indignos.
PD. También en este Blog: Si todavía se habla el catalán es gracias a España. Tres momentos históricos en los que reyes españoles salvaron a Cataluña de caer bajo el poder de Francia. 1 de 3: El Tratado de Corbeil en 1258. VER.
No es normal que en España se permita que se mienta a los ciudadanos que visitan un monumento histórico, o que a los niños se les obligue a estudiar una historia nacionalista falsa y antiespañola. Eso es propio de las dictaduras, de los regímenes totalitarios. ¿No deberíamos tener una Ley de Memoria Histórica que impida y castigue esos abusos de los nacionalistas de cualquier inclinación? Porque eeste caso que acabo de relatar no es un caso aislado: en este Blog he denunciado lo que ocurre en Euskadi, en San Juan de Gaztelugatxe (ver), que tiene mucha similitud con lo que pasa en Montserrat: y el ámbito religioso cristiano en que se sitúan ambos fraudes históricos me trae a la cabeza la frase evangélica “la verdad os hará libres”. Y la mentira esclavos. E indignos.
El Condado de Ribagorza, el más oriental de los tres condados pirenaicos que dieron origen a Aragón (en azul claro), incluía territorios que hoy pertenecen a Catalunya. |
PD. También en este Blog: Si todavía se habla el catalán es gracias a España. Tres momentos históricos en los que reyes españoles salvaron a Cataluña de caer bajo el poder de Francia. 1 de 3: El Tratado de Corbeil en 1258. VER.
¿ESpaña nos Roba? No: ¡Cataluña nos roba!
ResponderEliminarLos pies de foto de este artículo lo dejan claro: un retablo románico medieval de Huesca está en ahora en Barcelona y parte del territorio de esa comarca que era aragonesa pertence ahora a cataluña.